La admisibilidad del impeachment y la continuidad de la crisis política.

«¿Cuál será la salida? ¿Lula o un outsider de la política? El hecho es que me parece que nos sumergimos aún más en la crisis política», afirma el sociólogo después de la admisibilidad del impeachment en la Cámara de los Diputados.
«La aprobación del proceso de impeachment por el plenario de la Cámara de los Diputados, por un lado fue sorprendente por la diferencia no prevista en los listados producidos por la prensa y por los dos bloques (pro y contra el impeachment).
La diferencia siempre rondó alrededor de unos 5 votos.
Pero por otro lado, reafirmó lo que ya se decía sobre la actual legislatura, formada por políticos sin estatura para pensar el país», dice Rudá Ricci a IHU On-Line, al comentar la admisibilidad del proceso de impeachment de la presidenta Dilma en la Cámara de Diputados en la noche de domingo.
En la entrevista, el sociólogo afirma que el «gobierno de Temer será tan frágil como el gobierno de Dilma y pasará (…) alrededor de seis meses sin mostrar para qué vino.
Una leve euforia del mercado dará algún aliento a lo largo de 2016, pero no veo que este enamoramiento perdure en 2017.
A partir de ahí, la reacción de las fuerzas políticas que se pusieron contra el impeachment, muchas de ellas contrarias a las políticas de Dilma Rousseff, exigirá una reacción de un gobierno frágil que podrá debelarlo aún más.
En la evaluación de Ricci, la semana previa a la votación del impeachment en la Cámara hubo una «subasta para obtener votos de diputados», lo que significó «una manera de que los diputados del bajo clero, sin expresión pública y poder sobre el sector de su partido, negociaron condiciones para alimentar su base política territorial, por alcaldes y concejales.
Esta subasta, cita, «como todas generó bluffs, bravatas y chantajes.
Peor aún: una parte significativa de los que decidieron, cometieron acciones peores o similares a las que imputaban a la Presidenta».
Entre las posibilidades futuras, tanto con el impeachment de la Presidenta Dilma como con la continuidad de su gobierno, la perspectiva es de «crisis profunda en las dos hipótesis», dice el sociólogo, porque se trata de un gobierno sin identidad que rompió con la rueda de alianzas montada por 8 años del gobierno de Lula.
Después de meses de crisis política, Ricci aún apuesta en dos posibilidades. La primera de ellas es una salida con el ex presidente Lula, si él «se destacara como verdadero conductor de la política nacional en los próximos dos años, tanto en la oposición como en la situación».
La segunda posibilidad es la convocación en 2017, de la «Asamblea Constituyente Exclusiva para la reconstrucción de nuestras instituciones de representación social y política seguida de elecciones generales». Pero mientras la crisis política no se resuelva, alerta, «el impasse más grave» dice respecto a la crisis económica porque es recessiva y está desmoronando la esperanza de futuro del brasileño pobre.
Rudá Ricci es graduado en Ciencias Sociales en la Pontifiícia Universidade Católica de São Paulo- PUC- SP; realizó una Maestría en Ciencia Política en la Universidade Estadual de Campinas – Unicamp y Doctor en Ciencias Sociales en la misma institución.
Es Director General del Instituto Cultiva, profesor del curso de Maestría en Derecho y Desarrollo Sustentable de la Escuela Superior Dom Helder Câmara. y columnista Político de Band News. Es autor de Terra de Ninguém (Ed. Unicamp). Dicionário da Gestão Democrática (Ed. Autêntica), Lulismo (Fundação Astrojildo Pereira/Contraporto), coator de A Participação em São Paulo (Ed. Unesp),entre otros
A continuación, algunos pasajes de la entrevista
IHU On-Line – ¿Qué evaluación hace usted de la votación de admisibilidad del proceso de impeachment de la presidente Dilma en la Cámara de Diputados este domingo?
Rudá Ricci – La aprobación del proceso de impeachment del plenario de la Cámara de Diputados por un lado fue sorprendente por la diferencia no prevista en ningún listado producido por la prensa y en los bloques políticos (pro y contra el impeachment).
La diferencia simpre rondó alrededor de 5 votos. Pero, por otro lado, reafirmó lo que ya se afirma hace tiempo sobre la legislatura formada por políticos sin estatura para pensar el país. Las declaraciones de voto por el impeachment fueron objeto de chacota en las redes sociales. De esta forma, un gobierno que se apoyó en sectores tan volubles fatalmente sufrió todo este tiempo y se desfiguró.
 Este es el destino del gobierno de Temer, ya que no parece plausible que el Senado altere este rumbo. Inclusive porque los sectores de los diputados presionarán a los senadores de sus partidos para no ser perseguidos por el Gobierno, en caso de rechazo del impeachment.
Existiría aún la posibilidad de que el Supremo Tribunal Federal – STF contenga el proceso por falta de fundamentación legal que tipifique crimen de responsabilidad.Pero en los últimos tiempos la tendencia del STF es evitar la judicialización de la disputa política y resguardar el protagonismo al que fue elevado desde el juicio del mensalão.
El gobierno de Temer será tan frágil como el gobierno de Dilma, y a mi modo de ver alrededor de seis meses sin mostrar para qué vino. Una leve euforia del mercado dará algún aliento a lo largo de 2016, pero no veo que este enamoramiento perdure en 2017.
A partir de ahí, la reacción de las fuerzas políticas que se pusieron contra el impeachment, muchas de ellas contrarias a las políticas de Dilma Rousseff, exigirá una reacción de un gobierno frágil que podrá debelarlo aún más. ¿Cuál será la salida? ¿Lula o un outsider de la política? El hecho es que me parece que nos sumergimos aún más en la crisis política.
IHU On-Line – ¿Cómo se posiciona usted en relación al impeachment? ¿En contra? ¿Puede explicar sus razones?
Rudá Ricci – Soy absolutamente contra el impeachment por generar corrupción y chantaje del Legislativo sobre el Ejecutivo.
No se trata de un instrumento efectivamente democrático. Me explico: el representado es el único mandante de la investidura de electo.
Él es quien debe casar el poder del mandatario. Al indicarnos un proceso indirecto sobre el futuro de un electo directamente, creamos una contradicción en la lógica de nuestra democracia.
Lo correcto sería instalar el instituto de revocación del mandato electivo, que en algunos estados de los estados de los Estados Unidos se denomina «recall» por el propio elector. Lo que presenciamos en la Cámara de Diputados fue una subasta por votos de los diputados.
 Una manera de que los diputados del bajo clero, sin expresión pública y poder sobre el sector de su partido, negociaran condiciones para alimentar su base política territorial compuesta por alcaldes y concejales.
Es exactamente esto lo que estuvo en juego a lo largo de las últimas semanas, y nada relacionado efectivamente a la voluntad del elector, del mandante de la representación en el Congreso.
 Esta subasta, como todas, generó bluffs, bravatas y chantajes. Peor aún: una parte significativa de los que decidieron, cometieron acciones peores o similares a las que imputaban a la Presidenta.

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