Por Claire Robinson, 18 de abril de 2016
Parecía una buena idea esa de alimentar a las poblaciones de peces con los cultivos de semillas oleaginosas transgénicas, que producen ácidos grasos omega-3 de cadena larga, dice Clarie Robinson. Pero la publicación de un nuevo estudio de alimentación con el aceite de estos peces, algo novedoso en los ecosistemas terrestres, ha comprobado la aparición de deformidades en las alas de la mariposa de la col. Un nuevo ensayo realizado a campo abierto con estos cultivos transgénicos se encuentra en preparación. |
En los seres humanos, los ácidos grasos omega-3 de cadena larga son importantes para la salud del corazón, el desarrollo y la función cerebral y el sistema inmunológico. Se encuentran de forma natural en el pescado azul y las algas. Muchas personas toman suplementos omega-3 de los aceites producidos por las algas, para así aumentar su salud, aliviar alergias, la artritis y otras enfermedades.
Recientemente, los científicos han diseñado genéticamente colza transgénica y camelina ( también conocida como falso lino) para que contengan ácidos grasos omega-3 de cadena larga.
Rothamsted Research del Reino Unido ha solicitado la aprobaciónpara llevar a cabo una tercera prueba a campo abierto con la camelina transgénica, este mismo año. Este cultivo se está promocionando como un suplemento saludable para los seres humanos, y para la alimentación de peces en la Industria de la acuicultura.
Como los humanos, los peces necesitan ácidos grasos omega-3 para un correcto desarrollo. Actualmente, los peces de la acuicultura son alimentados con aceites de pescado para proporcionarles los suficientes ácidos grasos omega-3 para mantenerlos saludables, como su contraparte salvaje, que tienen una dieta natural rica en estos aceites.
Pero a medida que se reducen las poblaciones de peces, Rothamstedestá desarrollando y promoviendo cultivos modificados genéticamente para producir ácidos grasos omega-3 de cadena larga, como una forma de proporcionar “nuevas y sostenibles fuentes de omega-3 a los peces para la industria de la alimentación para peces, y de este modo reducir la cantidad de aceite de pescado obtenido de los peces marinos”.
¿Son estos transgénicos esos organismos que nos han prometido durante décadas de ser sanos y sostenibles? Un nuevo estudio sugiere que serán cualquier cosa menos eso cuando se considera un contexto ecológico más amplio.
Deformidades inesperadas en las alas de las mariposas
Los investigadores encontraron que cuando se alimenta a las mariposas de la col con los ácidos grasos omega-3 de cadena larga procedentes del aceite de pescado [el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA)], se convirtieron en adultos con más peso, y con mayor frecuencia presentaban deformidades en las alas.
El equipo tuvo la precaución de comprobar las dosis reales de ácidos omega3 expresados en los cultivos transgénicos e ingeridos por las mariposas que se alimentan de ellos.
Los investigadores, muchos de los cuales son de la Universidad de Ryerson, Ontario, Canadá, llegaron a la conclusión de que “se aconsejala investigación de los impactos ambientales de la producción de ácidos grasos EPA y DHA en la biota terrestre”.
El problema con los cultivos transgénicos que producen omega-3 radica en el hecho de que los ingenieros genéticos han introducido un compuesto marino en un entorno terrestre. Ni esta mariposa ni otros invertebrados que se alimentan de estas plantas nunca han estado expuestos a estas moléculas en su dieta.
Algunos quizás se alegren de que tales cultivos transgénicos que producen omega-3 redunden en un beneficio adicional inesperado, la de provocar daños en una mariposa que está considerada como una plaga de los cultivos. Pero esto sería hacer caso omiso de los efectos potenciales en los insectos beneficiosos, como aquellos mariposas que no son una plaga, abejas y otros polinizadores. Tampoco se sabe qué efectos puede haber en eslabones superiores de la cadena alimenticia, como los depredadores que se alimentan de estos insectos.
Una objeción a la prueba de campo de la camelina transgénica, de antes de la publicación de estos hallazgos, fue realizada por activistas, que han advertido del alto riesgo de que la planta pueda propagarse al medio ambiente:
“El polen y las semillas podrían escapar del lugar donde se realice el ensayo al ser dispersados por el viento, la fauna y la maquinaria. Errores humanos y confusiones, también podría dar lugar a una propagación accidental, no sólo al medio ambiente, sino que podría entrar en la cadena alimentaria humana o incluso directamente en los seres humanos”.
