Hace ya algunos años que leí por primera vez el libro “El Universo Holográfico” de Michael Talbott, y hace una semana que me dio por volver a cogerlo y volver a estudiarlo, quizás debido a que muchas cosas que leí en su momento, no las llegué a integrar por no tener bastante base y conocimiento para ello. Es una gozada volver a encontrar estos temas, pues lo que modelos “científicos”, que poco a poco van cogiendo fuerza, van dando a conocer como “nuevos descubrimientos” en estos campos, concuerdan con conocimientos “metafísicos” y “esotéricos” que siempre han estado entre bambalinas o poco abiertos a ser comprendidos y difundidos a la mayoría de personas. A este respecto, dice así el libro en su introducción:
Hay indicios que sugieren que nuestro mundo y todo lo que contiene, desde los copos de nieve hasta los arces y desde las estrellas fugaces a los electrones en órbita, también son imágenes fantasmales solamente, proyecciones de un nivel de realidad tan alejado del nuestro que está literalmente más allá del espacio y del tiempo. Los artífices principales de esta asombrosa idea son dos de los pensadores más eminentes del mundo: David Bohm, físico de la Universidad de Londres, protegido de Einstein y uno de los físicos teóricos más respetados, y Karl Pribram, un neurofisiólogo de la Universidad de Standford, autor del texto clásico de neurofisiología Languages of the Brain. Lo intrigante es que Bohm y Pribram llegaron a sus conclusiones respectivas de manera independiente, mientras trabajaban desde dos direcciones muy diferentes. Bohm sólo se convenció de la naturaleza holográfica del universo tras años de insatisfacción con la incapacidad de las teorías clásicas para explicar los fenómenos que encontraba en la física cuántica. Pribram se convenció por el fracaso de las teorías clásicas del cerebro para explicar varios enigmas neurofisiológicos. Sin embargo, una vez que formaron sus opiniones, Bohm y Pribram se dieron cuenta enseguida de que el modelo holográfico explicaba también otros muchos misterios, entre los que se cuentan la aparente incapacidad de cualquier teoría, por exhaustiva que fuera, para explicar todos los fenómenos de la naturaleza; la capacidad de los individuos que sólo oyen por un oído para determinar la dirección de la que proviene el sonido; y nuestra capacidad para reconocer la cara de alguien a quien no hemos visto en muchos años, aunque haya cambiado considerablemente desde entonces. Pero lo más asombroso del modelo holográfico era que de repente hacía que cobrara sentido una amplia gama de fenómenos tan difíciles de entender que habían sido encuadrados por lo general fuera del ámbito de la interpretación científica. Entre ellos figuran la telepatía, la precognición, el sentimiento místico de unidad con el universo y hasta la psicoquinesia o la capacidad de la mente para mover objetos físicos sin que nadie los toque. En efecto, el grupo de científicos, cada vez más numeroso, que llegó a abrazar el modelo holográfico, enseguida vio que ayudaba a explicar prácticamente todas las experiencias paranormales y místicas; en la última media docena de años ha seguido impulsando a muchos investigadores y ha arrojado luz sobre un conjunto creciente de fenómenos anteriormente inexplicables.
Esa silla es sólo mi silla
Es conceptualmente complicado hacerle entender a nuestra psique, que la realidad en la que vive es única e individual para cada persona. Esa silla en la que estás sentado es sólo tu silla, mientras que la persona que tienes al lado, y que te ve sentado en ella, está percibiendo una construcción ligeramente diferente de esa silla que la que tu percibes, de forma que, en su realidad, esa silla no es la misma que para ti en la tuya. Existen infinitas versiones de todo lo que es común en la realidad global en la que existimos, de forma que, superpuestas, da el resultado de aquello que todos creemos que es “igual”, pero, realmente, cada uno percibe la versión que le corresponde en su burbuja holográfica particular, y ésta se superpone e interpenetra en la burbuja holográfica (holocuántica, ya que hablamos de realidades formadas individualmente a nivel subatómico, cuántico, por cada uno de nosotros), del resto de personas.
Si cinco personas están viendo una misma copa encima de una mesa, un hipotético observador externo a la realidad y fuera de la percepción “humana” de la misma, vería cinco copas superpuestas una encima de otra, ya que cada una de las personas habría creado en su realidad particular, la versión de la copa que todos creen única y compartida. El recipiente inicial fue creado por otra persona a nivel cuántico, pongamos que el que lo diseñó originariamente en su mente, y de ahí nació la “copa” molde que luego se “multiplica” para proporcionar a cada observador del mismo, una versión ligeramente diferente (a nivel holográfico) del objeto en cuestión. Nada en tu entorno y en tu realidad es compartido tal cual con el resto de personas de este planeta, a pesar de creer que es así, ya que todos percibimos del molde “original”, la microversión holográfica que nos permite moldearlo a nuestra burbuja de realidad particular y no compartida con nadie más.
Puesto que a nivel de objetos es muy difícil llegar a entender esto, a no ser que seas capaz de demostrarte a ti mismo que esa taza, trozo de papel o mesa que tienes delante es holográficamente diferente a la misma taza que la persona que tienes al lado está percibiendo, no somos capaces de comprender que la naturaleza de todo el plano sólido es sólo una proyección energética de planos superiores que toma forma de “holograma virtual”. Todo es energía, en diferentes estados de vibración y densidad, solidez y consciencia, y esa energía, que forma el conjunto de las formas, objetos y situaciones que llamamos nuestra “realidad”, es sólo el producto de mi decodificación mental, algo que ya intentamos explicar en aquella conferencia sobre la psique del ser humano de la que tenéis el video aquí.
