¿Las ideas? ¡Qué peligro! Galileo, Giordano Bruno y muchos otros pueden dar fe de ello.
No siempre tener ideas y, sobre todo, expresarlas en alta voz, ha resultado conveniente.
Es la única libertad que nos podemos permitir. El pensar libremente y para nosotros mismos, otra cosa es el exponer nuestros pensamientos a los demás. Unas veces por inconveniente, otras por pudor, otras por temor a las críticas, y otras por parecernos a nosotros mismos indignas de ser conocidas…, así se pierden grandes ideas.
En alguna oportunidad os he comentado sobre el Laboratorio Cavendish, y me viene a la memoria que fue allí, donde Thomson, en 1.897, realizó el descubrimiento que vino a coronar anteriores ideas y trabajos de Benjamín Franklin, Eugen Goldstein, Wilhelm Röntgen, Henri Becquerel y otros. El descubrimiento del electrón convirtió a la física moderna en una de las aventuras intelectuales más fascinantes e importantes del mundo contemporáneo.
Los “corpúsculos”, como Thomson denominó inicialmente a estas partículas, hoy conocidas comoelectrones, condujo de forma directa al trascendental avance realizado una década después por Ernest Rutherford, quien concibió el átomo como una especie de “sistema solar” en miniatura, con los electrones diminutos orbitando alrededor de un núcleo masivo como hacen los planetas alrededor del Sol. Rutherford demostró experimentalmente lo que Einstein había descubierto en su cabeza y revelado en su famosa ecuación, (1905), esto es que la materia y la energía eran esencialmente lo mismo.
Todo aquello fue un gran paso en la búsqueda del conocimiento de la materia. El genio, la intuición y la experimentación han sido esenciales en la lucha del ser humano con los secretos bien guardados de la Naturaleza que, es donde para nosotros está el ámbito de la Ciencia.
En otros ámbitos, y, a lo largo de los tiempos, se aposentaron otros senderos que idearon las clases dominantes para manejar las mentes del pueblo llano y confundir, la ya de por sí endeble preparación que poseían.
Si pudiera iría en busca del Alma etérea, y, hablaría con ella, le haría esas grandes preguntas que nadie ha sabido nunca contestar. Claro que, la primera pregunta que habría que contestar sería: ¿Existe en realidad el Alma, o, por el contrario, es un invento interesado del hombre?
Es verdad que, nosotros, los Humanos, nos aferramos a las vivencias de nuestra niñez, las enseñanzas que recibimos en la infancia en el Colegio y, a lo que nos decían nuestros educadores, y, siendo así, no pocas veces he podido “sentir” el Alma en los ojos brillantes de mis hijos, en cuyos profundos e infinitos senderos, he podido vislumbrar el Universo entero.
También, en una mirada de mi amada esposa, he podido sentir el Alma. En un bello paisaje, en una hermosa y brillante Galaxia, en las nubes que forman figuras arabescas y siempre cambiantes, en la hermosa fronda de un verde bosque, en el trinar de las aves y en su hermosos plumajes, en las Nebulosas cargadas de estrellas brillantes, en el pulso de una estrella de Neutrones, en…, en…, en… ¿puede estar el Alma en tantos lugares?
¿Será el Alma, si acaso, una ráfaga de luz que habita dentro de nosotros y nos deja cuando nos llega el final? Bueno, esa fue la idea original, y, desde luego, dejó pingües beneficios a muchos que la explotaron. ¡El Alma! Posiblemente sea la idea más luminosa desde que el hombre existe.
Un pensamiento difuso y confuso que nos inculcaron y subyace dentro de nuestras mentes…vagando por algún rincón del cerebro alguna vocesilla nos dice…”Alma” Alma” para que no olvidemos lasm palabras de aquellos “santones” que, a nuestros ancestros le inculcaban la idea para obtener sus rentas a cambio de la salvación en el más allá.
Es verdaderamente meritoria la idea del Alma, una idea poderosa que hace posible la esperanza en el “más allá” (posibilitando que otros vivieran mejor en el más acá), la vida después de la muerte. Todos podemos ver como el cuerpo se destruye cuando se muere, sin embargo, el Alma invisible, puede dejar el cuerpo y etérea flotar hasta los cielos (si hemos sido buenos) o a los infiernos (si hemos sido malos).
