«Para evolucionar debemos pasar exámenes, afrontar grandes pruebas. Sufriremos, desde luego, pero si los superamos, sabremos al menos de lo que somos capaces. Estas pruebas están en relación con los cuatro elementos: la tierra, el agua, el aire y el fuego. A lo largo de nuestra vida, estas pruebas no cesan de presentarse a nosotros.
Las pruebas de la tierra son como seísmos, verifican nuestra voluntad, nuestra paciencia y nuestra estabilidad. ¿Son nuestras bases suficientemente sólidas, como lo son las bases de las pirámides?
Las pruebas del agua afectan al mundo de los sentimientos. Nos sumergen en las mareas negras del odio, de la traición y el amor que hay en nosotros debe poder neutralizar todos estos venenos.
Las pruebas del aire son producidas por los tornados y los huracanes. ¿Va a perder nuestro intelecto su dirección o seguirá viendo con claridad y razonando correctamente?
Las pruebas del fuego son las más terribles. Queman todas las impurezas que impiden a nuestra alma unirse a la Causa primera, la Fuente de todas las existencias. Para encontrar a Dios, debemos pasar por el fuego purificador.»
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