La población del gorrión, compañero del hombre desde siempre, ha decaído en Europa en un alarmante 63% en solo 30 años, notándose su ausencia de una manera dramática en ciudades como Londres, una de las urbes donde esta simpática ave la había convertido en su reino.
Gran preocupación causa esto en los hombres de ciencia quienes siguen una frase célebre, “si es bueno para el gorrión, es bueno para todos”.
La ONG ambientalista SEO/BirdLife nombró a esta especie el Ave del Año 2016 ya que su disminución preocupa enormemente y se cree que es debido a la calidad ambiental de las ciudades, que –asimismo- está relacionada a la pérdida de biodiversidad urbana.
Según la organización, se calculaba que en España en el 2006 de los 165 millones de gorriones se han reducido en 8 millones siendo la meseta norte y Aragón las zonas más afectadas. En toda Europa desde 1970 la disminución se hace notable, solo en Reino Unido se calcula la pérdida de 10 millones de ejemplares entre los años 70 y 80.
Siendo el gorrión un ave sedentaria, es importante analizar los cambios en su entorno, la intensificación agraria, el abuso de los plaguicidas o el despoblamiento generalizado que podrían ser los causantes o al menos parte del problema, detalla SEO/BirdLife.
La ONG señala que se cree que en las ciudades habrían otras causas que se sumarían como el electromagnetismo producido por la gran cantidad de antenas, la contaminación, el aumento de la depredación, la competencia con especies invasoras, la falta de alimento en época de crías, la escasez de zonas verdes y de lugares para nidificar.
“No se trata de una cuestión anecdótica: menos biodiversidad urbana significa más contaminación, más emisiones de CO2, menos zonas verdes y, por tanto, entornos menos saludables. No lo olvidemos: la presencia de gorriones es un indicador de la calidad de vida de un entorno. Tenemos que cuidarlos defendiendo la biodiversidad de nuestros municipios”, señala Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife y defensora de los animales sostiene:
“Quienes viven, y vivimos, en las ciudades debemos apostar por incorporar, gestionar y proteger espacios para la biodiversidad”, añade Ruiz.
La pérdida de biodiversidad en el mundo es tal que a la lista de especies amenazadas -que incluye al águila imperial ibérica o al urogallo- se están sumando especies que tradicionalmente han convivido con el ser humano, como es el caso del gorrión común, aclara por su parte Juan Carlos del Moral, coordinador del área de Seguimiento de SEO/BirdLife.
“Dependemos en gran medida de la salubridad de pueblos y ciudades para nuestro propio bienestar. Por eso, el declive de una especie que se ha adaptado a vivir en medios urbanos, de modo completamente salvaje, puede indicar disfunciones crónicas del sistema que a la larga pueden perjudicarnos”, concluye Mario Díaz, presidente del Comité Científico de SEO/BirdLife e investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
La Gran Época