Moshé Machover, filósofo y matemático israelí que reside actualmente en el Reino Unido, cofundador de la disuelta Organización Socialista Israelí (Matzpen), es entrevistado por la revista croata Slobodni Filozofski. 1
¿Qué significa el sionismo hoy en día, casi 70 años después de la creación de Israel, y por qué es una palabra de moda? ¿Estamos hablando de una forma particular de nacionalismo o es algo más complejo? ¿Cuál es su agenda?
No es en realidad una pregunta, sino cuatro … Permítame comenzar por su núcleo. El sionismo es lo que ha sido desde sus inicios, hace más de 100 años: en su esencia se trata de un proyecto político, el proyecto de colonizar Palestina con judíos y convertirla en un Estado-nación con una abrumadora mayoría judía. Israel es tanto un producto de este proyecto como un instrumento para su posterior continuidad, ya que el proyecto no ha llegado aún a su fin: la colonización de Palestina sigue llevándose a cabo con toda intensidad. E Israel se enfrenta a lo que los sionistas llaman un «peligro demográfico»: hay «demasiados» árabes palestinos en Palestina y no hay suficientes judíos para constituir una mayoría aplastante. 2
Así que el programa del sionismo militante, que es la corriente sionista dominante, es llevar hasta el final dicho proyecto: colonizar tanta tierra como sea posible y dejar en ella el menor número de árabes palestinos que puedan. Esto último requeriría una limpieza étnica masiva adicional, en una escala similar a la perpetrada en 1947-1949. En realidad, hay planes para hacerlo, siempre y cuando se presenta una oportunidad. 3
El sionismo ¿es una forma particular de nacionalismo? A simple vista lo es, pero muy peculiar. La ideología sionista sin duda tiene muchas características del nacionalismo. Pero su peculiaridad es que la «nación» a la que se refiere dicho nacionalismo es ficticia: un constructo ideológico. Todas las naciones son de alguna manera construcciones ideológicas, pero ésta más que otras. La idea de que todos los judíos del mundo constituyen una nación no se sostiene. La nación en un sentido moderno es un concepto secular, pero la única cosa común que comparten todos los judíos es la religión (judaísmo) que practican o practicaban sus padres o abuelos. Y la única manera en la que un no-judío puede llegar a ser judío es mediante la conversión religiosa. 4
Por cierto, a lo largo de esta entrevista hago una distinción terminológica entre «pueblo» y «nación». El primero es más general. No sé si hay esa distinción en croata, pero en ruso la hay: personas = narod; nación = natsia. La misma distinción existe en francés (peuple / nación) y en alemán (Volk / Nation). Pero tenga en cuenta que el término «pueblo» en inglés es ambigua: además de su significado como sustantivo singular, se utiliza también como un sustantivo plural, el plural de ‘persona’.
¿Es ‘sionismo’ una palabra de moda? No estoy seguro. Pero en los últimos años, sin duda, hay una gran controversia en torno a ella. Una razón importante es que mucha gente común en todo el mundo se ha dado cuenta de la verdadera naturaleza del proyecto sionista, como un proyecto de colonización, y hay un movimiento creciente de deslegitimación y en defensa de los derechos individuales y nacionales de sus víctimas, el pueblo árabe palestino. La dirección israelí está cada vez más preocupa(a), por miedo a que pueda obstaculizar el desarrollo de su proyecto hasta el final. Por lo tanto, ha montado una gran campaña de propaganda, alegando que sionismo y judaísmo es lo mismo, o que al menos el sionismo es una esencia inherente a la condición judía; de modo que cualquiera que condene o se oponga al sionismo es antisemita. De acuerdo con esta propaganda, el antisionismo es el «nuevo antisemitismo’. Por supuesto, ninguna persona decente desea ser calificada de antisemita …
Cuando se habla de Israel, muchos de sus críticos, especialmente los que vienen de la izquierda, hablan de colonialismo de asentamiento como forma de construcción de la nación. ¿Cuál es su opinión?
