«Aunque una pareja tenga el deseo de progresar espiritualmente, es raro que el hombre y la mujer anden exactamente al mismo paso. Así pues, para equilibrar la situación, el que anda más rápido, debe mostrar paciencia, bondad; que disminuya un poco su gran deseo de avanzar para no perder al otro en el camino. No hay que olvidarse del compañero o de la compañera que tiene dificultades para seguir y tampoco sirve de nada criticarle. Era antes de unirse con este ser cuando debía haberse preocupado de sus posibilidades, de sus aspiraciones y no comprometerse si no se sentían de acuerdo. Ahora ya es demasiado tarde para cuestionarlo todo.
Hay sólo un caso en el que tenéis el derecho de avanzar libremente y es cuando durante mucho tiempo hayáis estado dando pruebas de vuestra bondad, de vuestra paciencia, cuando hayáis hecho sacrificios para que vuestra pareja pudiera seguiros y ella no lo hubiera tenido en cuenta. En este caso, ya no estáis obligados a ralentizar vuestro movimiento. Pero si hace esfuerzos, no tenéis el derecho de abandonarla en el camino.»
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