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«Para ser conscientes de la importancia del día de hoy, debemos hacer como si fuese el último. Algunos dirán que es horrible tener así continuamente en la cabeza el pensamiento de la muerte, pero se equivocan. En realidad, vivir cada día como si fuese el último no nos empuja hacia la muerte, sino hacia la vida. Cuando alguien se comporta con despreocupación, con descaro, como si no le pasaran los años, entonces sí, camina hacia la muerte porque despilfarra la vida.
Si los sabios han aconsejado vivir cada día como si fuese el último, es para que tratásemos de hacer del día de hoy algo más útil, más bello, más valioso… ¡algo único! No se trata de creer verdaderamente que el de día de hoy vaya a ser nuestro último día, sólo es un método pedagógico para incitarnos a darle más sentido y belleza y a preparar los días siguientes.»