Es más o menos correcto; aunque yo prefiero el término, «colonización excluyente” para describir este proyecto y el proceso. Los marxistas han distinguido dos modelos básicos de colonización. En ambos modelos los indígenas son desposeídos. Sin embargo, en un modelo – el modelo de explotación – su reinserción económica es como la principal fuente de fuerza de trabajo. La economía política de este modelo depende de la explotación de la mano de obra de los indígenas. En el segundo modelo – el modelo excluyente – la economía política de los colonos no depende en gran medida de la fuerza de trabajo indígena, por lo que las poblaciones indígenas están excluidas: marginados, expulsados mediante la limpieza étnica, y en algunos casos (como en Tasmania) exterminados. Esta distinción entre dos modelos de colonización se remonta a Marx, que la hizo de pasada, y fue teorizada por Karl Kautsky. 5
Como debe ser evidente para cualquier marxista, la distinción entre estos dos tipos de colonización, con sus muy diferentes economías políticas, es absolutamente fundamental. Tiene muchas consecuencias importantes. En la colonización de explotación, los colonos son una pequeña minoría y, por lo general, forman una cuasi-clase dominante explotadora. Este fue el caso, por ejemplo, en Argelia y Sudáfrica. Por el contrario, allí donde la colonización fue excluyente, los colonos formaron una nueva nación. Tal fue el caso en América del Norte, Australia y Nueva Zelanda. De hecho, no conozco excepciones a esta regla.
La colonización sionista de Palestina – que pertenece sin duda al tipo de exclusión – no es una excepción: llevó a la formación de una nueva nación, la nación hebrea, que utiliza el hebreo como lengua del discurso cotidiano, y tiene todos los atributos objetivos de una nación distinta. Pero en este caso particular, hay un giro peculiar. La ideología sionista se niega a reconocer la existencia de esta nueva nación. El sionismo es como un padre que se niega a reconocer a su propio hijo. Esto se debe a que, de acuerdo con la ideología sionista, hay una nación judía en todo el mundo, y la comunidad de colonos en Palestina / Israel es sólo una parte de esa mítica nación: la vanguardia que está recuperando su vieja tierra prometida por Dios.
En el pasado, hasta los sionistas, aunque negaban que la comunidad de colonos que hablan hebreo en Palestina fuese una nueva nación, reconoció su especificidad y se refiere a ella como «el pueblo hebreo”. Esta es la forma en que aparece en el texto hebreo original de la declaración de independencia de Israel. Pero más tarde este término fue suprimido en el discurso sionista, y sustituido por ‘judíos israelíes’. La traducción oficial al inglés de la declaración fue falsificada en consecuencia. 6
¿Qué consecuencias tiene en el día a día en Israel la afirmación del gobierno de Benjamín Netanyahu de que Israel es el Estado judío?
La afirmación de que Israel es el Estado-nación del pueblo judío – implica que no es el estado de sus habitantes, o de sus ciudadanos, sino de todos los judíos en todo el mundo, de la supuesta «nación judía» en todo el mundo. Esta afirmación no es sólo del gobierno Netanyahu, sino que es compartida por todos los principales partidos sionistas. De hecho, está consagrada en una de las leyes fundamentales de Israel, que tienen un estatuto cuasi-constitucional.
Antes de discutir sus implicaciones en la vida cotidiana interna de Israel, me gustaría hacer hincapié en que su principal objetivo es legitimar la colonización sionista de Palestina y el estado colonial israelí. 7
En pocas palabras, los sionistas no defienden la legitimidad de Israel como la realización del derecho a la libre determinación de su nación mayoritaria de hecho, la nación hebrea (cuya existencia la ideología sionista no reconoce, como ya he señalado). Dicha justificación plantearía inmediatamente la cuestión de cuándo y cómo fue adquirido ese derecho; y también sería plantear la cuestión del derecho anterior a la libre determinación del pueblo árabe palestino indígena. Sería por tanto, plantear la cuestión de la legitimidad de la colonización sionista. En lugar de ello, afirma la legitimidad de Israel como el Estado-nación no de una verdadera nación, sino de una imaginada: la antigua «nación» judía. La colonización sionista se legitima, por lo tanto, como el «retorno» de los judíos a su antigua tierra. Para ser sionista no necesariamente se tiene que creer en Dios, pero sí se tiene que creer que prometió la tierra de Israel a los judíos.
