VIDA NUEVA, AÑO NUEVO
No, no estás ante un error de redacción de la frase que tanto utilizamos e intercambiamos en ese tránsito en el que despedimos un año y nos disponemos a acoger e iniciar el siguiente.
Quiero invitarte a que cada vez que inicies un nuevo año inviertas la expresión como gesto y acción concreta y visible de un cierto movimiento interno.
Hasta ahora siempre había felicitado diciendo o escribiendo «Año nuevo, Vida nueva».
Sin darme cuenta, colocaba primero el condicionante, la circunstancia o el agente externo, el hecho de que cambiaban mis calendarios y almanaques como un aliciente o un estímulo para hacer de mi vida algo nuevo o al menos renovado.
Primero lo de fuera (el año nuevo), luego, como consecuencia de aquello, su repercusión o efecto interno (la vida nueva).
A partir de ahora voy a repetir una y otra vez la frase invertida porque quiero que justamente ocurra eso mismo en mi cotidiano: que primero sea yo quien viva una vida nueva, de otra manera y que como consecuencia lógica, espontánea e inevitable de ello yo viva un año nuevo.
Un año con cada uno de sus días, horas, minutos y segundos.
A partir de ahora quiero asumir más conscientemente mi propia responsabilidad en el modo como recibo cada nuevo día; quiero ser más responsable del nivel de conciencia desde el que me relaciono conmigo mismo y con el mundo y quiero hacer de la responsabilidad y de la consciencia las dos alas con las que poder emprender y sostener el vuelo que me haga posible recorrer los espacios infinitos de mi libertad.
Texto original de José María Toro. Del libro LA VIDA MAESTRA. Editorial Desclée.
Música: «Gloria», «Inhuman Growth – choir»
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