«El desánimo es uno de los estados más destructivos que pueda experimentar un ser humano, porque le priva de la mayor parte de sus energías. Sin embargo, incluso en los peores momentos, el desánimo contiene unos elementos que, si sabemos cómo captarlos y utilizarlos, pueden servirnos para animarnos de nuevo. El desánimo os priva de vuestras energías, es verdad, pero contiene en sí mismo unas fuerzas formidables.
Ésta es la prueba: puesto que es capaz de demoler todo un reino, a vosotros mismos con todas las riquezas y las posibilidades que hay acumuladas en vuestro cuerpo físico, en vuestro corazón, en vuestro intelecto, en vuestra alma y en vuestro espíritu, es que es verdaderamente muy poderoso. Entonces, ¿por qué no tratar de apoderarse de este poder para orientarlo en un sentido positivo?
Esforzaos en tomar conciencia de todas las posibilidades que hay dentro de vosotros. Incluso cuando creéis estar completamente extenuados, sin fuerzas ni resistencia, en realidad os quedan aún unos recursos formidables que os permitirán retomar el camino.»
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