Como un muy conveniente subproducto, esta afirmación, al mismo tiempo, también proporciona una justificación formal para el tratamiento de los árabes palestinos como meros intrusos. Esto incluye a los que son ciudadanos de Israel – la comunidad remanente que escapó a la gran limpieza étnica de 1947 a 1949, y que ahora constituye aproximadamente el 20% de la población de Israel. Son ciudadanos de segunda clase, severamente discriminados, según algunas leyes (como las leyes de ciudadanía y de tenencia de la tierra) y una serie de regulaciones y prácticas informales en todas las esferas de la vida. 8
Recientemente, el ministro de Justicia israelí Ayelet Shaked atacó la campaña de boicot, desinversión y sanciones (BDS) por defender supuestamente el anti-semitismo.9 ¿Cuál es su opinión sobre el BDS? ¿El movimiento tiene alguna perspectiva? y ¿es antisemita?
Creo que la iniciativa BDS es eminentemente justificable. Es un acto no violento de conciencia por parte de la gente común, que desea expresar su horror por la opresión de los habitantes árabes palestinos de Israel, y solidarizarse con ellos. La llamada «comunidad internacional» – que no es otra cosa sino una forma fantasiosa de referirse al gobierno de los EE.UU. y sus aliados estratégicos – no hace nada para impedir la violación de los derechos humanos y nacionales de las víctimas palestinas por Israel, sino que, al contrario, apoya este Estado delincuente. Por lo que corresponde a la gente común actuar.
Tenga en cuenta que el BDS no está dirigido a las personas. No aboga por un boicot general de los académicos, artistas, etc., israelíes. Es institucional: dirigido a las instituciones que forman parte de la matriz de la ocupación y la opresión israelí.
Debo añadir que no hay que exagerar los efectos probables de esta táctica. No será a través de ella como se ponga fin a la colonización israelí de Palestina, por no hablar de derrocar al régimen sionista. Pero ya está contribuyendo a una movilización de la sociedad civil y está ayudando a crear un clima político en el que va a resultar más difícil para Israel perpetrar atrocidades mayores, tales como la limpieza étnica masiva. Así, el BDS puede a la larga tener un efecto restrictivo.
La afirmación de que el BDS es antisemita no sólo es una mentira vil y estúpida; también es lógicamente absurda. Es un ejemplo de lo que los filósofos llaman un «error de categoría». El BDS es una iniciativa política dirigida contra un Estado, que es una institución política. El antisemitismo es el odio, la discriminación y la violencia contra los judíos en tanto que judíos, un grupo de personas que tienen un cierto trasfondo religioso (o que pertenecen a una determinada «raza», según los racistas). Por lo que estas dos cosas no son sólo diferentes: pertenecen a diferentes categorías.
Como ya he mencionado en respuesta a una pregunta anterior, la maquinaria de propaganda israelí cínicamente utiliza la acusación de «antisemitismo» para desviar y denigrar las crecientes críticas contra sus acciones. Debo señalar que, paradójicamente, esta misma propaganda mendaz tiene una implicación antisemita. Al identificar Israel con la totalidad de los judíos y afirmar que la hostilidad hacia Israel implica hostilidad contra todos ellos, está afirmando que Israel está actuando en nombre de todos los judíos. Y a partir de esta proposición falsa se seguiría que todos los judíos son de alguna manera cómplices de las atrocidades cometidas por Israel, que todos los judíos tienen la culpa de lo que está haciendo Israel a los árabes palestinos. Así que cualquiera que odie lo que Israel está haciendo, pero que sea tonto o tan ingenuo como para tomar en serio las afirmaciones de dicha propaganda israelí, puede desarrollar sentimientos negativos contra todos los judíos.