El desarrollo de los cultivos transgénicos no tiene en cuenta los riesgos ecológicos
En medio de las solicitudes de sostenibilidad en torno a los ensayos en el Reino Unido con la camelina transgénica que produce ácidos grasos omega-3, parece que nadie se ha puesto a considerar los posibles efectos secundarios sobre la fauna de los ecosistemas terrestres. Y eso incluye a los ingenieros genéticos que desarrollaron el cultivo.
El Prof. Johnathan Napier, que dirigió el programa de la camelina transgénica en Rothamsted Research, alabó las virtudes del cultivo, diciendo que se trata de “un momento histórico en el esfuerzo por desarrollar fuentes de alimentación verdaderamente sostenibles para la acuicultura”.
Napier, que ha publicado varios estudios científicos relacionados con la ingeniería genética en la alimentación para peces ( aquí, aquí, aquí yaquí), en ninguno de ellos menciona la posibilidad de consecuencias imprevistas y perjudiciales para los ecosistemas.
La Dra. Angelika Hilbeck, científico senior en el Instituto de Biología Integrativa en la ETH de Zurich, Suiza, ha investigado los riesgos de los cultivos transgénicos Bt en los insectos beneficiosos que no son objetivo de los insecticidas producidos por esas plantas. Comentó con sorpresa la naturaleza de los nuevos hallazgos:
“El hecho de que estos compuestos (los ácidos graso omega-3 de cadena larga) sean nuevos en los ecosistemas terrestres ha sido algo pasado totalmente por alto hasta este estudio. Felicito a los autores por haber planteado la cuestión de este importante riesgo ecológico antes de que estos cultivos se siembren a una escala significativa”.
Nuevos organismos, nueva toxicología
La Dra. Hilbeck advierte, sin embargo, de que todavía no se ha aclarado una incertidumbre: el nuevo estudio no prueba que las plantas transgénicas expresen los mismos ácidos grasos omega-3. En cambio, los investigadores utilizaron ácidos omega-3 derivados de algas no modificadas genéticamente, que no serán idénticos a los ácidos grasos omega-3 que producen los cultivos transgénicos.
Así mismo, la Industria que produce los transgénicos, cuando presentan as pruebas de seguridad de sus productos para obtener la autorización para su comercialización, a menudo no someten a prueba las nuevas proteínas, las reales, que producen las plantas transgénicas. En su lugar, someten a ensayo una proteína sustituto producida por microorganismos modificados genéticamente, que tienen el mismo gen transgénico que se ha utilizado para la modificación genética de la planta. Sin embargo, la proteína puede tener diferentes propiedades toxicológicas al expresarse en diferentes medios, en los microorganismos y el planta transgénica. El contexto donde se encuentra el gen transgénico es un factor crucial.
Así que cuando se realizó la evaluación de los riesgos de los cultivos transgénicos que producen ácidos grasos omega-3, la Dra. Hilbeck señala que los ácidos grasos omega-3 utilizados “sólo pueden servir como un sustituto de los ácidos grasos producidos por estas plantas modificadas genéticamente”. No obstante, la Dra. Hilbeck dice que los hallazgos del nuevo estudio muestran con claridad que los cultivos transgénicos que producen omega-3 deben ser sometidos a ensayo de una manera concienzuda para determinar el impacto ecológico antes de su comercialización:
“ Deberían realizarse exhaustivas pruebas con las plantas transgénicas, no sólo con los insectos que consideramos una plaga, sino también con los insectos beneficiosos, con las mariposas, los depredadores de esos insectos, con los parásitos, con las abejas y otros polinizadores. Los científicos preocupados por este asunto, como es mi caso, hemos estado solicitando este tipo de pruebas durante décadas”.
En otras palabras, los científicos que han desarrollado los cultivos transgénicos debieran demostrar que lo que se ha observado con los ácidos grasos omega-3 no va a ocurrir también con los ácidos grasos omega-3 que produzcan las plantas transgénicas. Por lo tanto, los ensayos se han de realizar con las plantas transgénicas reales, no con modelos.
