Juzgar sentimientos. ¿Es que no basta con promulgar leyes contra las manifestaciones del pueblo? (y ahora espero que con esas leyes se cepillen vivos a los privilegiados policías de Madrid por acoso a un concejal)
Pues bien, el gran Josep Ramoneda, en Hora25, reflexionaba así respecto al disparate que supone juzgar los sentimientos:
’’’A Rita Maestre, portavoz del Ayuntamiento de Madrid, se le juzga por un delito contra los sentimientos religiosos por una protesta hace cuatro años realizada en la capilla de la Universidad Complutense. Mal asunto para la Libertad de Expresión cuando los jueces han de deliberar sobre sentimientos y sensaciones que, en este país, comienza a ser demasiado habitual. ¿Por qué los sentimientos religiosos merecen especial protección? ¿A alguien se le ocurriría acudir al juzgado por sentirse herido en sus sentimientos conservadores, liberales, socialistas, comunistas, agnósticos, ateos, ecologistas, animalistas, vegetarianos o esotéricos? ¿Verdad que sería ridículo? Pues Dios y la Patria mantienen este absurdo privilegio’’’.