¿Qué es en realidad el antisemitismo en el siglo XXI? ¿Es más una cuestión europea, conectada con el ascenso de la extrema derecha, debido a la crisis de la izquierda y la migración, o se trata de una cuestión más compleja?
De hecho, es más complejo. Actualmente hay dos tipos de antisemitismo.
En primer lugar, hay restos del antisemitismo «tradicional» que estaba muy extendido, sobre todo en la derecha política, en Europa (y en cierta medida en los Estados Unidos) durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Alcanzó su punto culminante en la Segunda Guerra Mundial, con el exterminio masivo nazi de los judíos europeos. Después de la guerra, esta derecha antisemita cayó en descrédito y se ha reducido en gran medida. Ya no está de moda, incluso en la derecha. En gran medida ha sido sustituido por la islamofóbia. En Europa y EE UU los musulmanes son los juif de nos jours. Sin embargo, en los márgenes de la derecha hay todavía algunos restos de este antiguo antisemitismo. Ejemplos de tales grupos son Amanecer Dorado en Grecia y Jobbik en Hungría. También hay un trasfondo populista de derecha antisemita en la gente común; pero ya no es aceptable expresarlo entre gente educada …
Debo señalar que entre el sionismo y ese antisemitismo al viejo estilo (excluyendo su variedad más extrema que deseaba exterminar a los judíos) hubo un alto grado de comprensión mutua. Ambos comparten una visión básica. Déjeme ponerlo de esta manera. Supongamos que se encuentra con un hombre en un bar y, después de una copa o tres de más les dice que en su opinión los judíos no deberían vivir entre los no-judíos, sino ir a vivir con los suyos. En su camino a casa podría preguntarse, ¿era un antisemita o un sionista? Podría ser cualquiera de las dos cosas.
De hecho, Theodor Herzl (1860-1904), el fundador del sionismo político, fue bastante explícito sobre este terreno común entre el sionismo y el antisemitismo. Esta opinión fue compartida por muchos líderes antisemitas y los sionistas. Incluso en Alemania en 1934, poco después de que Hitler llegara al poder, Joachim Prinz, un líder del movimiento sionista en Alemania, publicó un libro señalando la amplia zona de acuerdo entre el sionismo y lapolítica racista de los nazis, diseñada para separar a los judíos de los no-judíos. Por supuesto, esto fue varios años antes de que el exterminio de los judíos se convirtiese en la política oficial de los nazis. 10
El segundo tipo de antisemitismo es relativamente nuevo. Es el antisemitismo estúpido al que aludí en mi respuesta anterior. Su relación dialéctica con el sionismo no es una argumentación en parte compartida (como fue el caso con la vieja derecha antisemita), pero es una relación de refuerzo mutuo.
Con el fin de ser muy claro y evitar malentendidos, voy a ilustrar esto con un caso un tanto análogo: la dialéctica entre la islamofóbia y el yihadismo islamista. Estoy seguro de que estaría de acuerdo en que se refuerzan entre sí, proporcionándose combustible mutuamente. Tenga en cuenta que no estoy diciendo que el yihadismo se justifica en realidad, de manera objetiva, por la islamofóbia, o viceversa. Ninguno de ellos está realmente justificado. Pero los yihadistas están motivados en gran parte por el insulto y el daño infligido por la islamofóbia a sus víctimas. Y, puesto que los yihadistas afirman – falsamente – que representan y actúan en nombre de todos los verdaderos musulmanes, muchas personas políticamente poco sofisticadas asumen sin cuestionar sus palabras y reaccionan de una manera islamófoba.
Existe una dialéctica perversa algo similar entre el sionismo y el segundo tipo de antisemitismo. Este último no es corriente en la extrema derecha, pero a menudo se puede encontrar entre gente poco sofisticada, políticamente sin educación, que quieren apoyar la lucha palestina. Algunos de ellos, de forma aislada, se encuentran en la izquierda. Es el antisionismo de los tontos.
