En Agbogbloshie, un barrio suburbano de la capital de Ghana se ubica el mayor vertedero de desechos electrónicos de África Occidental. Se trata de una de las áreas más contaminadas por metales tóxicos del continente africano. Para muchos ghaneses es fuente de subsistencia; pero lo que les da de comer, los acaba matando.
Los desechos electrónicos llegan a Ghana desde EE.UU., Australia, Europa Occidental y en varios cientos de toneladas anuales. En el vertedero electrónico de Agbogbloshie hay suficiente trabajo para todos: tanto para los recolectores de desechos como para aquellos que les proporcionan todo lo que puedan necesitar, como, por ejemplo, comida. Aunque la legislación ghanesa lo prohíba, cientos de menores, huérfanos en su mayoría, trabajan en este lugar.
«La extracción de cobre no es muy rentable. Yo recolecto el metal para venderlo. Gano unos 20 o 40 cedis al día (3 o 5 dólares al día)», afirma Emmanuel Akandírike, un joven de 14 años que ha pasado toda su infancia en este vertedero. Jamás ha ido a la escuela, así que no tiene a dónde ir. Para él este trabajo es su única fuente de subsistencia.
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