Una nueva especie deambula hoy por el mundo laboral: los job hoppers o «salta empleos». Se bautizó así a esos jóvenes que incursionan de un puesto a otro, de una empresa a otra, incluso de un país a otro, buscando nuevas experiencias y aprendizajes.
Todos conocemos a algún ex compañero de trabajo o a un amigo que se la pasa cambiando de trabajo. Quizás incluso le decimos el indeciso o el inestable, pero tienen otra denominación menos estigmatizante. Se les conoce también como job hoppers o salta empleos. Se trata de un grupo de personas que, algunos de ellos aseguran, lejos de resultar una amenaza para las empresas, son el futuro del talento y una tendencia de rápido crecimiento que nos habla de una búsqueda incesante de la felicidad, traducida en trabajos interesantes, desafiantes, móviles, divertidos y que permitan un balance entre la vida laboral y personal. Relacionar a un job hopper con alguien poco formal o inestable, no es del todo correcto, una persona que brinca de una empresa a otra no necesariamente es descartable. El reto está en las estrategias que desarrollas como empresa para mantenerlos, y el problema está en el rechazo inicial. El periodo más importante de la actividad laboral va de los 25 a los 65 años; mientras los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964) duraban en promedio 27 años en un mismo trabajo, un candidato de la generación milenio (1977 a la fecha), ve el cambio de empleos como un camino de rápido avance y crecimiento.
Las empresas que al encarar una búsqueda de un empleado, consideran una decisión automática rechazar a los «Job Hoppers» siguen asociando la característica a la inestabilidad. Cuando si miraran el actual ecosistema de la vida laboral y empresarial, verían que estadísticamente no son un problema. Estaremos en presencia de una falta de interactuación con el mercado de candidatos actual, cerrando innecesariamente puertas a potenciales grandes candidatos. Estas empresas también están perdiendo de vista, un tema generacional y el impacto de las nuevas generaciones en el mundo laboral. «Los empleadores que se comprometen diseñando un proceso maduro de selección que deje de lado los preconceptos sino que evalúe las razones de los cambios y las potencialidades del candidato en la organización, sumando a las políticas de retención en un mercado competitivo con el de los RRHH en TIC, quizás le traiga resultados inesperados.» explica Mariana Riva en su blog sobre consultoria y selección de personal.
Las desventajas
Es común que los reclutadores se resistan a contratar empleados que tienen un amplio historial en cambios de trabajo. Esto se debe a que muchos atribuyen esta conducta a individuos con poca proyección en el largo plazo. Los job hoppers suelen estar vinculados con cualidades negativas como la falta de responsabilidad, compromiso e inmadurez.También se cree que los job hoppers son individuos que carecen de seguridad laboral. Una persona que cambia frecuentemente de trabajo tiene menos posibilidades de convertirse en gerente, ya que este tipo de posiciones exige una conducta de trabajo duro y constante en los empleados.
Una desventaja que padecen aquellos que cambian frecuentemente de puestos de trabajo es que no consiguen tener el tiempo suficiente para especializarse en algunos temas. Si bien debes manejar un conocimiento popular, al igual que en todos los ámbitos de la vida, un buen profesional es aquel que dedica su tiempo a conocer todo sobre su área específica de trabajo.
www.mercado.com.ar
yo me resisto a contratar esta clase de empleados.-
en realidad, no sirven para nada…. no generan experiencia, no se comprometen, no tienen feedling con el trabajo o la empresa….
no se puede confiar en ellos…(eso es lo peor…)… porque en cualquier momento se van….
quizas, al empleado en si , le sirva… pero en un contexto general…. no.-
formar un «empleado», lleva minimo dos meses, y formar un «buen empleado» lleva al menos dos años…. formar un «sucesor», o un «colaborador»… mas tiempo aun.-
en fin….
hay que ser prudente…. llega un punto que se acaban los trabajos…. y ya no hay donde volver a saltar.-
son niños (mentalmente….), insatisfechos, egoistas….. la madurez , la responsabilidad, el compromiso, la lealtad, son cada vez mas raros.-
sus relaciones personales son similares.-
profesor J
Siempre ha habido personas así , se les conocía como » pájaros que no hacen nido «. No es un fenómeno nuevo aunque sí, tal vez, su catalogación y apodo.
Su mercado de trabajo es limitado ya que muchos puestos – como señala el artículo – requieren años de experimentación y aprendizaje. ¿ Las causas ? son variadas y complejas, pero pienso que en la actualidad hay un crecimiento de este tipo de personas por la precariedad laboral ( no encuentran puestos realmente satisfactorios ), la influencia de las tecnologías ( hay una necesidad de novedad y cambio constantes ), y el resultado del acelerado y egoista ritmo de vida actual ( todo va deprisa y se busca más la autosatisfacción inmediata que el compromiso duradero ).
Pero, hoy como ayer, siguen siendo eso; » pájaros que no hacen nido «. Ni nidos laborales, ni sociales, ni afectivos. De todo hay en la vida.