Aida. El increíble detector de terremotos inventado hace casi dos milenios atrás.

A pesar que aún somos incapaces de predecir cuándo o dónde sucederá un terremoto, hemos logrado grandes avances en la detección, registro, y medición de los ondas sísmicas. Lo que muchos desconocen, es que el proceso para llegar a dónde hemos llegado comenzó hace casi 2.000 años atrás, con la creación del primer detector de terremotos en el año 132 de nuestra era, por parte del inventor chino Zhang Heng (張衡). Cabe destacar que el ancestral artilugio tenía una precisión envidiable —incluso hoy en día— a la hora de detectar terremotos a gran distancia.
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Los chinos del segundo siglo no sabían lo que hoy sabemos, que los terremotos son causados por la actividad de fallas geológicas, la fricción en el borde de placas tectónicas, o por procesos volcánicos; en su lugar, explicaban el fenómeno como disturbios entre las energías cósmicas del yin y el yang, en conjunción con el descontento de los Cielos —una señal divina de advertencia— consecuencia de los actos cometidos por la clase regente de turno. Considerando esto último, era de suma importancia para los líderes chinos el estar alertas ante cualquier terremoto acaecido en su reino.
Zhang Heng (78-139 d.C.).
Zhang Heng (78-139 d.C.).
Nacido en la ciudad de Nanyang, Zhang Heng fue un ducho científico, ingeniero, astrónomo, pintor y escritor. Durante una larga época de su vida fue astrónomo real bajo la Dinastía Han del Este, y trazó uno de los primeros mapas estelares, rivalizando con el que creó Hiparco en el año 129 a.C., y desconocido para Zhang. En este mapa, situó las posiciones exactas de 2.500 estrellas y bautizó unas 320. Estimó que el cielo nocturno, del que sólo podía ver una parte, contenía 11.500 estrellas, una cifra exagerada para un observador con buena vista, pero no fue una mala estimación. Explicó los eclipses lunares correctamente, argumentando que se producían cuando la Luna atravesaba la sombra de la Tierra, e imaginó el planeta como una pequeña esfera suspendida en el espacio, rodeada por un inmenso y lejanísimo cielo esférico. En el año 123 corrigió el calendario para hacerlo coincidir con las estaciones del año.
Un adelantado a su tiempo
El trabajo más famoso de Zhang Heng fue el «detector de terremotos» que perfeccionó en el año 132 d.C., mil setecientos años antes del primer sismógrafo europeo. Zhang asombró a la corte imperial con este dispositivo, que podía detectar terremotos tan distantes que nadie cercano lo sentía siquiera. Era un dispositivo en forma de jarrón, al que se le pegaban varias cabezas en bronce de dragones, cada una con una pelota también de bronce en su boca; alrededor del pie tenía varios sapos de bronce con las bocas abiertas. Si la máquina detectaba un temblor de tierra, una bola de bronce, automáticamente, se soltaba y caía en la boca de uno de los sapos. La posición de uno de los sapos en cuestión indicaba la dirección en la cual procedía el temblor. En una famosa ocasión, una bola cayó sin que se observara terremoto perceptible; pero, varios días después, llegó un mensajero con noticias de un terremoto en Kasu, a 600 Kilómetros de la corte y en la dirección indicada por la máquina.
Gráfico que ilustra el supuesto mecanismo bajo el cual se cree funcionaba el sismoscopio de Zhang Heng.
En 2005, científicos en Zengzhou, a pocos kilómetros de la ciudad natal del famoso inventor chino, hicieron una réplica del dispositivo y la utilizaron para detectar terremotos simulados en base a cuatro diferentes eventos reales sucedidos en China y Vietnam. Para sorpresa de los científicos modernos, ¡el artilugio los detectó a todos!
fuente/mysteryplanet.com.ar

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