«La mayoría de los hombres no sólo encuentran natural dejarse llevar por las emociones, por las efervescencias, por las pasiones, sino que piensan que es eso lo que da gusto e intensidad a la existencia. ¿Acaso se preguntan alguna vez en qué estado se encontrará su cerebro cuando tengan necesidad de reflexionar para resolver problemas importantes y comprender las verdades esenciales de la vida?
Para que vuestro cerebro sea siempre resistente y esté disponible, debéis ser prudentes, mesurados en cada una de vuestras actividades y sobre todo debéis tratar de dominar los movimientos de vuestra vida psíquica. Si no, aunque el sabio más grande viniese a revelaros el enigma del universo, no comprenderíais nada, no oiríais nada, no veríais nada. Y es una lástima. Velad pues para no despilfarrar vuestro tiempo y vuestras energías en preocupaciones que os debilitan; de esta manera estaréis despiertos y lúcidos en el momento en que se presenten ante vosotros las verdades que os abren el camino de la luz y la liberación.»
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