Otras preguntas relacionadas con la seguridad en los seres humanos
El nuevo estudio no parece indicar que existan riesgos para la salud de los seres humanos u otros mamíferos, ya que los ácidos grasos omega-3 son aceptados generalmente como beneficiosos, dice el Dr. Michael Antoniou, un biólogo molecular que reside en Londres:
“A pesar de que estos resultados parecen indicar un daño en las poblaciones de insectos que se alimentan de los cultivos de semillas oleaginosas transgénicas que producen altos niveles de ácidos grasos omega-3/omega-6 de cadena larga, estas mismas grasas son nutrientes esenciales para los mamíferos, incluidos los seres humanos. Así que no suponen ningún riesgo; al contrario, contribuyen en beneficio de nuestra salud”.
Pero el Dr. Antoniou, que utiliza la Ingeniería Genética en su trabajo sobre las terapias génicas, dice que hay otras preguntas que quedan sin respuesta, relativas a los efectos potenciales sobre la salud humana de los cultivos transgénicos que producen omega-3:
“El proceso de transformación transgénica puede tener resultados inesperados, lo que lleva a la producción de nuevas toxinas. Esto es especialmente relevante cuando el proceso de Ingeniería Genética altera la bioquímica básica de la planta modificada genéticamente,como ocurre en el caso de los cultivos transgénicos que producen ácidos grasos omega-3.
De este modo, los cultivos transgénicos que producen ácidos grasos omega-3/omega-6 de cadena larga, que se destinan directamente como suplementos alimenticios para los seres humanos, así como para la alimentación de los peces en la Industria de acuicultura, deben ser evaluados en estudios a largo plazo para comprobar su toxicidad en animales de laboratorio. Esto podría ayudar a asegurar que no haya toxinas inesperadas, que puedan estar presentes en el producto finalmente comercializado”.
Tenga cuidado con las afirmaciones hiperbólicas
La lección que debemos aprender de este nuevo estudio es que debemos tener cuidado con las afirmaciones de los ingenieros genéticos de que sus productos son seguros y sostenibles, cuando esas afirmaciones no están respaldadas por pruebas rigurosas.
Al hacer tales afirmaciones, a menudo lo hacen con propósitos interesados, como si el cultivo transgénico que han desarrollado expresase los rasgos deseados y proporcionase un producto aceptable para alimentar al ganado, en este caso la cría de peces. Ignoran el contexto más amplio en el que se cultiva y se consume el cultivo transgénico. De este modo reivindican el éxito de sostenibilidad de la Ingeniería Genética, que sin embargo puede suponer un riesgo para los ecosistemas.
El estudio también plantea una importante pregunta, sobre si la puesta en práctica de la prueba de campo con la camelina transgénica debe ser inmediatamente impedida. De acuerdo con los científicos, “el siguiente paso en la evaluación de riesgos debiera implicar en uso de las plantas reales ( tanto en el laboratorio como en pruebas de campo) diseñadas para producir EPA y DHA, para así poder validar los resultados”.
También advierten de que “no sabemos el alcance completo de los potenciales efectos que una dieta con ácidos grasos EPA y DHA en el período larval ha podido tener en los adultos que han surgido después. Por ejemplo, como estos ácidos grasos han podido afectar a la vida útil de los adultos, su capacidad para volar, su capacidad sensorial y/o de hibernación, y el éxito reproductivo…
Sugerimos que, con el fin de poder tomar decisiones informadas con respecto a las políticas agrícolas y ambientales y la gestiones de las semillas oleaginosas transgénicas… se realicen estudios similares al nuestro ( así como estudios de campo en espacios cerrados), que deben llevarse a cabo con el fin de entender con mayor amplitud los impactos ambientales globales de los nuevos productos comercializados en los agroecosistemas”.
¡Con esta conclusión, no puedo estar más de acuerdo!
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Claire Robinson es redactora jefe de GMWatch, un página de información sobre todo lo relacionado con los cultivos y alimentos transgénicos. GMWatch es una ONG con sede en el Reino Unido, que se opone a los ensayos de la camelina transgénica que pretende realizar Rothamsted.
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El documento de referencia: “Ácidos grasos omega-3 poliinsaturados de cadena larga tiene efectos sobre el desarrollo de la mariposa de la col (Pieris rapae) , una plaga de los cultivos”, Stefanie M. Hixson, Kruti Shukla, Lesley G. Campbell, Rebecca H. Hallett, Sandy M. Smith, Laurence Packer, Michael T., publicado en PloS ONE:
http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371%2Fjournal.pone.0152264
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Este artículo fue publicado por primera vez en The Ecologist , el 18 de Abril de 2016.
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