Abuso emocional abierto
«Janie, una profesora de instituto de veintiocho años, describía cómo su marido, Peter, un administrador de empresas, a menudo proclamaba en las reuniones familiares que ella era incompetente e ineficaz. La criticaba por quemar las tostadas, tener la “casa sucia” y ser una “horrible pareja sexual”.
Cuando atendían juntos un encuentro social, la acusaba de flirtear con uno de los invitados e insistía en que estaba teniendo una aventura. Aunque Peter describía a Janie como “fea” y “gorda”, era intensamente celoso y estaba convencido de que otros hombres la estaban persiguiendo. Controlaba cuidadosamente los gastos de ella, la disuadía de ir a actos sociales en el instituto o con colegas y limitaba sus visitas a miembros de su familia. Incluso restringió las llamadas a su madre.» (Loring, 1994).
Conductas que suponen abuso emocional abierto:
- Gritar, insultar, despreciar, rebajar, criticar, ridiculizar a la víctima ante los demás, expresar asco hacia ella.
- Arrojar objetos (no necesariamente a la víctima), dar golpes a las paredes, portazos, romper cosas.
- Retirar el afecto e ignorar a la pareja o amenazarla con romper la relación. Por ejemplo, no hacerle caso mientras habla, negarse a mantener una conversación, rechazar cualquier gesto de afecto de la pareja, irse de la casa.
Impedir que vea a sus familiares y amigos, de manera que queda aislada del contacto con otra persona que no sea el maltratador. - Celos y posesividad excesivos. Controlar lo que hace y con quién está. Por ejemplo, mediante llamadas telefónicas frecuentes, preguntando constantemente para saber dónde y con quién está en todo momento, tratar de impedir que vea a determinadas personas o vaya a determinados lugares.
- Restringir recursos: impedirle hacer llamadas telefónicas, impedirle el acceso al dinero familiar, tarjetas de crédito, etc. Interferir en las oportunidades de trabajo, educación, cuidados médicos.
- Obligarla a tomar parte en actividades delictivas.
- Amenazas de muerte o amenazas de agresión física o sexual, amenazas de dañar a sus hijos o animales domésticos. El maltratador puede amenazar con hacer daño a los familiares de la víctima y decirle que es responsabilidad de ella impedir que les suceda. Agresión o abuso de los hijos o mascotas de la víctima.
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