“Yo te quiero porque te creo y no porque te entiendo”
Anónimo
La empatía, en su definición clásica, es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que un individuo diferente puede sentir.
¿Analizamos juntos lo que significa esta breve definición de algo tan complejo…?
Yo creo que las palabras clave para entender de qué deberíamos estar hablando cuando nos referimos a la empatía son “en un contexto común“. Es imposible comprender a alguien si no sabemos de lo que está hablando, y esto a un nivel mucho más profundo de lo que normalmente entendemos.
Si alguien nos confiesa que la ruptura con su pareja está haciendo que tenga un grave problema emocional, para ser capaces de entenderlo realmente debemos saber no sólo las implicaciones lógicas del problema, sino también las emocionales: y eso sólo se consigue habiendo vivido lo mismo. No deberíamos aconsejar a nadie sobre ningún tema si no hemos pasado por algo similar, puesto que entonces no habría un “contexto común” sobre el que basar la empatía.
Y aconsejar desde el desconocimiento suele ser muy parecido a juzgar sin elementos de juicio. Sólo se puede aconsejar, y con mucho cuidado, desde la empatía. Y aún así deberíamos ir con extrema cautela.
Cuando esa persona nos confiesa su problema, nuestra mente tiende a reducirlo todo a términos simples, dicotómicos, tipo “o haces esto o haces aquello, está claro”: y si lo manifestamos así, estamos haciendo muy poca justicia a la persona que tenemos delante, que seguramente le ha dado miles de vueltas al asunto intentando encontrar una solución. Muchas veces, cuando estamos delante de un problema, SABEMOS la solución: solamente necesitamos que nos comprendan, no que nos la digan.
Un consejo es algo muy precioso tanto para el que lo recibe, como para el que lo da. Y los damos con demasiada prodigalidad. Hay veces que, como en la cita anónima de arriba, basta con creer y escuchar a la otra persona… aunque no la entendamos.
Otro tema muy interesante a la hora de la empatía, y que no está incluido en la definición anterior, es la tendencia que tenemos a relativizar los problemas de los demás. El clásico “no te preocupes“. O “hay gente que está mucho peor que tú”. Y también es un tema delicado…
Mi opinión es que un poco de relativización, en general, no viene mal. Es decir, muchas veces nos sentimos agobiados por problemas que si somos capaces de verlos en una perspectiva más amplia pierden gran parte de su importancia relativa. No obstante, el llevar esto al extremo puede llevar a absurdos: parafraseando a Arnold Wesker, ni todas las causas buenas de este mundo pueden impedir que llore por un amor perdido…
Muchas veces, el ser capaces de darnos cuenta del sufrimiento ajeno nos ayuda a la hora de superar nuestros problemas: y sólo siendo mejores personas podremos ayudar realmente al mundo.
—
Peregrino
www.elblogalternativo.com