Mirando la Historia y lo que ahora mismo nos rodea, si eso es así ¿Cómo tendría que ser de grande el Infierno? ¡Si todos vivieran acorde a lo que predican! Sin embargo no es así, y, tal verdad, njos lleva a desconfiar cuando se dice una cosa y se hace la contraria.
La rentabilidad obtenida por la Idea ha sido grande. En el tema de las religiones, aparte de lo que particularmente pueda creer o no creer, siempre he sido respetuoso con la elección que los demás hayan podido hacer. Todos, sin excepción, debemos tener la libertad de escoger el camino que estimemos más adecuado para todos los ámbitos de nuestras vidas, y, la religión, para muchos, es importante en sus vidas y eso, hay que respetarlo. Pero, también quiero que se respete lo que yo pienso de ciertas cuestiones.
Verdaderamente, la noción de “Alma” podría ser considerada como una de las ideas más grandes de la Humanidad, ha sido muy bien manejada por las religiones para poder dirigir y atemorizar a los pueblos que, ignorantes, estaban a merced de la amenaza divina que en boca de los sacerdotes del momento, fustigaban sin piedad sus conciencias llevadas, a un callejón sin salida de una culpabilidad inexistente que las hacía vulnerables.
Sí, algunos dirán que es más poderosa la idea de Dios que también es más universal, y, algunos se preguntarán si ambas ideas no se sobreponen. Y así es, la idea de Dios ha sido una idea poderosísima a lo largo de la Historia, y continúa siéndolo en gran parte del planeta. Al mismo tiempo, sin embargo, hay dos buenas razones para pensar que el Alma ha sido (y sigue siendo) una idea más influyente y fecunda que la idea misma de la divinidad.
Gandhi decía que si no existe otra vida, y ésta es un timo al que todos queremos aferrarnos.
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Una razón es que, con la invención de la otra vida (una idea que no todas las religiones comparten, pero sin la cual una entidad como el Alma tendría mucho menos sentido), se abrió el camino – como antes comentaba- para que las religiones organizadas controlaran las mentes de los hombres para su propio beneficio, hay que tener presente que, por ejemplo la Iglesia, sólo nos da bendiciones, sin embargo, siempre está dispuesta a coger todo lo que pueda. Si el pueblo llano conociera las posesiones y riquezas de la Iglesia, el boato y suntuosidad de sus grandes representantes que, impasibles, ven morir a miles y decenas de miles de criaturas en los distintos lugares de la Tierra, sin mover ni un dedo para remediarlo, sin conocieran esto digo, muchos de ellos no pisarían más una iglesia. Y, por otra parte, esa misma Iglesia despediada y fría, tiene representantes que vagan por los lugares más inhóspitos y necesitamos del mundo y, no pocas veces, han dado su vida por los demás. ¿Cómo entendemos eso?
Ese túnel que finaliza en un luz blanca cegadora que muchos que han estado cercanos a la muerte dicen haber podido ver…¿qué será? Seguramente una ilusión de la Mente que, en un estado traumático, puede, representar escenas apacibles que vengan a relajar el momento y el dolor.
Durante la antigüedad tardía y la Edad Media, la tecnología del Alma, dio un juego excelente para sacerdotes y religiones. Su relación con la “otra vida”, con la divinidad y, en especial, con el clero, permitió a las autoridades religiosas ejercer un poder extraordinario.
No se puede negar que, la idea del Alma, enriqueció inmensamente la mente de los seres humanos a lo largo de los siglos, pero tampoco se puede negar que también es cierto que durante ese mismo tiempo mantuvo a raya el pensamiento y la libertad. ¿Os acordáis de Galileo, o, de Giordano Bruno? Aquellos hechos fueron los detonantes del retrasó el progreso y contribuyó a mantener al pueblo (en su mayor parte) ignorante y sometido al clero educado y culto.
Otro invento que se las trae, ¿de cuántas maneras se puede representar el mal del mundo?
Sólo tenemos que pensar en la desfachatez con que el fraile Tetzel afirmaba que era posible comprar indulgencias para las “aAlmas” del purgatorio, y que estas saldrían volando al cielo tan pronto como las monedas golpearan el plato. Los abusos como estos, aún persisten hoy en día, nada más claro como ejemplo el ver la cantidad de ancianos y viudas que solos en la vida y enfermos, dejan sus fortunas a la Iglesia que, por cierto, tienen situadas sus propiedades en los mejores enclaves de las ciudades.