Usted estuvo involucrado en la década de 1960 en la izquierda israelí. En aquella época escribió el famoso texto: «La naturaleza de la sociedad israelí”, con su compañero Akiva Orr. ¿Qué puede decirnos sobre el Partido Comunista de Israel, el Matzpen y la izquierda israelí de entonces?
Voy a dejar de lado la mayor parte de esta cuestión, ya que requeriría un largo ensayo, si no todo un libro. Pueden encontrar una gran cantidad de material histórico pertinente en Internet, en la web de Matzpen. 11 Pero me gustaría aprovechar esta oportunidad para decir algo sobre el artículo al que hace referencia, que fue escrito en 1970 y publicado repetidamente en distintas ediciones.12
Hace unos años, en 2012, publiqué una colección de artículos y ensayos que había escrito o co-escrito desde 1966.13 En la recopilación de material para ese libro, me di cuenta de algo paradójico. Esos artículos, muchos de ellos escritos hace mucho tiempo, se han mantenido actuales. Esto se debe a que el conflicto que discuten y analizan no ha cambiado de manera fundamental, aunque se ha exacerbado en los últimos años. Pero hubo una excepción: el artículo al que se ha referido – que de hecho es, con mucho, el más famoso de todos los escritos políticos en los que tuve parte, de hecho, el único famoso: está completamente obsoleto.
La razón es que, desde la década de 1970, Israel ha sufrido grandes cambios socioeconómicos internos. En parte, en línea con lo ocurrido en todos los países capitalistas: la globalización neoliberal, la privatización a gran escala. Pero en Israel, estos cambios han sido más pronunciados que en la mayoría de los países que eran capitalista(s) en la década de 1970. En este sentido, Israel estaba a medio camino entre los países capitalistas y los países con regímenes burocratizados que se llamaban «socialistas» en la década de 1970, en la que el sector privado de la economía era relativamente pequeño, sobre todo confinado a la economía negra y gris. En el Israel de 1970, el sector privado representaba sólo la mitad de la economía – una parte mucho más pequeña que en los países capitalistas avanzados. Por lo que el ritmo de la privatización en Israel tenía que ser especialmente pronunciada, con el fin de llegar a la situación actual, en la que la participación del sector privado en Israel es más o menos la misma que en otros países capitalistas avanzados.
Otro cambio importante es el gran desarrollo de la economía israelí. En 1970 la tasa de acumulación de capital interno de Israel estaba a cero, y su productividad era baja. Tanto para la inversión, como para mantener un nivel de vida aceptable para la población hebrea, Israel era totalmente dependiente de capital externo y de ayuda – subvenciones, principalmente de los EE.UU., pero también de Alemania. La mayor parte de ese flujo se canalizó a través del Estado, que lo utilizó para «regar» la economía. De esa manera, no sólo era la clase capitalista dependiente del estado y estaba controlada por él; sino que también el nivel de vida de la clase obrera de Israel – o más precisamente su mayoría hebrea – estaba, en efecto, subvencionada a través del estado. Todo esto ha cambiado drásticamente. Israel se ha convertido en muchos aspectos socioeconómicos – incluyendo su estructura de clases – en algo similar a otros países capitalistas avanzados. En el Índice de Desarrollo Humano de la ONU ocupa el puesto 18, entre Corea del Sur y Luxemburgo.14
Israel sigue recibiendo una gran cantidad de ayuda de Estados Unidos – de hecho, es el principal receptor de ayuda estadounidense – pero es casi enteramente militar y, en cualquier caso, es una proporción mucho menor del PIB de Israel de lo que era en 1970.
