Por Carey Gillam, 6 de mayo de 2016
De pie en lo alto del cerro desde donde se divisa su granja en la California Central, a la viuda Teri McCall todas las cosas le recuerdan a su marido. Allí, en lo alto, es donde se casaron en 1975 – dos hippies, como ella dice de sí mismos, que sabían más de surf que de cultivar una granja. Y allí, entre limoneros, aguacates y naranjos, Jack construyó la casa de 75 metros cuadrados, un veterano de la guerra de Vietnam, y donde tuvieron dos hijos y una hija. Colocaron paneles solares para abastecer el sistema de riego de la finca.
Y abajo, en el valle fue donde finalmente se asentaron en una casa centenaria. Jack instaló una vidriera con un corazón y unas flores en la puerta principal.
“Literalmente, no hay momento del día en el que no me acuerde de él. Resulta algo difícil de asimilar, que nunca más pueda volver a verle”,dice McCall, mientras paseo con ella entre los huertos en esta mañana soleada de primavera.
Anthony “Jack” McCall, de 69 años, murió el pasado 26 de diciembre después de una dolorosa y desconcertante enfermedad: linfoma no Hodgkin. Es una pérdida definitiva, sumiendo en la angustia a toda la familia. Se preguntan por qué y cómo, un hombre que nunca había fumado, que siempre realizó ejercicio, que no tenía antecedentes familiares de cáncer, algunos expertos jurídicos, lo que podría servir de base para presentar una demanda contra una de las Empresas agroquímicas más grandes del mundo: Monsanto Co.
McCall nunca utilizó plaguicidas en su granja, a excepción del herbicida Roundup, comercializado por Monsanto, por haberle asegurado que su toxicidad era extremadamente baja. UtilizabaRoundup con regularidad, fumigando alrededor de la granja para controlar las hierbas adventicias. Incluso recomendó Roundup a sus amigos, diciéndoles que era mucho más seguro que otras alternativas del mercado, haciendo alarde de su eficacia.
Pero ahora, después de la muerte de McCall, se uno a más de la docena de demandantes que afirman que el ingrediente activo de Roundup, un producto químico llamado glifosato, produce cáncer, y que Monsanto sabía desde hace mucho tiempo que el glifosato presenta “riesgos significativos para la salud humana, incluyendo riesgo de cáncer”.
Las demandas han sido presentadas en California, Florida, Missouri,Delaware, Hawai y otros lugares, en los últimos meses, afirmando queMonsanto ha ocultado pruebas, que ha manipulado a las Agencias de Regulación y a hecho creer a la gente en la seguridad del glifosato.Monsanto ingresa anualmente en torno a 5 mil millones de dólares por las ventas de este herbicida, lo que supone un tercio de las ventas totales de este gigante de la Agroindustria. Del mismo modo que McCall, otros muchos agricultores están utilizando de manera regular el glifosato y están expuestos a él.
Estas demandas llegan en un momento crítico para Monsanto, cuando este producto va a ser evaluado por las Agencias de Regulación de Estados Unidos, lo que determinará si puede seguir usándose o no. El año pasado, los expertos de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), perteneciente a la Organización Mundial de la Salud, dijo del glifosato que existe una posible asociación con el linfoma no Hodgkin.
Los resultados de esta batalla legal y las revisiones por parte de las Agencias de Regulación, podrían tener amplias consecuencias. El glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo, se fumiga en el maíz, la soja, el trigo, así como en frutos secos, como las almendras, y en frutas, como manzanas, cerezas y naranjas.
La presencia ubicua del glifosato es la base de las demandas, y los abogados de los demandantes dicen que puede marcar el inicio de una gran cantidad de acciones legales contra Monsanto. Los equipos de abogados han estado recorriendo el país para entrevistarse con posibles demandantes, lo que haría posible que fueran cientos o miles de ellas. Ya existen antecedentes similares cuando los abogados presentaron demandas contra la Industria del Tabaco, las Empresas Farmacéuticas y Químicas.
“Monsanto ha ocultado información sobre los peligros de su producto, de forma deliberada. Esto es algo tremendo, está presente en todas las explotaciones agrarias del mundo”, dijo el abogado en temas ambientales y químicos Robert F. Kennedy Jr., que está ayudando en los litigios relacionados con el glifosato.
