A la Delegada del podrido gobierno en Madrid se le nota en la cara que viene de una siniestra familia falangista, prohíbe esteladas, da permiso a los nazis para que muestren su odio por las calles de la capital de España.
La derechista gerifalte del PP rezuma y huele a lo más triste y maligno de la especie humana, avergüenza a las personas decentes, fomenta que los herederos de los criminales de lesa humanidad, que llenaron el país de fosas comunes, pisoteen una democracia fallida, en manos de gobernantes sin escrúpulos.
Parece que este partido infectado de corrupción hasta la medula elige a sus cargos públicos pasando oposiciones, en un concurso de meritos al más franquista y represor. No respeta los más elementales valores democráticos y machaca los derechos de la ciudadanía.
Resulta surrealista que personajes como esta delegada, la virreina madre sustituta de la brutal y represora Cifuentes, se dedique a perseguir banderas en lugar de contribuir a la erradicación del fascismo, de la corrupción política generalizada, del saqueo del patrimonio público del estado.
Los perros de presa de Franco torturaban hasta la muerte en las comisarías del régimen, ahora parece que la historia se repite en una especie de viaje en el tiempo a lo más sanguinario de la dictadura, de “extraordinaria placidez” para algunos del PP como Mayor Oreja, pero criminal para quienes la sufrieron y la seguimos sufriendo defendiendo la verdadera democracia, la que proclame los derechos del pueblo y no de una casta de traidores y ladrones.
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