Por otra parte, en aquellos primeros años el principal valor de Israel para los imperialistas de Estados Unidos era ser un perro guardián fiable – un aliado militar que ha demostrado su utilidad en el debilitamiento y la derrota del nacionalismo árabe laico, que se atrevió a desafiar al imperialismo estadounidense. Ahora Israel se ha convertido en un importante activo para el complejo industrial-militar liderado por Estados Unidos – una fuente inagotable de innovación de la tecnología y las técnicas de vigilancia, el asesinato a distancia, la guerra inteligente y la ‘pacificación’ de masas.15
Sin embargo, otro gran cambio es que la sociedad hebrea israelí ya no se compone predominantemente de inmigrantes. En ese artículo, señalábamos que en 1968 sólo el 24% de la población hebrea había nacido en el país; el resto eran inmigrantes. Para el año 2008 más del 70% había nacido ya en el país; y esta proporción está aumentando de año en año, porque la inmigración a Israel ha disminuido desde entonces (con un breve repunte a principios de 1990) en valores absolutos y, a fortiori, en términos relativos.16
Así que el Israel de 2016 – que, por supuesto, sigue siendo un estado colonizador – es socio-económicamente muy diferente del Israel que describe y analiza nuestro viejo artículo.
Ahora vive en el Reino Unido, ¿todavía tiene conexiones con la izquierda israelí? ¿Cómo la ve hoy en día? ¿Hay algunos grupos con posiciones internacionalistas?
En primer lugar debo dejar claro que en el discurso israelí – el discurso de los medios de comunicación israelíes y el público en general – el significado del término «izquierda» no es el mismo que en la mayoría de los otros países. Este uso peculiar en Israel no tiene en cuenta las opiniones de una persona sobre asuntos socioeconómicos, sólo en cuestiones de guerra y paz. Por lo que una persona que está en contra de la ocupación y no es un chovinista es considerado un «izquierdista», con independencia de que sea un socialista.
Pero supongo que la «izquierda» que tiene en mente es la del sentido más usual. Sí, tengo algunas conexiones con la muy pequeña izquierda israelí, a través de contactos personales. Pero para una respuesta detallada a esa pregunta tendría que entrevistar a un compañero que esté viviendo en Israel. Sólo puedo dar una breve opinión.
El estado de la izquierda en Israel hoy en día es bastante triste. Existe, por supuesto, el Partido Comunista de Israel, que es el componente principal del Frente Democrático para el Cambio(conocido por su acrónimo hebreo, Hadash, que también es una palabra que significa «nuevo»). La mayoría de los miembros de Hadash son árabes, pero también cuenta con algunos miembros hebreos. Hadash, a su vez, es el componente principal de la Lista Común, un bloque electoral con dos partidos árabes, que en las últimas elecciones a la Knesset (17 de marzo de 2015) ganó 13 escaños, convirtiéndose en el tercer grupo parlamentario más grande. El PC / Hadash israelí, al igual que la mayoría de sus partidos hermanos comunistas ‘oficiales’, ha sido objeto de una transmutación natural desde la ortodoxia estalinista al reformismo de centro-izquierda.
A la izquierda del PC hay algunos pequeños grupos de protesta de un solo tema, cuya actividad valiente contra diversos aspectos de la ocupación y la colonización en curso es verdaderamente admirable. Un ejemplo esAnarquistas contra el Muro.
Pero después de la desaparición en la década de 1980 de la Organización Socialista de Israel (Matzpen) – que se había debilitado en gran medida por divisiones motivadas por trotskistas y un sectarismo cuasi-Maoísta – no ha existido en Israel un grupo revolucionario socialista no sectario. En mi opinión, esta es una necesidad vital: una organización socialista revolucionaria, en términos marxistas, con una estructura interna democrática, que permita diferentes tendencias que coexistan y debatan abiertamente, sin prisas ni divisiones por diferencias secundarias, como por desgracia es una práctica común en casi toda la izquierda radical.
Usted ha desarrollado una tesis interesante sobre cómo la solución al conflicto entre Israel y Palestina solo puede ser regional en lugar de estar limitada al «marco nacional». ¿Podría esbozar esta tesis para nuestros lectores?
