Cubainformación
Un mensaje recorre los grandes medios internacionales: en su próximo viaje a Cuba, el Presidente de EEUU Barack Obama llevará un mensaje de exigencia y presión a Raúl Castro para que respete los “derechos humanos” (1).
Pero, ¿es esto cierto? ¿O responde solo a la reproducción mimética, por parte de los medios, de la propaganda de la Casa Blanca?
Recordemos que, a propuesta de Cuba (2), el 31 de marzo del pasado año, delegaciones de ambos gobiernos hablaron en Washington… sobre derechos humanos (3).
Allí, la delegación cubana fustigó “la brutalidad y abuso policial” con patrón racista, “las limitaciones al ejercicio de los derechos labores y libertades sindicales”, “la tortura, las ejecuciones extrajudiciales con uso de drones”, “el espionaje y vigilancia extraterritorial”, y tantas otras violaciones flagrantes de derechos humanos en EEUU (4).
Si, en su viaje a La Habana, su deseo es repasar la agenda de “derechos humanos”, Obama deberá responder a las mismas demandas.
Sin embargo ¿hemos leído algo de esto en los grandes medios? Ni una palabra. Por el contrario, la llamada “prensa liberal”, que respalda la política de soft power de Obama, ha recuperado su tradicional agresividad contra Cuba. “The New York Times”, cuyas editoriales prepararon estratégicamente el terreno a la Casa Blanca para su acercamiento a La Habana, hacía proclama, hace unos días, de la clásica arrogancia intervencionista estadounidense.
En un editorial titulado “Obama debe promover la democracia en su visita a Cuba”, sentenciaba que el presidente “debería impulsar a Raúl Castro (…) a que siente las bases para una transición”, porque en Cuba sus líderes “no rinden cuentas al pueblo” y dirigen “el país como un estado policiaco” (5).
El diario español “El País”, en un editorial titulado “El régimen castrista debe dar pasos concretos de apertura tras la normalización de relaciones con EEUU” (6), repetía la propaganda clásica de la Casa Blanca: Obama “viajará a la isla para promover `los esfuerzos y avances que mejoren la vida de los cubanos´”, mientras Cuba, “ha dado escasas muestras de cambio y apertura real”.
Canales como “CNN en español”, otro peso pesado de la artillería mediática “liberal”, daba la palabra a diferentes funcionarios norteamericanos, para reforzar el mismo mensaje. Por ejemplo, entrevistaba en profundidad al embajador de Estados Unidos en Chile, Michael Hammer, que afirmaba, sobre Cuba: “No es una democracia. Hay mucho por hacer. Esperemos que algún día esto se pueda realizar (sic), y nosotros, a través de esta apertura, estamos intentando apoyar al pueblo cubano en sus aspiraciones” (7).
Otro mensaje repetido hasta la saciedad es que Obama se reunirá en la Isla con la llamada “disidencia” (8), presentada como supuesta “sociedad civil” cubana (9). Curiosa “sociedad civil” que es financiada con 20 millones de dólares que cada año aprueba la Cámara de Representantes de EEUU (10) y que, según informes de la propia diplomacia estadunidense, no tiene el más mínimo respaldo social (11).
Por otro lado, los medios abiertamente conservadores, como la Cadena Fox (12), El Nuevo Herald (13), The Washington Post (14), ABC (15) o El Mundo (16), servían de altavoz de las denuncias e insultos a Obama, desde las filas del Partido Republicano y de la ultraderecha de Miami (17), o desde colectivos como las llamadas “Damas de Blanco” (18), para quienes el citado viaje constituye, sencillamente, una traición política.
En varias televisiones escuchábamos a Ted Cruz, candidato republicano: «El régimen cubano es aliado de Corea del Norte y otros de nuestros enemigos, y Obama ha regalado un salvavidas a los Castro dándoles millones de dólares que solo usarán para atacar los intereses norteamericanos». «Mi problema con los cambios hacia Cuba –afirmaba Marco Rubio, otro de los candidatos- es que no se le pide nada a cambio al régimen cubano. Sigue siendo tan represivo hoy como siempre» (19).
Decenas de notas, noticias, crónicas, reportajes. Y, además, tertulias radiales y televisivas, e incontables artículos de opinión (20).
Unos, para apoyar el viaje de Obama (21), otros para criticarlo (22). Pero todos –casi sin excepción- con el mismo mensaje: Obama deberá presionar, exigir al Gobierno de Raúl Castro “democracia” y “derechos humanos”, según el estándar avalado por el poder político occidental.
Una nueva lección de qué se entiende por pluralismo informativo y libertad de expresión dentro del actual modelo hegemónico de prensa. Un modelo cada día menos informativo, y cada día más cercano a una simple propaganda de guerra.
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