La confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro y también de aumentar las defensas inmunológicas de nuestro cuerpo.
La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional.
El Dr. Puig médico cirujano nos comenta que lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando. Hay que entrenar nuestra mente. Una persona ilusionada, comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.
Sabemos que las experiencias estresantes pueden hacer que los síntomas de ansiedad y depresión sean más severos. El estrés es un peligro para el cerebro humano. Varios estudios han revelado que las hormonas que se descargan en nuestro organismo cuando estamos estresados, preocupados o nerviosos deterioran una región del cerebro relacionada con funciones cognitivas como la memoria y la orientación espacial.
Ahora podemos comprender porque cuando estamos estresados, nos sentimos inseguros, lo cual debilita también nuestro sistema inmunológico. En un sistema inmuno débil rápidamente se asienta un desequilibrio y el organismo es más propenso a contraer infecciones y otras enfermedades.
El estrés, ansiedad y depresión afectan nuestro cerebro y sistema inmunológico
La Psiconeuroinmunobiología es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mente y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional.
Tus pensamientos y palabras son una forma de energía vital que tienen la capacidad de interactuar con todo tu organismo y producir cambios físicos muy profundos.
Diversos estudios han demostrado que un minuto entreteniendo en un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El estrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y las hormonas.
Experimentos de laboratorio han demostrado la relación entre la segregación de hormonas de estrés (glucocorticoides) y la destrucción de neuronas en el hipocampo del cerebro. En un trabajo publicado en la revista Nature Neuroscience, la doctora Sonia Lupien y sus colegas de la Universidad de Mc Gill, en Canadá, han revelado cómo las personas que tienen altos niveles de cortisol, una de las hormonas que se descarga en situaciones de estrés y uno de los principales factores que influye en el desequilibrio de los neurotransmisores.
Estos cambios tienen la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo, afectando también nuestra capacidad intelectual porque además deja sin flujo sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.
El estrés y nuestros conflictos personales
Existe un gran interés en el ámbito académico y científico en descubrir otras causas y efectos de la depresión, ansiedad y otros trastornos psicológicos. Según la Organización Mundial de la Salud, son actualmente, los factores que más influyen en la aparición de enfermedades crónicas en el mundo. Por ello, a través de un nuevo estudio un grupo de investigadores decidieron averiguar si el estrés provocado por los conflictos personales y los deportes competitivos podrían desencadenar la liberación de moléculas conocidas como citoquinas, que se han relacionado con la inflamación.
Los participantes del estudio llevaron registros diarios sobre sus actividades durante ocho días, enfocándose en sus relaciones con los demás y en si eran positivas o negativas. Los participantes también se hicieron pruebas de estrés en el laboratorio.
Los investigadores hallaron que los niveles de citoquinas aumentaban tras interacciones «negativas», por lo general discusiones. Pero jugar deportes no tuvo el mismo efecto, aunque es competitivo. Esto podría deberse a que «en realidad hablamos de partidos amistosos», apuntó Taylor. «No vimos a la USC jugando en la final de fútbol». Es posible que algunos tipos de competencias, como los juegos de póker, puedan provocar inflamación, apuntó.
¿Por qué importa si el estrés desencadena moléculas asociadas con la inflamación? «Si uno no está herido, no tienen a dónde ir, están en circulación», señaló Taylor. «No se dirigen al lugar de una herida ni participan en actividad contra una infección». La inflamación de bajo grado del organismo puede contribuir a la acumulación de placa que bloquea las arterias y también a otros trastornos relacionados con un sistema inmunitario fuera de control. Lo cual también afecta nuestra capacidad de percepción y nuestras emociones.
Qué podemos hacer para combatir el estrés, la ansiedad y depresión
Aunque muchos no lo crean, nuestro cuerpo tiene recursos propios y completamente naturales para combatir a estos enemigos.
Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y endorfinas, y a la vez puede mejorar y equilibrar la comunicación entre los dos hemisferios. Un excelente y completa guía la podemos encontrar en el Programa de Meditación y Respiración Eiriu Eolas.
Nos atrevemos a incluir un nuevo paradigma, así como la mente puede afectar el cuerpo, nuestro cuerpo también afecta y puede cambiar nuestra mente. Si nuestro organismo es un sistema de biofeedback integrado entonces debemos apoyar los cambios de hábitos de nuestra mente y mejorar la salud del cuerpo, de esta manera podemos sanar y equilibrar el circuito completo.
