La ciencia ya experimenta con híbridos que son mitad hombres, mitad animales.
Se propone incluso crear una quimera hombre-mono con fines terapéuticos
La especie humana ya está mezclada con otras. Se ha iniciado un proceso científico que pretende ampliar la diversidad genética del planeta con fines médicos mediante la creación de especímenes híbridos, mitad animal, mitad humano, con los que experimentar enfermedades y terapias. Ya hay células humanas en cerebros de ratón y de monos, así como ovejas que poseen hígados parcialmente humanos, corazones con células humanas y cerebros con huellas humanas. Algunos científicos se han propuesto incluso crear un “humanzee” (del inglés human y chimpanzee) que sería el cobaya ideal para los laboratorios de investigación. Rifkin ha dado la voz de alarma preguntándose: ¿estamos en la cúspide del renacimiento biológico, como algunos creen, o estamos dispersando las semillas de nuestra propia destrucción? Por Eduardo Martínez.
La Universidad de Stanford se propone inyectar células humanas en el feto de un ratón, creando así una variedad de ratón humanoide en un 1%. También pretende crear un ratón con el 100% de células humanas. Por otro lado, tal como informa Der Spiegel, científicos del Instituto Max Planck de Alemania han implantado células madre humanas en el cerebro de monos, con la finalidad de desarrollar posibles tratamientos genéticos de algunas enfermedades neurodegenarativas.
Por último, en la Universidad de Reno, Estados Unidos, tal como informa Business Week, hay un rebaño de cincuenta ovejas que poseen hígados parcialmente humanos, corazones con células humanas e incluso cerebros con huellas humanas. Es el primer rebaño de animales “humanos” del que se tiene constancia.
Llega “Humanzee”
En otros experimentos, se han inyectado células madre humanas en ratones, se ha introducido el ADN humano en conejos, se han creado cerdos que llevan en sus venas sangre humana y corderos con hígados y corazón en gran parte humanos.
Según Rifkin, algunos científicos se han propuesto incluso crear un “humanzee” (del inglés human y chimpanzee) que sería el cobaya ideal para los laboratorios de investigación. El chimpancé comparte con nosotros el 98% del genoma humano y un ejemplar adulto tiene el nivel mental de un niño de cuatro años.
La primera experiencia de creación genética tuvo lugar hace unos años en Edimburgo, Escocia, cuando los cientificos mezclaron un embrión de cordero con uno de cabra, dos especies animales sin ninguna parentezco entre sí y que son incapaces de acoplarse. El resultado, una criatura que tenía cabeza de cabra y cuerpo de cordero.
El intento que subyace detrás de estas investigaciones es cruzar nuestra especie con animales para obtener híbridos de todas clases que representarían la panacea de las investigaciones médicas. Los científicos consideran que cuanto más se parezca un animal a un humano, más fácil será simular en sus carnes la progresión de enfermedades humanas, experimentar nuevos medicamentos y recoger tejidos de órganos que puedan ser implantados en personas. Esta idea implica asimismo la creación mediante manipulaciones genéticas de órganos animales que luego puedan ser trasplantados en su integridad a personas enfermas.
Hasta el momento, todos estos experimentos se desarrollan dentro de la legalidad, según sus artífices, si bien algunos están siendo investigados. La Academia de la Ciencia de Estados Unidos se limita por el momento a “recomendar” que no se inserten células humanas en embriones de chimpancés ni de otros primates.
Sin embargo, el Consejo Nacional de la Ética de Alemania ha elevado una protesta por los experimentos del Instituto Max Planck, que han conseguido desarrollar tumores en el sistema nervioso de los simios después de implantarles células humanas en el cerebro.
Pero las consecuencias de estas investigaciones, que por lo demás tardarán años en proporcionar resultados válidos para la medicina, pueden ser considerables. Socialmente ya está planteado el debate ético de si se pueden humanizar animales y luego privarles de la dignidad que nos hemos reconocido como especie.
Por otro lado, está el peligro de que unos híbridos creados en laboratorio se escapen y pueblen la Tierra, sin que se sepa todavía qué consecuencias pueden alumbrar para otras especies, el entorno e incluso la sociedad humana.
Pregunta sin respuesta
Tal como plantea Rifkin, los científicos han alcanzado el poder de volver a escribir la historia de la evolución: esparcir partes del Homo sapiens en el resto del reino animal y fusionar partes de otras especies con nuestro propio genoma e incluso crear nuevas subespecies y superespecies. La pregunta todavía sin respuesta es: ¿Estamos en la cúspide del renacimiento biológico, como algunos creen, o estamos dispersando las semillas de nuestra propia destrucción?
Jeremy Rifkin es profesor de la Escuela Wharton de Finanzas y Comercio, y presidente de la Foundation on Economic Trends, con sede en Washington, dedicada al estudio de las tendencias económicas. Ha escrito 14 libros sobre el impacto de la ciencia y la tecnología en la economía, en la sociedad y el medio ambiente. Sus reflexiones han sido objeto de valoraciones diversas.