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Intentar relacionar Fe y Ciencia no parece un tarea fácil, pero sí muy interesante desde el punto de vista en el que se desenvuelve la sociedad actual.
El progreso científico actualmente es rápido y espectacular. Muchos de los acontecimientos del siglo XX y del XXI parecían imposibles para los hombres que vivieron no hace mucho tiempo. En algunos casos estos avances tecnológicos serían considerados en la antigüedad como milagros o brujerías.
Ante este avance científico imparable, nos debemos preguntar : ¿cada avance científico supone un retraso en la creencia religiosa, en la Fe?.
Tal vez el intentar razonar la respuesta a esta pregunta y el considerar si los conceptos de Ciencia y Fe son opuestos son unas premisas lo suficientemente atractivas como para haber elegido este tema entre los otros.
- CONCEPTOS.
Inicialmente al desarrollo del tema debemos establecer los diferentes conceptos de Ciencia y Fe.
La palabra Fe proviene del Latín FIDES, que significa creer. Fe es aceptar la palabra del otro, entendiéndola y confiando que es honesto y por lo tanto que es veraz. El motivo básico de toda fe es la autoridad de aquel a quien se cree. Este reconocimiento de autoridad ocurre cuando se acepta que el o ella tiene conocimiento sobre lo que dice y posee integridad de manera que no engaña.
Cuando es a Dios a quien se cree hablamos de Fe divina. A Dios le debemos fe absoluta porque Él tiene absoluto conocimiento y es absolutamente veraz. La fe más que creer en algo que no vemos es creer en alguien que nos ha hablado. Si tenemos fe sabemos que por encima de toda duda y preocupaciones las enseñanzas de la fe son las enseñanzas de Dios y por lo tanto son ciertas y buenas.
Lo esencial de la fe es aceptar una verdad por la autoridad de Dios que la ha revelado. La fe es cierta porque no implica la evidencia de una cosa vista, sino porque es la adhesión a una persona que ve.
Por otro lado, la palabra ciencia (del latín, scientia), significa en sentido estricto “saber”. En un sentido amplio, la ciencia seria el “conjunto de lo que se sabe por haberlo aprendido mediante una continuada actividad mental. Para tener ciencia hay que abarcar al menos todo un sistema de conocimientos.
Desde u punto de vista total, la ciencia sería un sistema acumulativo, metódico y provisional de conocimientos producto de una investigación científica.
- ANTAGONISMO Y/O COMPLEMENTARIEDAD.
A partir de estos conceptos, tal vez demasiado elaborados, deberíamos buscar algunos más sencillos que nos permitieran averiguar si ciencia y fe están en contraposición.
Podemos ver en la Biblia una definición de Fe, Hebreos 11:1 “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. También en Romanos 10:27, “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”.
Con estos conceptos podemos ver como la Fe es gratuita, es confianza, busca el sentido último y se asienta en la dimensión espiritual.
Respecto a la ciencia, podemos considerar que necesita un método experimental, comprobable y reproducible, que en ocasiones sus frutos son costosos y que se basa en lo corpóreo, en lo tangible.
Hasta aquí podríamos pensar que ciencia y fe son conceptos antagónicos. Pero hay autores que no consideran esta afirmación radical de antagonismo.
Así si definimos que la fe es la perfección mayor a la cual puede aspirar la inteligencia, pues se trata de conocer a Dios mismo. Al negar que el entendimiento humano pude conocer por medio de la fe, se está también negando que por medio de las criaturas se pueda ascender al conocimiento de Dios.
Y si se define que la ciencia es la contemplación de la naturaleza de las cosas, de forma sistemática y articulada para formular leyes que rijan los fenómenos naturales.
Podemos decir que mientras estos dos principios estén claros en el hombre, la relación entre la fe y la ciencia es correcta, ya que la finalidad común de ambas es la contemplación de la verdad que ha fijado un criterio e indicado un camino a la inteligencia humana que para nadie que siga la fe católica se le mostraría oscuro o incierto.
- DESARROLLO.
2.1. EVOLUCIÓN DE LA CIENCIA.
Inicialmente (s. XVI) los progresos científicos han sido vividos por la religión como agresiones de las tradiciones cristianas, si bien poco a poco fueron aceptados.
La ciencia ha ido evolucionando hasta convertirse en nuestra forma de entender el mundo: nada es cierto sino se puede ver o comprobar por métodos científicos. No parece importar otras formas de pensamiento.
Esta gran evolución científica ha dejado un gran espacio vacío en el desarrollo espiritual de la persona. La evolución técnica es necesaria pero no se puede olvidar la evolución espiritual y personal.
Este planteamiento ha contagiado a toda la sociedad de un pensamiento sobre la validez de los acontecimientos: “sólo es válido lo que se puede comprobar por medios científicos”. Dejando a la fe como una forma de pensamiento contracorriente.
2.2. INFLUENCIAS CIENCIA EN EL HOMBRE.
Las influencias de la ciencia y su progreso han sido positivas como los avances sanitarios (curación de enfermedades infecciosas, sida, transplantes de órganos, etc.) el uso de las máquinas (sustituyendo el trabajo físico), los avances en la comunicación (conocimiento de lo que ocurre en sitios remotos, el acceso a internet, etc.), los avances en genética (selección de embriones para evitar enfermedades hereditarias).
Al mismo tiempo estos avances han traído influencias negativas, como la pérdida de la memoria personal a favor de las máquinas (se valora menos las experiencias humanas de nuestros mayores que la capacidad de memoria de nuestro ordenador), se desconoce la vida de nuestros semejantes más próximos y en cambio conocemos noticias de sitios lejanos, la incertidumbre que supone tener la posibilidad de la selección genética en manos desaprensivas.