Permítanme decirlo con mayor precisión. La tesis que yo y otros compañeros del antiguo Matzpen hemos defendido en numerosas ocasiones es que el marco para la solución del conflicto entre israelíes y palestinos no puede ser el «marco» estrecho de Palestina (un país creado por el imperialismo en 1922, gobernado por Gran Bretaña bajo el mandato de la Liga de las Naciones entre 1922-1948, y actualmente gobernado por Israel), sino que debe ser toda la región del oriente árabe. Tampoco puede la solución limitarse a un formato «burgués-democrático», sino que debe implicar una transformación revolucionaria socialista de la región. Este punto de vista fue adoptado por Matzpen hace mucho tiempo, antes de la guerra de junio de 1967. 17
El razonamiento detrás de esta tesis no se basa en ninguna fórmula genérica aplicable a todos los conflictos coloniales y nacionales. Se basa en las características específicas (y más bien excepcionales) de este conflicto en particular. He explicado esto con cierto detalle en mis artículos.18
Aquí sólo puedo describir ese razonamiento. Se basa en la evaluación de la relación de fuerzas, que es muy favorable para el estado de colonos israelíes, y muy adversa al pueblo árabe palestino. Esto es oscurecido por falsas analogías con Sudáfrica durante el apartheid, que se basaba en un modelo diferente de colonización, como he mencionado antes, y donde la relación de fuerzas era muy diferente.
En Sudáfrica los colonos eran una minoría relativamente pequeña; que necesitaban a la población negra mayoritaria, la clase obrera negra, porque la economía dependía de su trabajo. Pero no podían seguir indefinidamente sometiendo a esa mayoría y negarle los derechos políticos. Los líderes de los colonos entendieron que tenían que ceder. La descolonización no implicó una transformación socialista; era un proyecto burgués, logrado sin derramamiento de sangre. Los colonos no fueron expropiados. La mayoría, la clase obrera negra, sigue estando extremadamente explotada pero, sin embargo, ha ganado mucho políticamente; ha logrado los derechos políticos.
En Israel / Palestina, la situación es muy diferente. La mayoría de las víctimas de la colonización sionista, la mayor parte del pueblo árabe palestino, está fuera, no forma parte de la fuerza laboral interna vital para la economía israelí. La descolonización de Israel / Palestina requeriría la destrucción del régimen sionista, la des-sionización de Israel. Pero la única fuerza social capaz de derrocar ese régimen es el pueblo israelí, principalmente la clase obrera israelí. Sin embargo, la mayoría hebrea de esta clase obrera no tiene nada que ganar de una descolonización burguesa. Por el contrario, eso significaría el intercambio de su posición actual de clase explotada que posee privilegios nacionales por una posición de clase explotada y sin privilegios nacionales.
La única manera de que la clase obrera israelí puede ser atraída a la idea de derrocar al régimen sionista es que ello signifique intercambiar su posición de clase explotada por la de ser parte de una clase dominante. En otras palabras, una descolonización socialista. Claramente, esto sólo puede tener lugar como parte de una transformación regional, que afecte a todo el oriente árabe. Esta es también la única manera en la que el actual desequilibrio de poder pueda ser compensado. En este contexto, la clase obrera hebrea ganaría, incluso si eso implicara renunciar a sus privilegios nacionales, y la aceptación de la igualdad de derechos nacionales.
¿Por qué cree que el conflicto entre Israel y Palestina tiene un impacto tan grande en la izquierda mundial? Hasta la situación actual en el Kurdistán sirio no ha habido ningún conflicto nacional que haya atraído tanta atención y casi todos los grupos o iniciativas de izquierda tienen una opinión sobre él.
Hay varias razones. Este conflicto, que tiene la forma superficial de un conflicto nacional, es, como ya he explicado, en esencia, un conflicto colonial – entre un estado colonizador y los colonizados y desposeídos indígenas. Si lo analizamos de esta manera, es evidente que es muy especial, en el sentido de ser el último gran conflicto que queda de este tipo. Todos los conflictos derivados de la colonización se han resuelto de un modo u otro. Algunos terminaron durante el siglo XIX con el triunfo total de los colonos, con los pueblos indígenas pulverizados y reducidos a reliquias que se aferran a los vestigios de sus culturas antiguas. Otros terminaron durante la segunda mitad del siglo XX con la descolonización. (Por cierto, todos los casos de descolonización se produjeron en las colonias de explotación, no hay precedente histórico de descolonización en lugares donde la colonización fuese excluyente). La colonización de Palestina sigue siendo en el siglo XXI el único superviviente: un anacronismo.