Lo primero es cambiar nuestro foco de atención que se ha centrado en los pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más sano e inteligente llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de calmar nuestro estado mental.
Luego ir incorporando cambios en la alimentación, prefiriendo aquellos alimentos que favorecen el restablecimiento y aumentan la resistencia y defensas inmunológicas, y eliminando de nuestra dieta aquellos que favorecen la aparición de tóxinas y alergias como algunos carbohidratos, especialmente nuestro principal enemigo, el azúcar que acidifica la sangre, entre otros.
Prestar atención especial a las micotóxinas de los alimentos y las levaduras saprofitas como la Candida Albicans (Candidiasis) que normalmente se encuentra en la cavidad oral, en el tracto gastrointestinal y en los genitales.
Para cambiar de hábitos debemos poner atención a nuestros pensamientos
Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el por quéque el cómo.
Recuerden que lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando
Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad. Nuestras creencias determinan gran parte de nuestra vidas, y la mayoría de los obstáculos que nos cuesta trabajo superar son como una fuerza hipnótica interior que proviene de nuestras creencias limitantes.
Podemos cambiar y remodelar nuestro cerebro
Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906 dijo: «Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro».
La palabra es una forma de energía vital y no estamos hablando de retórica ni tampoco de terapias alternativas de tipo místico. En algunos estudios se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas mismas enfermedades.
No es una exageración, nosotros afectamos profundamente nuestra mente y cuerpo. Nosotros somos los que damos forma y moldeamos la vida a través de nuestras emociones, según la manera cómo nos hablamos y pensamos. De esta manera vamos cambiando nuestras percepciones.
La clave reside en nuestro nivel de Consciencia. Durante el día y a cada momento tomamos decisiones. Cuál es el camino u Orientación de la Consciencia que eliges es lo que importa. Puesto que esta decisión te afectará a ti mismo y también a los demás. Gandhi lo había mencionado también, los cambios que quieres ver en ti y en el mundo depende completamente de nosotros.
Para aquellos que les cuesta creer, porque piensan que lo han intentado todo, los incentivamos a hacer la prueba. Busquen información, comparen, analicen y saquen sus propias conclusiones. Aquí estamos hablando de ciencia y no de técnicas de éxtasis, ni seudovisiones místicas. Cada vez hay más datos de la neurociencia que apuntan hacia la importancia del Conocimiento y el Nivel de Conciencia.
Por ejemplo, las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harward han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%. Nuestra percepción va más allá de la razón.
Según Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia. Y la mayoría de las personas tenemos la tendencia de confundir nuestros puntos de vista o creencias con la verdad. Y la verdad no es absoluta aunque a muchas personas les cueste aceptarlo.
La resistencia de nuestras creencias obstaculizan nuestros cambios
El miedo surge en nuestras creencias y experiencias que hemos registrado como peligrosas o poco seguras. El miedo nos impide salir de la zona de confort; tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. No veremos cambios en nuestra vida si continuamos haciendo lo mismo y permaneciendo en la zona de confort.
La mayor parte de nuestros actos y comportamientos en la vida se rigen por la información albergada en nuestro inconsciente. Reaccionamos según los automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que seamos espontáneos primero debemos prepararnos, integrar la experiencia como conocimiento.
Podemos cambiar los hábitos de pensamiento y entrenar nuestra mente y cuerpo. La coherencia es vital en este proceso. Aprender del poder y la fuerza que provienen de la integridad honrando tu propia palabra. Cuando decimos «voy a hacer esto» y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. Tu mayor potencial reside en tu propia Conciencia.
Vencer la resistencia y el estrés a través de la acción y el movimiento
Biológicamente, el ejercicio parece darle al cuerpo la posibilidad de sobrellevar el estrés. Obliga a los sistemas fisiológicos corporales, que están involucrados en la respuesta al estrés, a comunicarse mucho más de lo habitual. El sistema cardiovascular se comunica con el sistema renal, el cual a su vez se comunica con el sistema muscular. Todos estos sistemas están controlados por el sistema nervioso central y simpático, por supuesto también participan los neurotransmisores, que deben comunicarse entre sí.
