Un informe de la Comisión de Examen Económico y de Seguridad EE.UU.-China afirma que Pekín podría utilizar una combinación de ataques cinéticos, electrónicos y cibernéticos contra satélites o estructuras de apoyo en tierra en un conflicto, reporta ‘The Washington Times‘.

«China está desarrollando capacidades contraespaciales amplias y sólidas que incluyen misiles antisatélite de ascenso directo, sistemas antisatélite de misma órbita, operaciones de redes informáticas, interferencias en satélites terrestres, así como armas de energía dirigida», reza el documento.

El documento explica que el país asiático está desarrollando dos misiles de ascenso directo, SC-19 y DN-2, capaces de alcanzar los satélites en órbitas bajas y altas. El último, según la comisión de EE.UU., puede alcanzar satélites del sistema GPS, así como satélites de vigilancia e inteligencia. El misil podría ser desplegado en 5-10 años.

Como armas instaladas en el espacio, señala el informe, China está desarrollando armas antisatélite de misma órbita. Estas maniobran en el espacio para acercarse a satélites y destruirlos o inutilizarlos. También pueden chocar contra ellos o capturarlos con un brazo robótico.

Según el documento, el país asiático también está planeando ataques cibernéticos militares que podrían tomar el control de los satélites ‘hackeando’ las señales de microondas que utilizan. «Este tipo de ataques podría amenazar significativamente la superioridad estadounidense de información, sobre todo si se llevan a cabo en contra de satélites con funciones secretas militares y de inteligencia», figura en el informe.

Asimismo, el documento recalca que los militares chinos creen que la destrucción de satélites y otros sensores privaría al Ejército estadounidense de la iniciativa en el campo de batalla y dificultaría el empleo de armas dirigidas de alta precisión.

El informe asimismo alerta de que las fuerzas nucleares de Pekín también podrían emplearse en contra de satélites. «Una detonación nuclear en la órbita terrestre baja crearía un pulso electromagnético perjudicial que podría interrumpir el funcionamiento de satélites desprotegidos».

China aún no ha hecho ningún comentario acerca del informe estadounidense.