Siempre existió la creencia de que los genes nos determinan, pero hoy sabemos que distintos factores, como por ejemplo ambientales, conductuales propios o heredados del clan familiar, pueden alterar la expresión genética y por ende definir el fenotipo del organismo.
En el año 1942 Conrad Waddington introduce el termino epigenética, la describe como el sector de la biología que estudia las interacciones causales entre los genes y sus productos que dan lugar al fenotipo. Los inicios de la epigenética en la bibliografía datan de mediados del siglo XIX, sin embargo los comienzos de la noción pueden hallarse ya en Aristóteles, quien creía en la epigénesis. Decía al respecto que el desarrollo de la forma orgánica del individuo se gestionaba a partir de materia amorfa.
Actualmente existen dos nuevos campos en la ciencia genética, transducción y epigenética.
Transducción se refiere a la transformación de un tipo de señal en otro tipo de señal “…es cuando un organismo lee la señal del medio ambiente y la traduce en comportamiento y genética. O sea que la transducción controla comportamiento y también genética. La transducción de la señal está por encima de la epigenética porque es necesaria para entender la epigenética. La Transducción se basa en leer el medio ambiente, interpretarlo y luego generar una respuesta, que es la respuesta a un estimulo. La repuesta puede reflejarse en la conducta o en la genética. Por eso cuando hablamos de genética, siempre digo que la respuesta al medio ambiente que controla la genética no está relacionada a la genética regular de los libros académicos sino que está relacionada a la epigenética. Y la razón por la cual se llama epigenética es la siguiente: epi significa “por encima”, como epidermis, o sea “por encima de los genes”.
Ahora, descubrimos que la señal por encima de los genes viene del medio ambiente, o sea que el medio ambiente es el que controla los genes, en vez de ser los genes quienes se controlan a sí mismos. (Bruce Lipton)
Jorge Dotto, medico patólogo y genetista argentino autor de “Genética. Cómo puede cambiar nuestras vidas” declara: “Los seres humanos también somos responsables y podemos modificar nuestros genes. Hay factores ambientales que actuarían como un botón de la luz, que prende o apaga ciertas áreas. Hay “etiquetas” proteicas que están adheridas a nuestro genoma y hacen que éste se relaje o se comprima. Si el ADN se relaja o se “desenrolla”, los genes se activan o se expresan; mientras que si la conformación de la doble cadena se comprime, hace que no haya expresión genética, se “apagan”. Estos cambios de expresión de genes son causados por la alimentación, el estrés o algunos productos sumamente tóxicos, como el cigarrillo. Eso sí: no hay una modificación de la secuencia del ADN (genoma) con estas acciones externas que ejerce el ambiente, no ocurren mutaciones”
A pesar de que estos factores externos no cambian la secuencia básica de ADN, sucede algo asombroso, estas modificaciones pueden pasar a futuras generaciones
Bruce Lipton, biólogo celular, investigador en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford y autor del libro The biology of belief (2005), aplicó un concepto básico de la física cuántica al campo de la biología celular, “…el universo cuántico es un conjunto de probabilidades susceptible a los pensamientos del observador”.
Somos los artistas y también la obra de arte
Gregg Braden, en la introducción de su libro La Matriz Divina, explica de manera detallada el efecto del observador. La metáfora “somos los artistas y la obra de arte también o “somos el lienzo, al igual que las imágenes en el lienzo. Somos las pinturas y también los pinceles”, refiere a una discusión de gran controversia entre las mentes más brillantes de la historia reciente.
“Albert Einstein afirmó que somos esencialmente observadores pasivos viviendo en un universo preexistente sobre el que tenemos poca influencia: «Allí fuera está este inmenso mundo –dijo, que existe independientemente de nosotros los humanos y que se alza ante nosotros como un gran y eterno enigma, pero que es accesible, en parte al menos, a la inspección y al pensamiento». En la actualidad, muchos científicos comparten esta misma visión. Éste no es el caso de John Wheeler, un físico de la Universidad de Princeton y colega de Einstein. Wheeler nos ofrece una visión radicalmente distinta de nuestro papel en el universo y lo hace con gran claridad y audacia. «Teníamos esa vieja idea según la cual el universo está allí fuera y aquí está el hombre, el observador, separado del universo por una gruesa plancha de vidrio.» Refiriéndose a los experimentos de finales del siglo XX que demostraron que el mero hecho de observar algo ya lo modifica, Wheeler continúa: «el mundo cuántico nos enseña que para observar un objeto tan minúsculo como un electrón tenemos que romper esa plancha de vidrio: tenemos que pasar al otro lado… De modo que nos vemos obligados a eliminar la vieja palabra observador y colocar en su lugar la palabra participante. ¡Qué gran cambio! En una interpretación radicalmente distinta de nuestra relación con el mundo, Wheeler afirma que es imposible que podamos ser meros observadores del universo que nos rodea. Los experimentos de la física cuántica muestran que el mero hecho de mirar algo tan pequeño como un electrón —simplemente centrar nuestra atención en lo que esté haciendo durante un instante— cambia sus propiedades mientras lo estamos observando. Los experimentos sugieren que el propio acto de observación es un acto de creación y que la conciencia es la autora de esa creación. Estos resultados parecen respaldar la teoría de Wheeler de que ya no podemos considerarnos simples observadores que no afectan al mundo que están observando. Considerarnos partícipes en el proceso de creación en lugar de simples transeúntes que pasan un breve período de tiempo en el universo requiere una nueva percepción del cosmos y de su funcionamiento”.
Existe un lugar en el que comienzan todas las cosas, un lugar de pura energía que simplemente «es». En esta incubadora cuántica de la realidad, todo es posible. Desde nuestro éxito personal, riqueza y curación, hasta nuestro fracaso, pobreza y enfermedad… todas las cosas, desde nuestros mayores miedos hasta nuestros deseos más profundos, comienzan en esta «sopa» de potencialidades. (Gregg Braden)
Esta nueva percepción del mundo, la unificación de la biología celular con la física cuàntica, nos permite adentrarnos en un universo de infinitas posibilidades, donde lejos de ser meramente observadores, nos transformamos en los creadores de nuestra propia vida.
Más Información:
http://editorialsirio.com/contenido/datos/colecciones/pdfs/9788478088287.pdf
http://entremujeres.clarin.com/vida-sana/salud/jorge_dotto-genetica-ADN-genoma-salud-epigenetica-prevencion_0_1351065789.htm
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AUTOR: Andea Fabiana Bollino miembro de la familia de hermandadblanca.org
Totalmente de acuerdo TODO es energía,vibración,como enseña El Kybalión,pero lamentablemente como creadores no somos capaces de «conducir» y dirigir el proceso creativo hacia un objetivo individual previo(hasta ahora).