«Una comida es una ceremonia mágica: el alimento que entra en nuestro organismo no solamente se transformará en salud, en fuerza, sino también en amor y en luz. Debéis pues vigilar en no sentaros a la mesa en cualquier estado interior. ¡Cuantas veces habréis comprobado que si coméis en un estado de irritación, de turbación, no lográis después encontrar la paz! ¿Por qué? Porque con vuestros pensamientos y vuestros sentimientos habéis influido mal en el alimento y éste produce después en vosotros estados negativos.
Todo es sagrado en la vida, todo tiene un sentido. Las inteligencias de la naturaleza han preparado el alimento con el fin de sostener la vida en nosotros. Si le introducís vibraciones nocivas, pagaréis de una forma u otra esta negligencia y esta falta de respeto. El estado interior en el que coméis se graba en alguna parte en vuestro organismo y de este estado depende vuestra salud física y espiritual.»
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