Marduk (Dios)
Dios en árabe se dice allah tal y como en francés es dieu y en inglés god, Yahve es una de las formas de transliteración al español del tetragramatón hebreo para designar el nombre personal del dios en resumen:
-las biblias cristianas en árabe y los cristianos árabes dicen allah cuando quieren referirse a la palabra dios. Allah no es el nombre personal del dios monoteísta, es una traducción árabe (y otras lenguas influenciadas por esta lengua) de la palabra dios
-Yahvé aparece solamente en la llamada biblia hebrea (antiguo testamento), el Nuevo Testamento no llama al dios con un nombre personal, le denomina de varias formas, entre ellas el señor, el padre (como una de las tres entidades que constituyen al dios).
-las biblias cristianas en árabe y los cristianos árabes dicen allah cuando quieren referirse a la palabra dios. Allah no es el nombre personal del dios monoteísta, es una traducción árabe (y otras lenguas influenciadas por esta lengua) de la palabra dios
-Yahvé aparece solamente en la llamada biblia hebrea (antiguo testamento), el Nuevo Testamento no llama al dios con un nombre personal, le denomina de varias formas, entre ellas el señor, el padre (como una de las tres entidades que constituyen al dios).
El mismo EL CREADOR los judíos creen hasta en Moisés, no aceptaron al profeta Jesús, los cristianos creen en Jesús, no aceptan al profeta Muhammad, mientras que los musulmanes aceptar a todos los profetas enviados por Dios…
Abraham
Son todos monoteístas, aunque impregnadas de politeísmo arcaico, y cada una de las religiones hace decir a su dios, un dios callado, sordo y mudo, hace y dictamina lo que le apetece al profeta de turno correspondiente, por eso el mensaje del dios creador es diferente, no es un mensaje del dios, sino el de los hombres.
Las religiones consideran que son diferentes, diciendo cada una que el “suyo” es el verdadero y que “su profeta” es el auténtico.
En el caso de Jesús su mensaje fue bondad, perdón, sacrificio… pero luego llega la Inquisición y dice “quememos a los herejes”.
Pero pensamos que cuando decimos Dios, Allah, Adonay, Jehova o Yahve, “nos referimos al mismo” SI son los mismos, todos procenden de la palabra ElOHIM, =EL-oh-IM.
EL corresponde a la más antigua designación de una deidad en el cercano Oriente. Este nombre se usaba para designar una variedad de dioses, no solamente para designar al Dios verdadero. Por eso es muy común encontrar este nombre acompañado de algo más, para así indicar que no se refiere a cualquier dios del mundo pagano, sino al único Dios verdadero.
ELAH es en realidad una palabra Aramea y por tanto aparece en los pasajes del Antiguo Testamento que están en Arameo. Es una palabra afín a la palabra Alá, que es el nombre que los árabes utilizan para referirse a la deidad.
ELOAH otro vocablo muy parecido al anterior es ELOAH. Este nombre es la traducción Hebrea del Arameo Elah.
ELOHIM algunos estudiosos de la Biblia han afirmado que Eloah es la forma singular del vocablo ELOHIM. Al igual que los otros vocablos, que contienen la raíz El, este nombre de Dios se usa tanto para referirse al único Dios verdadero como para referirse a los dioses paganos.
Después también esta la definición de Yahvé, podríamos decir que =Y. H, V. “EL Ó IL” (Elohim). Y también Jehová, J, H, V, = EL Ó IL. (Elohim)
En tiempos de sumeria existía una ciudad llamada Ur, hoy día sus ruinas aun siguen en pie.
En esa ciudad nació el llamado Abraham, conocido como el propulsor de un solo Dios,
El Dios principal de la ciudad era llamado “El” estaba considerado como el dios de dioses.
En cananeo era también nombrado como “IL” y comenzó el incierto, cuando los pueblos comenzaron a intercambiarse informaciones comenzó a crearse la transformación. Abraham salio de la ciudad de Ur predicando a su dios, comenzando a crearse una imagen de 2 frases, EL ó IL, siglos después comenzó a fusionarse esas palabras llegando a crearse Elil, También en otras lenguas fue llamado Eloáh, Eláh, y en árabe se le nombraba como Allah, de todo esto surgió traducciones, traducciones erróneas y muchas a ideas del traductor. Entre ellas El-o il= Elil, convirtiéndose en Enlil,
Otra fue El óh iL, convirtiéndose en Elohim.
En esa ciudad nació el llamado Abraham, conocido como el propulsor de un solo Dios,
El Dios principal de la ciudad era llamado “El” estaba considerado como el dios de dioses.
En cananeo era también nombrado como “IL” y comenzó el incierto, cuando los pueblos comenzaron a intercambiarse informaciones comenzó a crearse la transformación. Abraham salio de la ciudad de Ur predicando a su dios, comenzando a crearse una imagen de 2 frases, EL ó IL, siglos después comenzó a fusionarse esas palabras llegando a crearse Elil, También en otras lenguas fue llamado Eloáh, Eláh, y en árabe se le nombraba como Allah, de todo esto surgió traducciones, traducciones erróneas y muchas a ideas del traductor. Entre ellas El-o il= Elil, convirtiéndose en Enlil,
Otra fue El óh iL, convirtiéndose en Elohim.