Los abusos a que se prestaba lo que algunos llaman “tecnologías del alma” fueron uno de los principales factores que condujeron a la Reforma, la cual, a pesar de lo ocurrido con Juan Calvino en Ginebra, fundamentalmente despojó al clero del control de la fe e impulsó la duda y el descreimiento.
Las diversa transformaciones del alma (la idea de que estaba contenida en el semen en la Grecia de Aristóteles, el alma tripartita del Timen platónico, la concepción medieval y renacentista del Homo duplex, la idea del alma como mujer, o como ave, el diálogo entre el alma y el cuerpo de Marvell, “las monadas” de Leibniz) pueden resultar hoy bastante pintorescas, pero en su época fueron cuestiones muy serias, y constituyeron importantes etapas en la ruta hacia la idea moderna del ser.
En un anterior trabajo os hablé de manera bastante extensa sobre estas cuestiones del ser, el alma, la conciencia y, en definitiva, del cerebro que es habitad natural de todas estas cuestiones. La filosofía y la metafísica están presentes haciendo compañía a lo que entendemos por ser conscientes. Las profundidades del ser (nuestro complejo de interioridad) se manifestó en la llamada Era Axial, en términos aproximados, entre los siglos VII y IV a. de C.
Por aquella época, más o menos de manera simultánea, ocurrió algo similar en Palestina, la India, China, Grecia y muy posiblemente también en Persia. En cada uno de estos casos, la religión establecida se había vuelto en extremo ritualista y exhibicionista. En particular, en todas partes habían surgido sacerdotes que se habían adjudicado una posición de altísimos privilegios, con lo cual, Vivian de manera totalmente opuesta a lo que predicaban.
Vivían y siguen viviendo en los mejores Edificios, mientras sus semejantes mueren de frío teniendo por único techo las estrellas. Aquella casta privilegiada, controlaba el acceso a Dios o a los dioses (según los casos), y se beneficiaba de su elevado estatus que, sobre todo, ponían al servicio de los poderosos de turno. Pero en todas estas culturas, surgieron profetas molestos que, al pregonar la salvación del Alma desde otro prisma distinto, dejaban al descubierto las mentiras interesadas de estos sacerdotes y falsas religiones.
Los Upanishads
Surgieron profetas (en Israel) u hombres sabios (Buda y los autores de los Upanishads en la India, Confucio en China, etc.) Que denunciaron al clero y recomendaron la introspección, a sostener que la ruta hacia la auténtica santidad implicaba algún tipo de abnegación y de estudio íntimo. Platón sentó las bases de la supremacía de la mente sobre la materia.
Todos estos hombres mostraron el camino a través del ejemplo personal, y su mensaje es muy similar al que más tarde predicaron Jesús y, más tarde, San Agustín y algún otro. No siempre los representantes de las religiones resultaban ser “falsos profetas”, muchos de ellos fueron un ejemplo de honestidad y vivieron haciendo honor a sus palabras.
Bhagavad Gita – sanjay
De acuerdo a la tradición, existen más de doscientos Upanishads, pero se consideran solo a once como los principales, debido a que estos son los comentados por Shankara, el maestro y filósofo responsable de consolidar las bases de la escuela de pensamiento no dualista Vedanta, o Advaita Vedanta.
De éstos auténticos hombres buenos que incluso sacrificaron sus vidas para dedicar todo su esfuerzo al bien de los demás, se han aprovechado, desde tiempos inmemoriales, la legión de espabilados que amparados y enmascarados en las distintas religiones han utilizado toda esa bondad para el propio lucro, engañando a los fieles de buena fe de manera inmisericorde y en ausencia total de conciencia, moral y ética. ¡Que gentuza!
Prefiero no seguir por este camino y dejo aquí el comentario, ya que, de seguir este sendero espinoso estaría recorriendo un escabroso historial lleno de barbaridades e injusticias del ser humano y, todo ello, en el nombre de Dios. Y, como mi intención no es molestar a nadie ni herir sensibilidades, digamos que la religión, las religiones, siempre han tenido sus controversias que, principalmente han sido causadas por sus profetas al no saber mostrar (no demostrar) aquello que pretendian predicar, sus comportamientos diferían de sus palabras.
emilio silvera