Situado en el pueblo de Nucu en lo alto de las montañas Buzau hay más de 15 asentamientos rupestres que se extiende sobre una superficie de más de 3 kilómetros cuadrados, lo que dio a esta región el sobrenombre de «Athos» de Rumania. Algunas cuevas son antiguas formas geológicas, otros están talladas o entalladuras en la piedra. Una ermita está situada en la frontera de un cañón de unos 10 metros. Los signos de los primeros asentamientos en la zona datan de hierro y de la edad de bronce.

Probablemente 300 años dC, los primeros misioneros cristianos en territorio rumano llegó de Oriente Medio vivido aquí. Hasta el siglo 19, los ermitaños y monjes utilizaban las cuevas como lugares para vivir y orar, muy lejos de la vida cotidiana. Se dice que los señores de la guerra rumanos famosos o princesas vinieron aquí a confesar y para lavar sus pecados.

Una de las células pertenecían al monje Dionisie, quien, según la leyenda, hizo el camino a su celda tan complicada como sea posible, porque le gustaba estar solo. Este lugar es diferente a cualquier otro destino turístico en Rumania. No está hecho para los centenares de autobuses, incluso fuera de la carretera los coches no pueden acceder a algunas zonas.

Situado en Fagaras, Brasov County Las Pirámides de Sona en realidad son ocho montículos de tierra, 30 metros de altura, que parecen surgir de la nada. Mientras los vecinos están convencidos de que han sido formulados por los gigantes, los historiadores creen que hay tumbas de los bárbaros celtas.

Cuenta la leyenda que hace muchos años, esta tierra fue gobernada por una princesa llamada Sona. Un día, su reino fue atacado por algunos gigantes que vinieron de las montañas de Fagaras. Los gigantes han pasado por las aguas del río Olt, y cuando llegaron a este lugar que sacudió el barro de sus pies y ha creado estos montículos.Usted puede encontrarlos en la aldea de Sona, Condado de Brasov, a 250 km de Bucarest.