Otra fue El-Ah convirtiéndose en Allah.
EL ARCA DE LOS DIOSES
Interesante sincretismo, pero me reafirmo en lo que en su día llegué a averiguar sobre el asunto: Una vez ya en estos tiempos, el lenguaje se debería utilizar de la manera más descriptiva posible. Una cosa serían las «entidades tecnológicamente avanzadas de unos u otros tiempos» otra muy distinta el archimanido arquetipo-quimera de… «dios».
Ya viene siendo hora de asumir que estamos viviendo en un universo finito, creado a partir de un vacío infinito. Sólo el vacío / la Nada podría abarcar el cuanto energético del infinito auténtico. Desde el preciso momento en el que apareciera alguna singularidad, el Infinito pasaría a ser finito y limitado; y eso implicaría la primera aparición de la consciencia; ergo el inicial nacimiento de la «yo-soidad».
Y no ya es sólo una cuestión de matemática pura y simple, sino un axioma que devendría de la lógica más elemental. NINGÚN ente u organismo consciente de su Sí mismo podría JAMÁS abarcar o ser Infinito. El Infinito NO nunca podría ser consciente de sí.
Hablar de «dios» o «dioses» sólo nos conduce al concepto medieval de la fe en dicha/s entelequia/s; semejante hábito solo comporta un truco para hipnotizar nuestra consciencia y someterla a los efectos del engaño, la falsedad y la teocracia; y se trata de hecho de la más antigua técnica de magia negra ejercida para convertirnos en presas del lavado de cerebro más letal que se conoce en la historia de las artimañas del control mental.
En el todavía distante futuro de una posible sociedad inteligente el término «dios» sería eliminado de cualquier vocabulario, dado que entraña el mantra más eficaz para evitar nuestra natural libertad inherente; su asunción voluntaria o refleja nos transforma en el rebaño de ovejas que actualmente somos, necesitadas del correspondiente arbitrio de un pastor vigilante y de mayor rango; esto es: Una autoridad externa. Sólo hay que comprobar cómo ese hechizo ha durado siglos si no eones. Y como argucia de sometimiento de las masas viene a ser bastante más lesivo que la tecnología de que se dispone en nuestros tiempos basada en microondas y dispositivos móviles para lograr el dominio total sobre las mentes de los hombres.
Una vez asumido el hecho de lo Infinito, el universo manifiesto no requiere ningún «dios» para pasar a ser por sí mismo. La ciencia ha demostrado esto hace mucho: Sin observadores ninguna forma, entidad o evento observable podría llegar a darse; y en un acto de hipocresía tan ridículo como enmascarado se atreven a denominarlo «decoherencia cuántica»; cuando lo cierto es que las mediciones obtenidas en el laboratorio apuntan a que… nosotros… -todos juntos y a la vez- …somos los que estamos manifestando este Universo visible, a tiempo real.
Por lo tanto solo cabe cuidarse del influjo de la hipnosis generada por los otros, los que tratan de controlar el juego a su favor desde siempre, con el fin de que creemos la realidad que ellos desean; y casi siempre en nombre de una u otra modalidad de «dios».
Insisto pues en que la más arcaica magia negra, la cábala, los grimorios de hechizos y demás truquitos fraudulentos limitadores de nuestra más básica libertad funcionaron siempre de tal modo: A base de hipnosis.
Es un juego de palabras, interesante, y lo que resume el autor del post, se puede llamar cualquier cosa, menos teología, o para darle más seriedad, transliteración, como si se hablara de una formula matemática, y estas historias finalmente hacen que sea dificil entender, lo que es por demás, de sencillo. Sus cuatro renglones finales ∆∫ ηΣ†ώøπK∞, son la perfecta síntesis.
¡Ya! Es que se ha dado el caso que le acabo de soltar un ladrillazo similar a un comentarista angloparlante en su cuenta YouTube, y solo he tenido que traducirlo al castellano corrigiendo la sintaxis, y tal. 🙂
¡Pobre compadre, -por otra parte-! 🙁
De hecho me atrevería a añadir que los mismos que inventaron el término «dios» fueron los que ulteriormente diseñaron la «teología»… -como no podría ser de otro modo, supongo-.
Hay veces que nos hipnotizamos nosotros mismos, y se trataría de una decisión voluntaria aunque puede que olvidada a la fecha; quizás a fin de generar casuística de experimentación diversificada y repleta cada vez de más y más matices y distingos ilusorios.
Creo que el problema principal estriba en tratar de asumir la verdad primera en términos de lenguaje donde ni siquiera funciona el mecanismo del pensamiento, el cual fluctúa casi siempre en modo bucle: Afirmación, negación; verdadero, falso; etc.
Puede que solo en los confines límite de la realidad se dé la conciliación entre esos dos extremos; pero allí solo la pura y simple vivencia, percepción o experiencia es la que funciona; el pensamiento pues, se detiene finalmente. La mente es un estadio ulterior que… -sospecho- solo funciona a partir del escalafón de la Dualidad; y siguiendo esa regla, menor validez tendría el lenguaje.
Un saludo cordial, María.