«El agua es una materialización del fluido cósmico que llena el espacio. Con el pensamiento podemos entrar en relación con este fluido y purificarnos con su contacto, porque si el agua nos lava en el plano físico, en el plano psíquico posee exactamente las mismas propiedades. La primera condición para este trabajo de purificación, es tomar conciencia de que a través del agua que derramamos sobre nosotros, es posible alcanzar un elemento de naturaleza espiritual…
Cada día, prestad atención cuando os lavéis haciendo gestos moderados, armoniosos, a fin de que vuestro pensamiento pueda desprenderse y concentrarse en el agua, en su frescor y su limpidez. Entonces esta agua alcanzará en vosotros regiones desconocidas para introducir en ellas transformaciones; y no solamente os sentiréis aligerados, purificados, si no que vuestro corazón y vuestro intelecto serán también alimentados con elementos sutiles, vivificantes.»
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Cae abundante lluvia,
agua bendita que sana
la tierra y la vida.