El progreso tecnológico y el uso de todo tipo de aparatos por la sociedad entera -niños pequeños incluidos- va muy por delante de los estudios al respecto y las consecuencias sobre la salud y el medio. Pero como los canarios en las minas, existen personas más sensibles que notan sus efectos y nos alertan.
La revista The Ecologist nº 64 dedica un monográfico a este tema bajo el título “Contaminación electromagnética. El peligro invisible” y en sus 50 páginas explica la situación actual, los efectos nocivos, las regulaciones internacionales y el prinicpio de precaución y cómo protegerse de las ondas peligrosas.
The Ecologist se vende por 4 euros en numerosos quioscos en España y online y ésta es la editorial y el índice del último número y 4 artículos en abierto:
Ondas electromagnéticas. El peligro invisible
El nuevo monográfico de The Ecologist repasa esta vez los peligros invisibles asociados a las ondas electromagnéticas que circulan por todas partes: en las escuelas, bibliotecas, bares, casas, etc. Hay que empezar a poner barreras a esta invasión que no es tan inocua como juran y perjuran los grandes magnates de las grandes empresas del sector.
La tecnología nos inunda por todas partes. A una velocidad de vértigo aceptamos aparatos para los que nuestra evolución no nos diseñó. Las tecnologías utilizadas, que crecen con la contundencia del paso de una apisonadora, podrían no ser tan inocuas. Para desvelar los secretos de algunas de estas tecnologías y las ondas electromagnéticas es para lo que hemos realizado este monográfico.
El problema radica en que estas tecnologías son un peligro invisible. Por ejemplo, las redes wifi tienen unos efectos perniciosos que son difícilmente demostrables a corto plazo. Es difícil de demostrar la relación causa efecto entre exposición a ondas electromagnéticas y determinadas enfermedades, por otro lado cada vez más frecuentes. Pero los estudios de los expertos independientes son cada vez más certeros. Y, por otro lado, algunas instituciones nacionales e internacionales empiezan a despertar de su letargo y ponen trabas a la invasión electromagnética. Hasta que las leyes no sean más disuasorias y preventivas, nos toca actuar a nosotros, a la ciudadanía, defendiéndonos como podamos de esas exposiciones y, por otro lado, intentando presionar a los legisladores para que utilicen siempre el Principio de Precaución.
Cada vez que surge un nuevo peligro en la sociedad de masas, el proceso siempre es el mismo. Todo recuerda mucho la historia de los pesticidas. Las empresas niegan los efectos nocivos. Las instituciones miran hacia otro lado y abren el bolsillo. La población no sabe qué pasa, pero sí sabe que pasa algo. Nadie quiere renunciar al progreso, aunque tampoco hace falta, pero sí es necesario poner límites a aquello que se pone en el mercado sin las suficientes y pertinentes pruebas de idoneidad e inocuidad. Al cabo de los años, los efectos nocivos se hacen muy patentes. Nadie se hace responsable de los daños en la salud pública. Los medios empiezan a reconocer que aquellos pioneros no estaban tan locos cuando denunciaban los entonces presuntos efectos dañinos de tal o cual exposición a tal o cual producto. Pero entonces ya es demasiado tarde y la tecnología en cuestión ya se ha cobrado sus víctimas. Nosotros informamos y luego que cada cual saque sus propias conclusiones. No se trata tanto de un asunto de proteger lo propio, la salud, la familia, aunque también, sino de ser consecuentes con el compromiso de hacer llegar la información más independiente al mayor número posible de personas.
EcoActivistas
*Minerva Palomar. “Muchas personas padecen hipersensibilidad electromagnética y no lo saben”
*Alberto Cela. “Ser eléctricamente sensible significa padecer un conjunto de síntomas”
*Hogares seguros Protégete de todas las radiaciones
Sitio oficial: The Ecologist
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