En Persépolis podrá descubrir el esplendor de uno de los grandes imperios de la Antigüedad
Persépolis, Irán, es una de las grandes maravillas del país asiático. En estas impresionantes ruinas se puede leer la historia del poderoso Imperio persa, que unos 500 años antes de Cristo se consagró como uno de los mayores imperios que hubiese visto la Humanidad.
Paseando entre las milenarias piedras de la que fue capital del Imperio aqueménida podrá descubrir los vestigios de esta ciudad y dejarse encantar por la sobrecogedora imagen de sus monumentos en ruinas.
Uno de los lugares más especiales de Persépolis es la Puerta de las Naciones. Este pórtico fue levantado por el rey Jerjes –aquel que se enfrentó a los espartanos en las Termópilas y a los atenienses en Salamina-, como un monumento que aunaba todos los pueblos que gobernaba bajo su égida. Hoy en día sobreviven los colosales toros alados con cabeza humana que custodiaban la puerta y parte de la estructura con bajorrelieves, incluyendo una inscripción cuneiforme del propio emperador Jerjes.
Para llegar hasta la Puerta de las Naciones podrá subir la Escalera de Persépolis, el principal acceso al complejo. Se trata de una escalinata monumental de gran belleza que, 2.500 años después de su construcción, aún sigue asombrando a los visitantes que descubren por primera vez la ciudad. A lo largo de los muros de la escalera podrá deleitarse con las deliciosas figuras esculpidas que representan a hombres de todas las razas dirigiéndose hacia la Puerta de las Naciones.
En Persépolis también destaca la Apadana de Darío, padre de Jerjes. Se trata de una antigua sala hipóstila que hacía las veces de salón de audiencias para el rey persa. Aunque hoy apenas queden catorce columnas en pie, en los tiempos de los aqueménidas se contaban hasta setenta y dos pilares de más de 20 metros de altura en este salón de más de 100.000 metros cuadrados que, sin duda, era la joya del palacio real.
Además, a lo largo de todo el complejo de Persépolis, Irán le ofrecerá alguna de sus joyas arquitectónicas. Antiguos palacios, muros, columnas, esculturas y pórticos que, más de dos milenios después de su construcción, siguen proclamando el esplendor de un imperio que llegó a extender sus fronteras hasta los confines de Grecia.
Al viajar a Persépolis, no podrá dejar de visitar Naq-El-Rustam, a pocos kilómetros de la antigua capital persa. Aquí encontrará los impresionantes mausoleos de los reyes persas Darío I, Jerjes, Artajerjes y Darío II. Se trata de impresionantes tumbas excavadas en la roca de la montaña adornadas con centenares de bajorrelieves históricos –algunos de varios siglos posteriores a la construcción de las tumbas-. También destaca el Cubo de Zoroastro, una típica construcción zoroatrista, la religión del imperio persa.
Sumérjase en Persépolis, Irán, en el ambiente del Imperio Persa, con una historia y unos monumentos tan fascinantes como maravillosos.
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