Esta declaración de Familias.com es aplicable a todo ser humano no solamente a los niños.
Son las emociones que no se aprenden a expresar las que determinan la dificultad de relacionarse, involucrarse, participar, de maneras fáciles para uno y para los demás.
No saber comunicar la ira, la irritación, el dolor, el amor, el entusiasmo o cualquier mezcla de emociones, hace que se carezca de herramientas a la hora de compartir, justificar, demostrar o defender lo que se está sintiendo y que se apele a berrinches, explosiones, toma de distancia…
Aprender , reaprender, es un camino a andar paso a paso. Implica reconocer la emoción que embarga, relacionarla con las situaciones en las que se presenta, descubrir nuevas formas de expresar lo mismo, dar palabras al sentimiento para poder expresarlo.
El niño al que se le permite enojarse, es escuchado en la comunicación de sus emociones sin importar cuan imprecisas, inadecuadas o difíciles sean, se lo ayuda a poder poner en palabras y en expresiones corporales lo que siente, puede observar a los otros en sus emociones, irá fortaleciendo su capacidad de sentir y al mismo tiempo hacer saber lo que siente en el marco de una comunicación congruente.
Ampliará su habilidad expresiva, perfilará su propio modo de “emocionarse” en sociedad, y al mismo tiempo se autoconocerá y validará en el sentir.
La riqueza que dan las emociones es una invitación ineludible a comunicarlas adecuadamente.
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