Los alemanes han cerrado sus fronteras a los refugiados en un intento por restaurar la situación interna del país, dado que cada vez es más notorio el descontento respecto a la política migratoria de la canciller Angela Merkel tras los asaltos sexuales en la ciudad alemana de Colonia.
Vallas fronterizas se han erigido, campos de refugiados están desbordados, y el sentimiento antiinmigrante es cada vez mayor, informa la agencia Reuters.
El jefe de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker subrayó que la actual crisis está poniendo en riesgo los logros económicos y advierte que esta puede ser la «última oportunidad» de Europa o tal vez el «comienzo del final». Asimismo, Merkel ha calificado a Europa de «vulnerable» y considera que el destino del euro está «directamente vinculado» a la resolución de la crisis migratoria.
Sin embargo, el mayor de los problemas radica en un posible colapso de las instituciones que conforman la Unión Europea a consecuencia del progresivo aislamiento de los países que la conforman. «Nadie puede pretender que se pueda tener una moneda en común sin poder cruzar las fronteras con relativa facilidad», recalcó.
Europa tiene tan solo dos meses
Durante su intervención ante el Parlamento, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, declaró que Europa tiene tan solo dos meses para revolver la crisis de refugiados o en caso contrario, «se desintegrará como proyecto político».
Señaló además que la cumbre de líderes de la UE que se celebrará en marzo es el plazo límite para encontrar una estrategia contundente, cita el diario ‘Vzglyad‘.
Mientras tanto, la esperanza se centra en los esfuerzos de Berlín por lograr un mayor apoyo económico para el Gobierno de Turquía que desestimule el flujo de inmigrantes provenientes de este país y en general de esa zona del continente.