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«Siempre tenéis tendencia a considerar las dificultades como impedimentos. En realidad, es a menudo en las condiciones más difíciles cuando tenemos las mayores posibilidades de crecimiento y ello precisamente porque estamos comprimidos. Observad cómo resuelve este problema el árbol del bosque. En un bosque, todos los árboles están tan apretados que si uno de ellos quiere extenderse, los otros se lo impiden. Entonces el árbol se dice: «Estas condiciones no son buenas para mi desarrollo, pero voy a encontrar una solución…», y se eleva hacia arriba. En esta dirección el espacio está libre y no encuentra obstáculos.
Lo mismo sucede con el ser humano. Cuando ya no puede ir ni hacia adelante ni hacia atrás ni hacia los lados, sólo le queda dirigirse hacia arriba, es decir, elevarse con el pensamiento hacia el mundo espiritual, porque en esta dirección nada puede oponerse a sus aspiraciones.»