Sé que ya soy un ser entero
y que no necesito perseguir nada
con el fin de estar completo
Cuando se ponga en el camino de la búsqueda espiritual ya habrá decidido
cómo abandonar tales comportamientos.
• Manifestaciones corporales. Presión sanguínea alta, malestar general,
úlceras, comerse las uñas, fumar, beber y comer en exceso son pruebas
de un perpetuo estado de lucha y ansiedad.
• Medir su felicidad basándose en la posición que ocupa, ya sea en su pro
fesión, ya en su comunidad. Usted busca constantemente posiciones más
altas y más prestigio para demostrar su competencia o valor.
• Búsqueda de símbolos externos de éxito. Dedica su atención a las no
tas, los trofeos, las clasificaciones o cualquier otro reconocimiento que
usted necesita para sentirse bien consigo mismo.
• Vivir en un permanente estado de preocupación y ansiedad. Usted man
tiene conversaciones consigo mismo que giran en torno a cosas como la
necesidad de conseguir un ascenso, el temor de que su seguridad se ha
lle en peligro a menos que obtenga más dinero, y la ansiedad respecto
de la falta de propósito en su familia. Estos pensamientos le apartan
del momento presente y le causan preocupación o temor.
• Poner una etiqueta con el precio a cada cosa que hace. Usted centra su
pensamiento en el dinero. Su tendencia es emplear el criterio monetario
como medio exclusivo de evaluación de sí mismo y de los demás.
• Hacer del «intento» y el «esfuerzo» las piedras angulares de su filosofía
vital. Usted siente que tiene que estar siempre atareado con el fin de ser
digno de aprecio. Juzga a los demás como haraganes o indignos de
aprecio si disfrutan del ser en lugar del hacer.
• Hallar defectos en el mundo tal cual es. Usted es incapaz de aceptar
lo impredecible de la naturaleza. Está preocupado por el miedo a la
muerte y se siente atraído por las conversaciones que se lamentan de los
desastres que suceden.
• Ser incapaz de pasar un rato en calma y a salas. Usted llena su tiempo
con conversaciones telefónicas, mirando la televisión o planeando acciones futuras.
Está siempre preocupado con las fechas límite que se avecinan. Rechaza la idea de la
meditación o la contemplación como una pérdida de tiempo.
• No ser capaz de permitir que el silencio sea una parte natural de su rela
ción con los otros. Se siente impelido a llenar cualquier hueco de silencio
con actividad o conversación.
• Tendencia a hacerlo todo rápido. Se impacienta con quienes no hablan, se mueven,
comen o conducen con la rapidez suficiente como para encajar en su modelo de conducta.
Corre por la vida y juzga negativamente a los que avanzan a paso más lento.
Estos son algunos conceptos de la interminable lista de comportamientos típicos de la lucha.
Cuando confiamos en nuestro falso yo en lugar de hacerlo en nuestra conciencia espiritual, estos
comportamientos se transforman en una parte habitual de nuestras vidas.
Es posible transformar estas pautas de comportamiento del ego cuando uno examina el por
qué su ego le insiste tanto en que vaya en esa dirección.
Dr. WAYNE W. DYER
de TUS ZONAS SAGRADAS
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