Las enfermedades nos ponen un alto y nos ayudan a ir más despacio en la vida, nos hacen reconsiderar la forma en cómo vivimos, a ser más consientes de nuestro cuerpo, de lo que hacemos, de lo que queremos y no queremos. Las enfermedades nos ayudan a desarrollar más voluntad, más fe, a buscar orientación de un conocimiento mayor, a buscar dentro de nosotros razones y respuestas y a conectarnos con nosotros de formas más grandiosas.
La enfermedad puede estar ahí para que florezcas hacia una nueva vida.
Pero también, la enfermedad puede ser algo terrible, doloroso, sufrible y en verdad causar miedo, tensión y mucha preocupación e inseguridad en las personas.
La enfermedad puede ser una bendición o una calamidad. La enfermedad puede ser una luz o una oscuridad.
¿Qué deseas que sea para ti?
Tu elección puede ser la clave para a recuperar la salud. Tu elección puede hacer el milagro que nadie considera ni ve, porque nadie en realidad puede ver lo que la enfermedad quiere entregarte en su mensaje.
La enfermedad está ahí, pero tú decides que es para ti. Que sea para tus seres queridos. Y si los quieres en verdad ayudar, necesitas ver la luz que puede traer un problema de salud.
Muchas veces no creemos que el cuerpo puede curarse, y nos creemos muchas cosas de allá afuera que nos dicen cosas que nos entristecen. Pero nada pierdes con probar un nuevo camino para curarte, quizá tu seas el ejemplo de muchos que vienen atrás tratando de creer mas y confiar, o de aquellos que desesperanzados viven decaídos y resignados.
El mensaje de tu enfermedad
La enfermedad es tan sólo una mensajera del cuerpo. Su mensaje más profundo es: conéctate contigo.
Conectarse con uno mismo puede ser un poco confuso al principio, pero esto sólo significa que necesitas ir hacia ti, y revalorar tu vida, lo que piensas, lo qué haces, lo que te gusta o no, lo que te ha dolido y has guardado. Tu cuerpo enferma porque tu corazón está un tanto abandonado.Triste y enfadado. Si estás enfermo, enferma, es porque te has sentido muchas veces abandonado, mal comprendido, poco amado y aceptado. Tu cuerpo solo te está haciendo evidente la forma en cómo profundamente te sientes.
SI estás enfermo o hay algún enfermo en casa, puedes empezar a ayudarle con este mensaje: ayúdate o ayúdale a reconectarse. Y esto puede ser muy sencillo.
Hazte preguntas:
“¿Cómo te sientes con tu vida?” “¿Qué cosas te enfadan en este momento?” “¿Te sientes querido?, ¿Apoyado” ¿Amado?”
Muchas veces nosotros mismos, y algunas personas, se cierran a contestar con honestidad. Decimos o dicen “Si, estoy bien”, pero en el fondo, no es así. El cuerpo lo está hablando y quiere dar su mensaje de donde nos estamos desconectando con nosotros.
Escucha el mensaje:
Si hay dolor, tu cuerpo tiene experiencias dolorosas cargando (traición, decepción, desilusión).
Si hay irritación, tu cuerpo está muy irritado con alguna persona o experiencia que no se puede quitar de encima.
Si hay ardor, estás … ¡que ardes de enojo!
Si hay inflamación, ¿A quién o qué no toleras toleras?
Si los oídos no escuchan, si los ojos no ven bien, hay tensión en esta zona: no te oigo, no me oigo. No quiero ver, no puedo ver.
Si hay sangrado, o problemas de sangre, tu cuerpo te dice que no estás siendo feliz: algo te está quitando tu felicidad… ¿por quién te estás preocupando tanto? ¿Por qué te dejas hasta el último?
Si hay calambres, entumecimiento, endurecimiento o contracturas… ¿Qué temes? ¿por qué quieres controlar todo?
Entre más fuerte o grave es la enfermedad, es que mas desconectados estamos con nosotros.
Si te haces estas preguntas, con verdadera intensión, le estarás ayudando a ti, o a alguien más a escuchar el mensaje de su enfermedad.
Los niños se enferman cuando los adultos a su alrededor están desconectados de lo que el niño siente y vive. Y no se trata de una preocupación exagerada por los adultos ni de una educación absorbente. Se trata de que los niños se sientan en verdad escuchados, con confianza y orientados para vivir sus experiencias con libertad y razonamiento, y que puedan aprender a tener ellos mismos más confianza y discernimiento. Un padre o adulto desconectado esalguien que constantemente esta tenso, muy preoucpado por hacer las cosas bien, intolerante al error, con miedo, abstracto en su vida y problemas.
Cuando un niño nace con una enfermedad, su misión es aprender de ella, así como los padres, quienes también aprenderán de la enfermedad. Y si escuchan el mensaje y se reconectan, el cuerpo no tendrá más mensajes que entregar.
Así que si estás enfermo de lo que sea, si la enfermedad no se va o te han dicho que es incurable o que la padecerás por ser genética, solo empieza a escucharte más: escucha lo que sientes en verdad y no te resistas a sentir, porque el cuerpo entonces te lo hará sentir. Escúchate despacio, pasa lento por lo que sientes, expresa en una carta tus verdaderos sentimientos, sin juicio, déjate conmover y “tocar” por lo que sinceramente sientes de lo que vives y has vivido, no pienses tanto ni demasiado, no razones, la emoción debe ser pura, tal cual la sientes. No temas sentir. Ahí radica una gran parte de lo que significa vivir.
Para conectarte contigo puedes poner música en un lugar donde estés contigo, y escribe. O pon una canción con letra que te conmueva, o cántate una canción que te gustaria te hubieran cantado o que te guste mucho y diga cosas amorosas, y ditelas a ti mismo. Sal a caminar y aléjate un poco de todos, a veces es bueno estar solo o sola, sin televisión, internet, celular. Y entonces deja pasar lo que sientes, observalo. Y dejate sentir.
Y si logras conectarte con profundidad y sinceridad, podría incluso sorprenderte un milagro.
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Ya cualquiera puede escribir crueldades, adornadas de «bellas» palabras.
Desde aquí mi amor y apoyo a todos los padres y madres que se entregan con todo su amor y toda su alma, a sus Hij@s enfermos.
marimer.