Una sesión de ejercicios o aumentar nuestra actividad física o simplemente realizar un cambio en la rutina de nuestras actividades puede mejorar el sistema de comunicación corporal completo. Además de crear más y nuevas rutas neuronales que finalmente fortalecen y mejoran nuestra capacidad de respuesta y reacción frente a diversos estímulos.
Durante fines de la década de los ochenta se descubrió que el ejercicio aumenta la concentración de norepinefrina, también conocida como noradrenalina, en las regiones del cerebro que están involucradas con la respuesta del cuerpo al estrés. La norepinefrina o noradrenalina resulta especialmente interesante para los investigadores, ya que el 50% del suministro al cerebro se produce en el locus coeruleus, un área del cerebro que conecta la mayoría de las regiones cerebrales y funciones involucradas en nuestras respuestas emocionales.
Las pruebas preliminares sugieren que las personas físicamente activas tienen menores índices de ansiedad y depresión que las personas sedentarias. Por lo tanto, podemos deducir que el ejercicio puede brindarnos grandes beneficios al aumentar nuestra capacidad y nivel de respuesta, siendo más eficaces para responder y hacer frente a las sustancias químicas cerebrales asociadas con el estrés, la ansiedad y la depresión.
El Descanso y el Buen Dormir
La privación del sueño hace que el sistema inmunológico entre en acción, reflejando el mismo tipo de respuesta inmediata que tiene lugar tras la exposición al estrés, según un estudio publicado en la revista Sleep.
En la nueva investigación, los glóbulos blancos de los 15 sujetos fueron medidos y analizados después de un estricto horario de ocho horas de sueño, cada día, durante una semana. A continuación, los participantes fueron expuestos a, por lo menos, 15 minutos de luz al aire libre dentro de los primeros 90 minutos de vigilia, y se prohibió el uso de cafeína, alcohol o medicamentos durante los últimos tres días. Este estudio fue diseñado para estabilizar los relojes circadianos, y reducir al mínimo la falta de sueño, antes del estudio de laboratorio intensivo.
Posteriormente, el recuento de glóbulos blancos en un ciclo normal de sueño-vigilia se comparó con los datos de la segunda parte del experimento, en la que las muestras de sangre fueron recolectadas durante 29 horas de vigilia continua. Como resultado, concluye Ackerman, los granulocitos reaccionaron de inmediato ante el estrés físico de la pérdida de sueño.
Tenemos poco tiempo durante el día por eso nuestras actividades se extienden hasta la noche. Uno de los peores hábitos de la vida moderna. Hemos aprendido a «robar» horas y tiempo que antes teníamos destinados para dormir y descansar.
A muchas personas no les gusta dormir, para otras es una perdida de tiempo, pero más allá de preferencias, gustos personales y creencias, es indiscutible que nuestro cuerpo requiere del descanso adecuado para reponer su energía. Cuando dormimos nuestro organismo realiza muchas funciones que no puede hacer en los períodos de vigilia.
Son conocidos los efectos de la privación del sueño y su relación con el desarrollo de enfermedades como la obesidad, la diabetes y la hipertensión; pero sobre todo sus efectos negativos sobre nuestra claridad mental y nivel de alerta. Si estamos cansados no podamos lidiar con situaciones que nos estresan, además nuestro ánimo y emociones se vuelven inestables, disminuye considerablemente nuestro nivel de eficacia y respuesta.
La pérdida de sueño crónica es un factor de riesgo para el deterioro de nuestra salud y nuestra mente. No somos máquinas, nuestro cuerpo necesita reponerse cada día de largas jornadas, la mayoría de las veces extenuantes. Sea amable consigo mismo y con su cuerpo. Permítase el descanso, deje de lado la obsesión, recuerde que no por hacer más cosas llegará más lejos o alcanzará la meta más rápido.
Hay una gran diferencia cuando somos eficientes, y eso se aplica casi a todo los ámbitos de nuestra vida. Sea eficiente y organizado. Así como apuntas en tu agenda las citas y reuniones de trabajo, también debería haber en tu agenda tiempo para descansar y dormir. Los beneficios de un buen dormir y la calidad de nuestro sueño han demostrado que nos ayuda a sostener el correcto funcionamiento del sistema inmune y de todo el organismo. Recuerda serás más eficiente. Es momento de comenzar a «Actuar a favor de tu destino».
http://conmigo8.blogspot.com.es/