Kennedy predice que los litigios por las responsabilidades de los daños producidos por el glifosato serán tan generalizados como han sido con el amianto, que en los círculos legales de Estados Unidos se ve como los de más larga duración en toda su historia. El amianto se utilizó durante años como retardante de llama, vendiéndose como seguro y eficaz en el sector de la construcción, pero se ha relacionado con enfermedades pulmonares y cáncer, y ha dado lugar a reclamaciones legales por varios cientos de millones de dólares.
El litigio por el glifosato es una de las batallas legales contra Monsanto, que también está envuelta en el litigio por los bifenilos policlorados (PCB). Los demandantes en este caso también afirman que los PCB causan enfermedades que han sido ocultadas por Monsanto. Monsantoafirma que no se pueden establecer vínculos definitivos entre estas enfermedades y la exposición a los PCB.
Entre las opciones más seguras
Patentado por Monsanto y comercializado en 1974, el herbicida glifosato ha sido considerado como una de las opciones más seguras entre los plaguicidas. La patente del herbicida caducó en el año 2000 y ahora se utiliza en más de 700 herbicidas de todo el mundo; buscado por los agricultores, jardineros y hortelanos. Es el herbicida químico más utilizado en todo el mundo, con alrededor de 800.000 toneladas aplicadas en 2014, un aumento de 12 veces desde 1994, según una investigación publicada recientemente.
Pero ha medida que ha aumento su empleo, también han crecido las preocupaciones sobre su seguridad. Se ha comprobado su presencia, tanto por investigadores públicos como privados, en los cursos de agua, el aire, los alimentos y en los fluidos corporales. Varios estudios científicos han relacionado a este producto químico con el cáncer y otros problemas de salud, siendo clasificado por la IARC en marzo de 2015 como posiblemente cancerígeno.
Los abogados de los demandantes en los casos de glifosato dicen que hay evidencias de la toxicidad del glifosato desde hace ya tiempo, lo cual se sabe por una nota de la EPA en la que se detalla que el glifosato fue clasificado por los científicos de la Agencia como posiblemente cancerígeno para los eres humanos, ya en 1985, antes de que dijeran en 1991 que “faltan pruebas de carcinogenicidad en los seres humanos”. La clasificación fue modificada a pesar de que algunos miembros que realizaron las revisión no estuvieron de acuerdo. Los demandantes también citan las evidencias de fraude por los estudios toxicológicos de laboratorio realizados por Monsanto, y apuntan hacia unas condenas por fraude contra los responsables de esos laboratorios.
Con sede en San Louis, Monsanto es el mayor productor mundial de productos agroquímicos y semillas, y cita sus propios estudios para contrarrestar la validez de las alegaciones de las demandas, así comolos resultados de la IARC. El año pasado, la Empresa contrató a unequipo de expertos para revisar la seguridad del glifosato, y dijo que este equipo no había encontrado vínculos con el cáncer.
“Los estudios toxicológicos integrales a largo plazo realizados en los últimos 30 años han demostrado una y otra vez que el glifosato es poco probable que suponga riesgo de cáncer para los seres humanos”,afirma Monsanto en su sitio web. Y sigue diciendo: “Las autoridades reguladores y expertos independientes de todo el mundo han revisado numerosos estudios a largo plazo sobre la carcinogenicidad y la genotoxicidad, y de acuerdo con sus conclusiones no hay pruebas de que el glifosato cause cáncer… incluso a dosis muy altas”.
Los abogados de Monsanto están intentando bloquear o retrasar varias demandas presentadas hasta el momento, afirmando que la Ley Federal y las aprobaciones por parte de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para el etiquetado de los herbicidas con Roundup, les protege contra estas demandas. Los últimos argumentos en el Tribunal del Norte de California, por ejemplo, de los abogados de Monsantodijeron que “la EPA ha llegado en repetidas ocasiones a la conclusión de que el glifosato no es carcinógeno”. Pero en el mes de abril, un juez federal de California dictaminó que Monsanto no estaba protegido de responsabilidad por el registro de la EPA y el etiquetado del producto.
