La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en su cuenta de Twitter que hay más personas en el mundo con celulares que con inodoros. De los 7000 millones de personas en el planeta, 6000 millones tienen celulares, pero solo 4500 millones tienen acceso a inodoros o letrinas, advirtió.
Al festejarse, el 19 de noviembre, el día mundial del inodoro, 2.400 millones de personas alrededor del mundo no disponen de un saneamiento adecuado, según las Naciones Unidas, y más de mil millones de personas deben hacer sus necesidades fisiológicas al aire libre, lo cual genera contaminación por excrementos y enfermedades, advirtió la OMS.
El saneamiento es importante para la salud y el desarrollo. #DíaMundialDelRetrete http://bit.ly/1LokDtB
Los países donde la defecación al aire libre es más extendida, cuentan con el mayor número de muertes de niños menores de cinco años, y altos niveles de desnutrición y pobreza, según la organización.
Cada dos minutos muere un niño por diarrea en el mundo – cerca de 800000 por año —, a menudo por la contaminación del agua por excrementos, y casi la mitad de los fallecimientos de menores de cinco años se debe a problemas de nutrición.
En la India, la mitad de los 330 millones de hogares carece de letrina y 60% de la población hace sus necesidades al aire libre. Hay 46 países donde la mitad de la población no tiene acceso a un inodoro y más de la mitad de las escuelas primarias en los países en desarrollo no tienen inodoros.
El saneamiento es importante para la salud y el desarrollo. #DíaMundialDelRetrete http://bit.ly/1LokDtB
En África Subsahariana, solo una de cada tres personas tiene acceso a un inodoro y por eso, la mayoría de las niñas dejan de asistir a la escuela en la pubertad, según la Unicef, pues, además del problema sanitario, la defecación al aire libre plantea un riesgo añadido para las niñas y mujeres, quienes ven aumentar el riesgo de abusos sexuales.
En la Argentina, los datos del Censo 2010 muestran que un millón de personas viven en casas que no tienen inodoro, y 6 millones no cuentan con descarga de agua en el retrete.
El inodoro nació dos mil años antes de Cristo en Creta, donde existían cisternas con agua corriente y palancas para hacer bajar el agua, pero no fue usado ni por los egipcios ni por los romanos.
En 1589, John Harrington, ahijado de la reina Isabel I de Inglaterra, instaló uno de los primeros inodoros con una cisterna, una reserva de agua, y una manija, pero hacia mucho ruido y el reflujo del agua contaminada provocaba un olor nauseabundo. El relojero ingles Alexander Cummings diseñó una tubería en forma de S que impedía el retorno de las aguas sucias y la salida de los gases, y cuya parte inferior se conectaba con la cañería. En el siglo XVIII el inodoro se masificó.
En las últimas décadas aparecieron aparatos más sofisticados que ahorran agua según el botón que se apriete, y que integran el bidé. Pero casi un 40% de la humanidad está muy lejos de estos lujos.