Por otra parte, este conflicto – que no muestra signos de ser resuelto en el corto plazo – se encuentra en la que es posiblemente la región más sensible y de mayor importancia estratégica en el mundo. Ha sido comparado con un barril de pólvora en medio de muchos barriles de petróleo. Sin embargo, el barril de pólvora es en realidad el gran arsenal nuclear de Israel.
Y este conflicto es un irritante constante, que no sólo ha provocado varias guerras regionales, sino que además es una provocación grave a las masas árabes y los musulmanes en todas partes. Por lo tanto, es una de las causas principales del insulto y la humillación sentida por muchos, que los impulsa a elegir el callejón sin salida desesperado y destructivo del terrorismo.
Notas:
2. Ver mi articulo, ‘Israelis and Palestinians – conflict and resolution’ (www.matzpen.org/english/2006-11-30/israelis-and-palestinians-conflict-and-resolution-moshe-machover).
3. Para detalles, mi articulo, http://www.sinpermiso.info/textos/sionismo-en-busca-de-legitimidad-para-el-estado-judo
4. Para una discusión más detallada, mi articulo,http://www.sinpermiso.info/textos/mitos-sionistas-hebreos-o-judos
5. Para una discusión de la tipologia de Kautsky del colonialismo:http://www.sinpermiso.info/textos/el-colonialismo-y-los-nativos-i
6. He tratado este tema en detalle en mi artículo,http://www.sinpermiso.info/textos/mitos-sionistas-hebreos-o-judos
7. Ver ‘Quest for legitimacy’ Weekly Worker September 18 2014.
8. La página de Adalah (Justicia) recoge mas de 50 leyes israelíes que discriminan a los ciudadanos árabes de Israel:www.adalah.org/en/content/view/7771. Sobre la política de viviendas en 2015:www.adalah.org/en/content/view/8771?mc_cid=85cee170ff&mc_eid=e1ce773f14.
10. Más sobre la simbiosis, con referencias a las fuentes en mi artículo ‘Zionism and its scarecrows’, con Mario Offenberg: www.matzpen.org/english/1978-10-10/zionism-and-its-scarecrows-moshe-machover-and-mario-offenberg/.
12. Ver, M Machover y A Orr, ‘The class character of Israeli society’ (1972):www.matzpen.org/english/1972-02-10/the-class-character-of-israeli-society.
13. Israelis and Palestinians: conflict and resolution Chicago 2012.
15. Ver J Halper War against the people: Israel, the Palestinians and global pacification Chicago 2015; and my review: ‘The dog and the tail’ Weekly WorkerOctober 8 2015.
16. Verhttps://en.wikipedia.org/wiki/Demographics_of_Israel;www.jewishvirtuallibrary.org/jsource/Immigration/Immigration_to_Israel.html.
17. Para una primera formulación ver la declaración de Matzpen, ‘The Palestine problem and the Israeli-Arab dispute’ May 1967 (www.matzpen.org/english/1967-05-18/the-palestine-problem-and-the-israeli-arab-dispute).
18. Ver ‘Resolution of the Israeli-Palestinian conflict – a socialist viewpoint’:www.matzpen.org/english/2009-02-10/resolution-of-the-israeli-palestinian-conflict-a-socialist-viewpoint-moshe-machover; and ‘Belling the cat’ Weekly Worker December 12 2013.
Moshé Machover veterano militante socialista antisionista israelí que fue co-fundador de la extinta Organización Socialista de Israel (Matzpen). En la actualidad vive en Londres. Es profesor emérito de filosofía del King’s College, de la Universidad de Londres. Su libro más reciente es Israelis and Palestinians: conflict and resolution, London 2012Fuente:
http://weeklyworker.co.uk/worker/1105/zionism-and-anti-semitism/Traducción:G. Buster
Publicado por Revista Libre Pensamiento