Un trabajador chino vierte sal en una la aldea Lijiawa, del condado Zizhou, provincia de Shaanxi, China, el 31 de marzo de 2006. (Getty Images)
China produce por lejos la mayor parte de la sal de cualquier país del mundo –alrededor de 90 toneladas por año. De esta cifra, el 91 por ciento se trata de sales industriales no comestibles que contienen metales pesados y otras sustancias peligrosas. Sin embargo, gracias a las permisivas regulaciones y en aras de obtener dinero fácil, los manufactureros en todo el país están ignorando estos detalles.
El 26 de abril, se reportó en la Radio Nacional China que, en el momento de hallazgo por la policía, 35 toneladas de sales industriales habían sido empaquetadas como comestibles y parcialmente distribuidas en el mercado en Shijiazhuang, al norte de China.
La incautación parcial es sólo la punta visible de una enorme industria ilícita operando a una escala nacional, desde Beijing hasta las periferias de China en remotas provincias como Yunnan, Zhejiang, o el territorio de la Mongolia Interior.
Las sales industriales marcadas para el consumo humano pueden contener metales nocivos como plomo, arsénico, mercurio o nitrito. La acumulación gradual de estas sustancias en el cuerpo contribuye a ocasionar daño en el sistema nervioso y cáncer.
Se encontró que el taller de Shijiazhuang allanado por la policía llevaba a cabo un proceso de producción minimalista: después de procurarse la sal industrial, los trabajadores la colocaban en pequeñas bolsas de plástico para ser vendidas en el mercado local de productores o en tiendas locales, no sin antes mezclarla con auténtica sal de mesa.
Una máquina utilizada para producir paquetes de sal industrial falsa encontrada en Guangzhou, provincia de Guangdong el 5 de mayo de 2014. (Liu Yunfei/Periódico Rural del Sur de China)
Una máquina utilizada para producir paquetes de sal industrial falsa encontrada en Guangzhou, provincia de Guangdong el 5 de mayo de 2014. (Liu Yunfei/Periódico Rural del Sur de China)
En julio de 2015 se descubrió que una pequeña empresa de Taizhou, provincia de Jiangsu, vendió 20.000 toneladas de sal industrial a siete provincias y grandes ciudades en un período de siete años, incluso en Beijing y la ciudad vecina de Tianjin.
De acuerdo con Zhou Lügang, directora adjunta de administración de sal en Taizhou, dijo que el caso involucraba una cifra inusualmente alta. Veinte mil toneladas de sal es suficiente para proveer a cinco millones de personas -la población de Taizhou- en un año.
Desafortunadamente, la falsa sal de mesa contaminada no solo es de uso domestico sino que hay empresas que elaboran conservas de vegetales que se venden a escuelas, restaurantes y supermercados.
La sal contaminada es muy barata de producir y puede cotizarse a menor precio que la auténtica sal de mesa, lo que la convierte en una alternativa muy atractiva para los que ignoran los procesos de producción ilícitos.
Regulaciones laxas
El comercio ilícito y rentable es fuerte por el hecho de que las sales industriales pueden ser compradas en volumen por cualquiera que tenga documentación comercial de la industria química, incluido un amplio rango de empresas asociadas.
Aún peor, los cuerpos legales de China estipulan que solo serán procesados los casos que involucran más de 20 toneladas de sal falsa. Según informó un trabajador de regulación de alimentos, es difícil descubrir el comercio ilícito de sal en el sur de China, porque las fábricas tienden a producir pequeñas y fijas cantidades que son inmediatamente vendidas.
Los productores de sal falsa usan objetivos estables de ventas, u ocultan sus productos en depósitos mientras esperan la demanda. Según lo que dijo el trabajador de regulaciones al Periódico Rural del Sur de China, todo esto hace difícil encontrar a los culpables in fraganti, y tiene “severos impactos en la habilidad judicial de imponer castigo a los criminales”.
En 2012, de los 182 casos de sal falsa presentados en la ciudad sureña de Guangzhou, la policía desbarató sólo 21 empresas y 13 responsables fueron condenados. En 2013 sólo hubo siete arrestos de los cuales 4 recibieron condenas.
Las penas son livianas: menos de dos años de cárcel para las infracciones menores, lo que lleva a que tantos infractores regresen al negocio sucio después de completar sus condenas, afirmó el trabajador de regulaciones.
La Gran Epoca