«Aunque estéis absolutamente convencidos de lo bien fundado de vuestro compromiso espiritual, a veces os sentís cansados, saturados, hasta tal punto que empezáis a dudar. Os preguntáis si todos estos esfuerzos que hacéis para caminar por la vía de la superación de sí mismo valen verdaderamente la pena y os sentís tentados de abandonarlo todo. Pues bien, es en este momento cuando debéis estar vigilantes. Procurad, sobre todo, representaros las decepciones que os esperan si os volvéis atrás. Decíos: «Bueno, ahora me encuentro un poco cansado, ya no tengo ganas de avanzar, pero eso se pasará pronto; mientras tanto, no debo abandonar.»
En la naturaleza, después de la primavera viene el verano, luego el invierno y, de nuevo, tras el invierno, vuelve la primavera. En el ser humano también hay ciclos, estaciones. Dejad pues que pase un poco este invierno diciéndoos que las cosas irán mejor después. Así es cómo hay que razonar. No abandonéis nunca el camino de la luz, porque os arriesgáis a tener que lamentarlo un día y entonces os será mucho más difícil volver a encontrarlo.»
—
www.prosveta.com