«Aunque se encuentren todos los días, y desgraciadamente también aunque vivan juntos, los humanos sólo se miran unos a otros de una forma superficial. Se fijan en las manifestaciones externas, en la apariencia, y la apariencia a menudo no es muy buena que digamos… Olvidan que más allá de esta apariencia hay también un alma, un espíritu y aunque esta alma y este espíritu se expresen rara y débilmente, están ahí. Entonces, ¿por qué no estar más atentos para poder reconocer sus manifestaciones?
Un sabio sabe que todos los seres humanos con los que se encuentra son hijos e hijas de Dios, se centra en este pensamiento y aborda a cada uno con este pensamiento. Incluso sin ser conscientes de ello, hace sobre ellos un trabajo creador que un día fructificará. Y se siente feliz. Creedme, la mejor forma de ser útil a los demás, es descubrir sus cualidades, sus virtudes, sus riquezas espirituales y concentrarse sobre ellas: entonces se despierta en los seres algo bueno y sienten la necesidad de desarrollarlo.»
—
www.prosveta.com