Aida. Estrategias frente a la adolescencia

Todos los padres querríamos tener una guía de estrategias para hacer frente a una de las etapas más difíciles de la vida de nuestros hijos: la adolescencia.

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La Adolescencia es una oportunidad

La adolescencia es la etapa intermedia entre la infancia y la edad adulta, comienza con la pubertad y está marcada por importantes cambios físicos, emocionales y sociales.

Como afirma el profesor Fernando Alberca en su libro*, “la adolescencia es la etapa en donde se manifiesta lo que el niño recibió en la infancia”. Así, la mayoría de los problemas de la adolescencia tienen sus causas en errores que se cometieron con buena intención en la infancia: superprotección, consentimiento, falta de exigencia, carencia de normas claras, falta de afecto, de confianza y/o de libertad adaptada a su edad, etc.

Los adolescentes no son niños pero tampoco adultos. Cuando los padres los tratan como niños, se rebelan llevados por un instinto de individualidad, madurez y emancipación porque se sienten distintos  a sus padres y tal como sienten y piensan se comportan.

A pesar de esto, la adolescencia es una de las últimas oportunidades que los padres tienen para arreglar las equivocaciones cometidas durante la infancia de sus hijos. La adolescencia es la etapa donde demostrar más amor a los hijos. Un amor exigente pero desinteresado. Así, con el uso de la paciencia y el amor, los padres enseñan con el ejemplo, y manteniendo siempre las buenas formas.

¿Qué necesitan los adolescentes de sus padres?

Ser adolescentes no es fácil pero ser padres de adolescentes tampoco. Los padres deben educar a sus hijos para hacerlos independientes. Los adolescentes quieren a sus padres pero deben ser libres, capaces, con personalidad propia, y felices. Esto se debe conseguir cuanto antes porque, no se sabe cuando le faltarán.

La personalidad que se formó en la infancia se confirma en la adolescencia. Aprendiendo cada día que se puede ser distinto a los padres y coincidir con ellos en lo principal. Pero para esto, los padres deberán dejar que los hijos expongan sus propias ideas, aunque suenen provocadoras.

Si en la infancia es más necesario el cariño que la seguridad, los adolescentes buscan más la seguridad que el cariño de sus padres. Así, las dos cualidades principales de los buenos padres dehijos adolescentes son la seguridad (padres firmes) y amor (padres pacientes y respetuosos)

En la adolescencia los hijos necesitan que sus padres

  • No cambien de opinión por comodidad ante sus exigencias caprichosas o no. Los adolescentes necesitan, ante todo, seguridad, por eso necesitan que sus padres no duden ante lo que creen es lo mejor para ellos.
  • Que tengan una actitud positiva ante ellos. Olvidando el pasado, los anteriores fracasos.
  • Que tengan gran paciencia con ellos. Con sus cosas de niños y con su inmadurez. Sus rebeldías, malos modos y, desaires. Su falta de personalidad y su apariencia soberbia y, desprecio a los consejos experimentados de los padres.
  • Que sean coherentes, sin doble moral.
  • Con disponibilidad las 24 horas. Que puedan llamarles para lo que sea y cuando sea.
  • De pocas normas y principios fundamentales.
  • Insistentes, pesados, preocupados porque les quieren.
  • Y con una gran capacidad de perdón y olvido.

¿Cuál es la mejor estrategia de los padres ante los problemas de la dolescencia?

Los padres deberían ser más conscientes de lo que influye su conducta en los hijos. La tarea de los padres puede ser muy difícil a veces, otras no tanto.

Hay una estrategia necesaria para todos los casos que nunca falla:

  • Querer al hijo tal y como es.
  • Escucharle siempre con paciencia.
  • No enfadarse delante de él cuando ofenda, provoque o contradiga.
  • No ceder si se está seguro que eso es lo que conviene al hijo.
  • Mantener los buenos modos.
  • Esperar que pase el tiempo.
  • Ser optimistas transmitiendo a los hijos una vida positiva y mucha confianza.

La sensación de muchos padres durante la adolescencia de sus hijos es que su tarea educadora es una misión imposible. Lo cierto es que nadie puede educar siempre acertadamente.

“Malas actuaciones educativas por parte de padres bien intencionados, dan como resultado hijos aceptablemente educados”, destaca Fernando Alberca. La educación es el resultado de la cooperación entre padres e hijos que, aunque sean personas diferentes, están todos unidos por el amor mutuo.

Bibliografía: *Fernando Alberca. Guía para ser buenos padres de hijos adolescentes. Ediciones El Toro mítico. 2011.

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