El cartero Ferdinand Chaval construyó este templo entre 1879 y 1912, un lapso que significó más de 93 mil horas de trabajo y que constituye un monumento a la paciencia y a la consecución de una visión.
Todo comenzó cuando Cheval tenía 43 años y encontró en una de sus rutas diarias, abarcando casi 30 km, una serie de piedras que le llamaron mucho la atención. Cheval se vio intrigado por cómo la naturaleza había esculpido estas piedras. Tomando esta inusuales piedras se dedicó a hacer la masonería para la escultura de la naturaleza y llamó inicialmente a su construcción el Palacio de la Naturaleza, un templo construido por el ahínco de un sólo hombre, el cual recuerda una de las majestuosas construcciones de la India.
Cheval veía el templo como una constancia del “sueño, la visión y la energía”, los cuales con una enorme paciencia logró plasmar para la posteridad. Actualmente su obra arquitectónica, completamente autodidacta, es patrimonio nacional en Francia. La obra es una catedral de piedra caliza con pilares, grottos y jardines de una intrincada belleza.
Puedes visitar el sitio oficial del templo de Cheval y conocer más de su historia