11- Los opuestos no existen: vive y goza la vida en su integridad libre de opuestos y creencias.
La vida es la totalidad y no puede ser dividida. Constituye una locura de la mente intentar fraccionarla y romperla diciendo sí a algunos de sus componentes, ingredientes y manifestaciones –los que dan satisfacción a los deseos, propósitos y expectativas del ego- y rechazando otros –los que no le proporcionan tal satisfacción-. Cuando la mente trocea la vida y repudia partes de la misma, origina una ficción y provoca la desconfianza hacia la propia vida al creer ilusamente que hay cosas en ella malas, negativas, dañinas, perversas… Pero la vida es no-dos y merece que se confíe en ella en su integridad, completamente. Esta Confianza plena lleva de manera natural a la Aceptación. Y ésta, a su vez, diluye las quejas y las inquietudes que tanto sufrimiento te generan… Vive consciente de que los opuestos no existen. Los teóricos opuestos no son sino distintos aspectos de un mismo fenómeno, diferentes ritmos de una idéntica energía. Por ejemplo, inspirar y espirar no son opuestos, sino diferentes ritmos de igual fenómeno: la respiración. La respiración es el fenómeno, por ella se mueve una misma energía y esa energía se expresa con distintos ritmos: hacia dentro, inspiración; hacia fuera, expiración… Otro fenómeno: la temperatura. Se mueve en ella una energía: la energía cinética, asociada a la vibración y movimiento de las partículas. Y esta energía se plasma en diferentes ritmos: frío, cuando la energía cinética es menor; caliente, cuando es mayor… Inspiración y expiración o frío y calor no son opuestos, forman parte de la misma energía, de idéntico fenómeno. Así sucede con todo lo que la mente tilda de opuestos. Libre de estas falacias mentales, vive, goza y saborea la vida entera, sin caer en dualidades, sin elegir, sin juzgar, sin desear esto a aquello, sin ningún pensamiento a favor o en contra de algo, descartando cualquier opinión, parecer o criterio. Y libérate también de los sistemas de creencias: filosofías, religiones, credos, ideologías, «ismos», teorías, morales, éticas, principios, doctrinas, normas, dogmas, valores, ideales… Son «programas informáticos» que se han ido introduciendo en tu cabeza y provocan en ti acciones y reacciones automáticas y mecánicas que verdaderamente nada tienen que ver contigo ni con lo Real: todos son ajenos a ti, a lo que realmente eres, y a la vida, pues todos, sin excepción, son fruto de la dualidad -de la absurda pretensión de dividir lo que es radicalmente indivisible- y de las elucubraciones y divagaciones mentales que de ello derivan.
12- Ante cualquier experiencia, estate con ella y céntrate en cómo la vives.
Ante cualquier experiencia –placer, dolor, alegría, tristeza, compañía, soledad, entusiasmo, depresión, serenidad, ira, concordia, conflicto, salud, enfermedad…–, estate con ella y vívela plenamente sin dejarte enredar por el “color” –blanco o negro, positivo o negativo, bueno o malo, agradable o desagradable…- que la mente pretenda otorgarle. No desees ni persigas el placer, la alegría, la compañía, el entusiasmo, la serenidad, la concordia o la salud; y no te resistas (la resistencia es persistencia) ni luches contra el dolor, la tristeza, la soledad, la depresión, la ira, el conflicto o la enfermedad. Simplemente, confía y acepta la experiencia, sea la que sea, diciendo siempre sí a la vida en su totalidad e integridad. Y no pongas tu atención y consciencia en lo que pasa o deja de pasar, sino en cómo vives lo que pasa. De hecho, todo lo que acontece en tu vida y en la de los demás, en el mundo y en Cosmos, tiene un sentido profundo, un porqué y un para qué en clave consciencial y evolutiva. Pero la mente jamás lo podrá vislumbrar. Por tanto, no te dejes liar por sus diatribas, dualidades, pensamientos y emociones y céntrate en cómo vives el qué, sea lo que sea. De este modo, todas las experiencias se transforman en algo hondo y trascendente, muy distinto a lo que hasta ahora habías pensado y sentido acerca de ellas. Y se comprueba que la vida es el Milagro y que tú no eres lo que pensabas ser, sino esa misma vida, ese Milagro.
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Emilio Carrillo
Sin mente, sin lenguaje, sin tiempo http://www.sinmente.com/
EL CIELO EN LA TIERRA