Tanto la sociedad, como la cultura, la religión y la educación, han estado conspirando contra los niños inocentes. Tienen todo el poder; el niño se siente indefenso y dependiente. Así que todo lo que intentan hacer con él, lo consiguen. No permiten que el niño crezca para alcanzar su destino natural. Todos sus esfuerzos están enfocados a lograr que los seres humanos estén al servicio de la sociedad.
Si se deja que el niño crezca por su cuenta, ¿quién sabe si será útil a los intereses creados? La sociedad no está preparada para aceptar este riesgo. Toma al niño y lo moldea hasta convertirlo en algo que le hace falta a la sociedad. En cierto sentido, aniquila el alma del niño y le da una falsa identidad, para que nunca eche de menos su alma, su ser.
La falsa identidad es un sustitutivo. Pero ese sustitutivo solo es útil en el seno de la misma multitud que te lo ha dado. En cuanto estás solo, lo falso empieza a derrumbarse y empieza a manifestarse lo auténtico que estaba reprimido. Durante años creías que eras alguien, y después, de repente, en un momento en el que estabas solo, empezaste a sentir que no lo eras. Eso te produce miedo; entonces, ¿quién eres?
Después de años de represión hará falta un poco de tiempo para que lo real pueda expresarse. Los místicos han denominado el espacio entre esos dos estados “la noche oscura del alma”; una expresión muy adecuada. Ya no eres el falso, pero tampoco eres todavía el auténtico. Estás a la espera, no sabes quién eres.
A través de la meditación estás solo, en silencio, esperando a que lo real se afirme. Lo auténtico necesitará un tiempo para surgir. Todo lo que has hecho durante años ha surgido de tu personalidad falsa; es una vieja costumbre. Las costumbres tardan en cambiar. Así que cada vez que estás en meditación, solo, sientes miedo porque comienza a desaparecer lo falso. Sientes miedo al pensar: “Me estoy perdiendo a mí mismo, mis sentidos, mi cordura, mi mente, todo”. Ello se debe a que todo eso forma parte del yo que te han dado. Te da la sensación de que vas a volverte loco. Inmediatamente empiezas a hacer algo solo para estar ocupado. Por eso a la gente le resulta más difícil durante las vacaciones. Las personas salen a toda prisa hacia la playa, soportando unos atascos de kilómetros. Y si les preguntas hacia dónde se dirigen, contestan: “Huimos de la multitud”. ¡Pero toda la multitud va con ellos! Van en busca de un lugar solitario, silencioso; todos ellos. Si se hubieran quedado en casa habrían disfrutado de más soledad y más silencio, porque todos los idiotas se han ido en busca de un lugar silencioso.
La mayoría de los accidentes ocurren durante el fin de semana, hay más personas que se suicidan, más asesinatos, más robos, más violaciones. Es curioso, durante los cinco días en los que esas personas estaban ocupadas no había ningún problema. Sin embargo, de repente, el fin de semana deben elegir: o bien están ocupadas en algo o bien se relajan, pero temen relajarse; desaparece la falsa personalidad. Mantente ocupado, haz cualquier estupidez.
Sin embargo, lo raro es que la gente se siente muy bien tomando el sol. Diez mil personas en una pequeña playa tomando el sol, relajándose. Esa misma persona, si estuviera sola en esa misma playa, no sería capaz de relajarse. La multitud es esencial para que exista el falso yo. Ahí es donde habría que saber un poco de meditación. Todas las técnicas de meditación constituyen una ayuda para destruir lo falso. No te proporcionan lo real; lo real no es algo que se pueda dar. Aquello que puede ser dado no puede ser real. Lo real ya lo tienes; solo hay que eliminar lo falso.
Naciste. Viniste al mundo con vida, con conciencia, con gran sensibilidad. Contempla a un niño pequeño. Míralo a los ojos, su frescura. Todo eso ha sido cubierto por una falsa personalidad.