Javi nació en una granja de cerdos en la que su madre estuvo agonizando varios días después del parto sin ninguna atención veterinaria hasta que murió. Él y uno de sus hermanos debido a una infección producida por el corte del rabo y que se le pasó al resto del cuerpo, no podían caminar. A su hermano lo que mataron de un porrazo contra el suelo y él fue salvado por una chica que vio como lo hacían.
Patri nació en otra granja de cerdos y al estar su madre encerrada en las llamadas jaulas de gestación, donde ni siquiera pueden darse la vuelta, su madre al intentar moverse la aplastó sin poder impedirlo. Ella no puede caminar por si sola, pero con la ayuda de una silla de ruedas va donde quiere.
Los dos estaban condenados a morir asesinados, aunque si hubieran estado bien de salud también habrían acabado con sus vidas a los pocos meses, al alcanzar el peso necesario que se requiere para enviarlos al matadero. Hoy son dos cerdos felices, que al igual que los perros que forman parte de vuestras familias, responden a sus nombres cuando se les llama.