«Un hombre y una mujer se encuentran y experimentan la necesidad de acercarse: durante algún tiempo, cada uno está atento y trata de complacer al otro. Pero el día en que viven juntos, ya no creen estar obligados a esforzarse. Diréis que la vida cotidiana es muy absorbente: ¡hay tantas preocupaciones, obligaciones y cosas que solucionar que ocupan toda vuestra atención! De acuerdo, pero entonces hay al menos una solución: dar muestras de reserva, de moderación. Sí, incluso cuando viven juntos, los hombres y las mujeres sacarían más provecho observando una cierta moderación para evitar caer en esa familiaridad prosaica de la vida cotidiana. A menudo, es por falta de vigilancia que se pierde el amor.
Es bueno que en una pareja cada uno mantenga con respecto al otro, algo en secreto, algo misterioso, con el fin de conservar el interés, la curiosidad por algo nuevo, desconocido. Es lo desconocido lo que protege y alimenta la atracción que sienten el uno por el otro.»
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