Fue designado obispo de la diócesis por parte del papa.

Fue quien, «hizo todo el trabajo sucio de Fernando Karadima» y se encuentra acusado de amenazas a seminaristas, encubrimiento de abusos sexuales y ruptura del secreto de confesión

Este 21 de marzo se cumple un año desde la desgraciada toma de posesión como obispo de Osorno del cómplice de acciones de pederastia Juan Barros Madrid. Había sido nominado en tal cargo el 9 de enero anterior por el mismísimo papa.

Y fue éste el que remachó su designación y defensa del susodicho Barros, asestándoles a los reticentes feligreses un brutal “Osorno sufre por tonta”

Los indignados osorninos se han movilizado durante un año exigiendo la renuncia del cuestionado sacerdote. De hecho, alrededor de cien laicos se manifestaron el pasado sábado 19 en las gradas de entrada de la osornina Catedral de San Mateo para exigir, una vez más, la renuncia de Barros.

Mario Vargas, uno de los líderes del movimiento de Laicos de la ciudad, reiteró el reclamo del grupo opositor a la primera autoridad del catolicismo en la zona, al estar vinculado al sacerdote Fernando Karadima, condenado por el Vaticano y la justicia chilena por abusos sexuales contra menores de edad.

El dirigente, además, adelantó que las protestas se radicalizarán este año, pues el objetivo es que Juan Barros renuncie de una vez al obispado del que ilegítimamente pasó a hacerse cargo.

Las manifestaciones en contra del prelado prosiguieron éste domingo 21.

En la ocasión, laicos protestaron y se enfrentaron verbalmente con sacerdote jesuita Tom Gavin, quien los llamó a terminar con el conflicto y a tener misericordia con el ‘pobrecito’ cura.

Los manifestantes desplegaron un lienzo en el frontis de la céntrica catedral cuando terminaba la misa liderada por Gavin. Fue así como comenzó un conato verbal, en el que los laicos le enrostraron la división del catolicismo a nivel local ocasionada por elementos como Barros.

Lo hemos dicho: apoyamos e impulsamos el clamor de la comunidad católica de Osorno, en términos de repudiar esta imposición obscena de un cura que carece de toda moral y en quien no anida el espíritu de un verdadero cristiano.

Por cierto, se debe insistir en la realización de movilizaciones de las comunidades de base, de laic@s y de religios@s, como las llevadas hasta ahora, a fin de hacer público el malestar y el hastío por la injusta medida.

 Barros, si es que tuviese algo de decencia, debiera renunciar a la espuria designación y a la iglesia, ¡sin más!

¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!

Colectivo Acción Directa 8a –Chile

Marzo 21 de 2016