- CIENCIA Y TÉCNICA.
Desde la Ilustración que perseguía el ideal renacentista de hacer libre al hombre al vivir bajo el imperio de la razón, la idea de felicidad surgía de una ciencia que lo sabría todo. Pero esto no ha sido posible, el dominio de la realidad se escapa del molde racionalista. Y eso se debe a la mentalidad de considerar que solo puede conocerse aquello que es medible, controlable y verificable, y a despreciar los aspectos de la realidad que se resisten a ese tipo de control.
La ciencia no puede por ella sola colmar por completo la vida del hombre. No es su misión. La ciencia no habla de valores, de sentido y de todo eso necesita el ser humano para preservar su dignidad y ser feliz.
La ciencia no puede abandonarse a su propia dinámica, sino que debe ser regulada por una instancia externa que la oriente y dé sentido.
- CIENCIA Y FELICIDAD.
A medida que el progreso avanzaba vertiginosamente, surgió la idea de que a mayor progreso mayor felicidad. El progreso siempre traería bienestar social.
Los avances técnicos son capaces de solucionar muchos problemas y la solución de estos problemas con un conocimiento amplio de la realidad y su dominio traería bienestar y felicidad. Pero no se pensó en que la felicidad no es solo posesión de bienes materiales y disfrute de máquinas. La felicidad tiene un sentido más profundo en la conducta del ser humano y muchas veces el progreso a cualquier precio trae consecuencias no previstas y nada positivas.
En la actualidad podemos observar como la felicidad y el bienestar de tener coches, calefacción, aerosoles, etc está destruyendo la capa de ozono del planeta con unas consecuencias peligrosísimas. Este progreso no puede entenderse como felicidad fuera del ámbito material.
- IGLESIA Y CIENCIA.
En la Doctrina social de la Iglesia, podemos leer “La postura de la Iglesia ante la ciencia ha sido siempre positiva, además de ser testigo de los descubrimientos científicos, la Iglesia reconoce que la ciencia, junto al conocimiento y al saber, constituye la riqueza de las naciones industrializadas”.
Por eso se considera que el progreso técnico, es desde un punto de vista cristiano, un don de Dios. Y este don debe de ser compartido por aquellos que disponen de él. Ser solidarios y compartir estos bienes de progreso con aquellos países que no los tienen es una forma de proseguir con la creación.
Considera la Iglesia, que la Fe no dice nada en el orden del conocimiento positivo y científico del mundo. Sobre el modo concreto de aparecer la vida, sobre el análisis racional del ser y de sus procesos. Y por ello la ciencia no debe decir nada acerca de la intervención libre y amorosa de Dios a favor del hombre a la cual responde la fe de los creyentes.
- RELACIONES CIENCIA – FE Y FE -CIENCIA
Algunos científicos consideran que ciencia y fe son incompatibles. Dicen, como Laplace, que Dios es una hipótesis de la que no tienen ninguna necesidad. Y suelen negar que se pueda conocer a Dios.
Estas posiciones ya se vieron en el Positivismo, donde solo existe lo comprobado y todo se puede conocer. Si Dios no se puede comprobar no tiene sentido creer en Él. También para el Materialismo Dios no existe. Sola la materia es real, si Dios no es materia, no existe.
En la actualidad y a lo largo de la historia muchos científicos se han declarado creyentes, y no les parece que la fe sea contraria en absoluto al ejercicio de su investigación, sino que afirman que la verdadera ciencia, cuanto más progresa, más descubre a Dios.
Los conflictos entre fe y razón han siempre causados por la ignorancia de los defensores de una u otra parte.
Por su parte la fe al criticar algunos de los avances científicos, no va en contra de la ciencia, sino de determinadas forma de hacer ciencia que pueden atacar a la dignidad del ser humano. No se debe en nombre de la ciencia violar la naturaleza humana.
Debemos considerar que ciencia y fe tienen un punto en común fundamental, que es el ser humano. Y que ambas juntas deben contribuir a alcanzar la felicidad del ser humano.
- CONCLUSIONES.
Ciencia y fe son dos modos de entender la realidad, se mueven en campos diferentes y no tienen porque interferirse. La ciencia tiene sus propias técnicas y métodos para investigar las cosas, la vida y al hombre mismo. La fe a partir de experiencias fundamentales de la vida se refiere a un Dios de gracia como origen y salvador.
No debemos pensar que cada vez que la ciencia descubre un secreto, la religión retrocede. La ciencia ofrece la tentación de querer conocer toda la realidad con una exactitud matemática. Pero suele olvidarse de algo esencial: que la exactitud de las matemáticas se debe a considerar solamente los aspectos cuantificables de la realidad. Y esto es una simplificación demasiado grande.
Las cifras solamente expresan magnitudes, y la magnitud es solo una parte de la realidad. Y los números siempre presentan un conocimiento insuficiente. Por ejemplo : puede que una persona pese 80 kilos, pero no es sólo 80 kilos.
Las dimensiones más genuinas de la persona no son cuantificables. No se pueden determinar numéricamente las responsabilidades, la libertad, la capacidad de amar o la ganas de ser feliz.
Más allá de la ciencia existe otra cara de la realidad, tal vez la más interesante del ser humano, los sentimientos. Y estos no se pueden pesar, pero nada pesa más que ellos en la vida.
Ese habito de posicionarnos en un solo jugar «por comododad y autotranquilidad».
Ciencia y fé … cada una aporta lo suyo maravillosamente.