En el caso de Missouri, el cual tampoco ha podido bloquear Monsanto, los abogados de los demandantes esperan con ansiedad las pruebas que puedan presentar sus clientes.
Estas demandas legales se producen al mismo tiempo que las Agencias de Regulación europeas y estadounidenses están llevando a cabo sus propias evaluaciones de seguridad del glifosato y están considerando una serie de restricciones, aunque en su seno se estén produciendo acusaciones mutuas de parcialidad entre los defensores y los contrarios al uso del glifosato. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), dijo en noviembre que las evidencias muestran que es poco probable que el glifosato sea cancerígeno. Sin embargo, el Parlamento Europeo ha dicho que el uso de este herbicida debe estar prohibidopara uso no profesional, y no debe utilizarse en parques y patios de recreo, debido a las preocupaciones por los daños en la salud.
La EPA debía de haber publicado hace ya un año una nueva evaluación sobre el glifosato, pero se ha estancado el proceso en medio de todo este tumulto. Y en un extraño giro de esta saga, el pasado 29 de abril, la Agencia publicaba un documento interno en su página web, en el cual decía que los expertos de la EPA habían determinado que el glifosato “No es probable que sea carcinógeno para los seres humanos”.
El 2 de mayo, la EPA retiraba de su página web el documento y dijo que no tenía que haberlo hecho público porque la evaluación todavía se está realizando. Pero Monsanto anunció que la publicación de este documento era prueba de lo que se ha dicho acerca de la seguridad del glifosato.
Wall Street se mantiene ojo avizor sobre los litigios. Pero en general, para los observadores del mercado les preocupa menos el riesgo de queMonsanto tenga que hacer frente a pagos por su responsabilidad que por los ingresos potenciales a largo plazo que puedan verse mermados si las Agencias de Regulación restringen o prohíben el glifosato, dijo el analista de Piper Jaffray, Brett Wong, que sigue de cerca las estrategias de negocio de Monsanto y su salud financiera. Las batallas judiciales podrían influir en las Agencias de Regulación, dijo.
“Es obvio que hay una gran cantidad de demandas. No creo que tengan impacto en los negocios, pero siempre hay algo de presión hacia los sentimientos de los inversores. Si llegara a afectar a la estructura reguladora y el glifosato fuese prohibido… entonces sí que tendría impacto”.
Los expertos legales con experiencia en la defensa de la Industria Química están siguiendo los casos con interés, y muchos dicen que hay una falta de apoyo normativo para vincularlo con el cáncer, de modo que los demandantes tienen una largo camino cuesta arriba para que sus alegaciones prosperen.
“Las evidencias para apoyar sus reivindicaciones no están ahí. No es por la leche de las madres, no es porque esté en mi bebida, sino porque es uno de los productos químicos más seguros que hay”, dijo un destacado abogado que no quiso citar su nombre.
El abogado Brent Wisner, que representa a la familia McCall, dijo que confía en la fuerza de las evidencias contra Monsanto. “Va a ser uno de los más destacados litigios cuando ya esté todo dicho y hecho. Estamos seguros de que seremos capaces de demostrar que Monsanto ha ocultado resultados de sus investigaciones y controlado aquellas que eran contrarias a sus intereses”.
De vuelta a Cambria, el hijo de Jack McCall, Paul McCall, es el encargo de ocupar el lugar de su padre en la granja. Sus ojos se empañan cuando se le pregunta sobre el diagnóstico de su padre en septiembre de 2015 y su muerte sólo tres meses después, el día posterior a Navidad. No quiere hablar sobre la demanda, aparte de que ahora no emplea en absoluto el glifosato, y advierte a los demás de que no lo hagan.
“Esta es un batalla en la que hay que pelear”, dijo.
Sobre la dureza de este litigio, todavía es una cuestión que está en el aire. Ambos lados se acusan, cada día que pasa con más virulencia. Pero las preguntas sobre la seguridad del glifosato, bien merecen una revisión sería y científica que dé respuestas a las implicaciones en la producción de alimentos, el medio ambiente y la salud de nuestras familias en el futuro.
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Procedencia del artículo:
http://www.huffingtonpost.com/carey-gillam/what-killed-jack-mccall-a_b_9852216.html