Aprendiendo a moldear nuestro propio universo
Puesto que el mundo en el que vivo, a nivel micro es sólo mío, y todo lo que veo no es sino solo la manifestación en mi holograma particular de diferentes situaciones, uno tiene que aprender a moldear ese holograma para ajustarlo a sus necesidades y deseos. No entraremos en técnicas de “crea tu propia realidad”, que tienen una base quizás más o menos correcta, pero que, en muchos casos, se han ido más por la fascinación por tener coches nuevos manifestados instantáneamente en la puerta de tu casa con dos semanas de visualización, que con el conocimiento real de entender la estructura holocuántica de la propia realidad de cada uno, y porqué el universo de cada persona es único para esa persona y para nadie más. El que creamos que sólo existe un hecho, objeto u “cosa” compartido para todos, no es más que la incapacidad que tienen nuestros sentidos para ver que ese objeto, situación o persona tiene infinitas micro versiones, y que sólo una de ellas es la que forma parte de tu burbuja-realidad-universo particular. Las otras, son muy parecidas, casi idénticas, pero forman parte de las realidades de otras personas.
Así, quizás, uno puede sentirse que es el ombligo del mundo, claro está, de tu mundo. En este aspecto, se entiende mucho más fácilmente el trabajo y la manipulación energética de la realidad personal, se comprende más fácilmente el hecho de la sincronicidad de eventos adaptados a uno, y que no tienen porqué afectar a los demás ni tener nada que ver con ellos, y se entiende perfectamente el que se puedan insertar, desde fuera, por aquellos que nos asisten a nivel positivo, y por aquellos que hacen todo lo contrario, a nivel negativo, apoyos y obstáculos para que esa realidad fluya, o esa realidad se bloquee.
Tu realidad sólo tiene sentido para ti
En este caso, es tremendamente fácil comprobar cómo, para algunos, un mismo hecho o situación puede representar todo un obstáculo o problema, y, para otros, todo lo contrario, ya que están lidiando con sus micro versiones particulares adaptadas a su realidad individual, y no con una “única” versión de algo para ambos, pues no existe una “única” de nada. Las “señales” que aparecen en tu vida y que sólo tienen sentido para ti, en forma de mensajes de planos superiores, algo que a todos nos sorprende recibir y comprobar que uno entiende perfectamente su significado, pero que no tienen validez para nadie más, están basadas en el hecho de que se modifica y se trabaja sólo con tu burbuja y realidad holocuantica personal, y no con la de la persona de al lado, cuando se te quiere dar a ti esa señal, mensaje o sincronicidad. Ojo, esta manipulacion externa se puede hacer desde ambos “bandos”, apareciendo todo tipo de obstaculos y situaciones para ti, exclusivamente, que no afectan a nadie más.
Teniendo en cuenta que, además, ese holograma particular en el que vive cada uno es moldeable por los parámetros mentales, procesos subconscientes y proyecciones conscientes, hay mucho que se puede hacer para que, tu micro realidad particular, tu universo personal, sea el que uno desea que sea. Cuando todos tenemos control sobre nuestra “burbuja holocuántica” personal y la convertimos en la realidad que cada uno desea para sí, provocamos que la “burbuja-realidad” común macro, que es la suma de todas las realidades personales, cambie también. Un estado mundial de paz, armonía, alegría, amor, solidaridad, etc., etc., depende de miles de millones de realidades personales de paz, armonía y todo eso. Como no hay control sobre las realidades holocuánticas de las otras personas, sólo podemos hacer una cosa, vivir en la nuestra, trabajar en la nuestra y crear la nuestra, acorde a los parámetros que cada uno desee. La cuestión es, ¿me lo creo? Los medios, la ciencia “oficial”, la educación, el sistema de control, etc., te dirán todo lo contrario, la realidad macro es única, todos vivimos la misma y no podemos hacer nada para cambiar lo que pasa en el mundo. A mi me parece que Talbott, Bohm o Pribram tendrían que ser lecturas recomendadas desde el instituto, porqué yo sé que la silla en la que estoy sentado es sólo mi silla, y que el control de la realidad común lo tenemos entre todos, si somos conscientes de ello, ya que, de lo contrario, efectivamente, unos pocos pueden causar estragos en las micro-realidades de unos muchos.
Como dice uno de los padres del modelo holográfico de la realidad:
Pribram se dio cuenta de que si se llevaba el modelo holográfico del cerebro a su conclusión lógica, se abría la puerta a la posibilidad de que la realidad objetiva —el mundo de las tazas de café, de las vistas de montaña, de los olmos y las lámparas de mesa— podría no existir siquiera o, al menos, no existir de la forma en que creemos que existe. ¿Era posible —se preguntaba— que fuera verdad lo que los místicos han estado diciendo durante siglos y siglos, que la realidad es maya o ilusión y que ahí fuera no hay sino una inmensa sinfonía plagada de formas de onda, un «dominio de frecuencias» que se transforma en el mundo tal y como lo conocemos, solamente después de que nos entre por los sentidos?
Un abrazo, David Topí.
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davidtopi.com