«Cuando estáis seguros de trabajar por una causa justa y noble, nada debe desviaros de este trabajo. Y sobre todo, no os preocupéis por la actitud de los demás con respecto a vosotros porque os arriesgáis a que vuestro impulso pueda detenerse. Como la constancia no es lo que caracteriza a los humanos, algunos, después de haberos aprobado y seguido, os criticarán, se apartarán de vosotros y ni siquiera sabréis la razón.
Así es. En la existencia hay periodos de éxito en los que somos reconocidos, apreciados, y después llegan otros periodos en los que somos ignorados, apartados. Si no estáis habitados por la idea del trabajo desinteresado, corréis el peligro de caer en la amargura y la rebeldía. Volved entonces al pasado: constataréis que, al haber realizado tal o cual trabajo, habéis adquirido ciertas cualidades. Ahora que se presentan nuevas condiciones, debéis seguramente emprender un nuevo trabajo para desarrollar otras cualidades. Así seguiréis siendo siempre dueños de la situación.»
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