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En la Biblia existe una referencia explícita a la Gran Pirámide que merece ser mencionada. El profeta Isaías nos dice: “En esa época habrá un altar para el Señor en el medio de Egipto y un monumento para el Señor en el borde de Egipto. Este será un signo y un testigo para el Señor Todopoderoso en la tierra de Egipto. Cuando la gente le ruegue al Señor por ayuda, él enviará a alguien para salvarlos y defenderlos. Él los rescatará de aquellos que les hacen daño”. La referencia a un “altar” y un “monumento” en el “medio” y en el “borde” respectiva y simultáneamente, es la clave que identifica a la Gran Pirámide de Giza o de Keops como el único candidato que cumple con todos los requisitos. En efecto, la Gran Pirámide de Giza está en “el centro y en el borde de Egipto”. Recordemos que el Egipto antiguo estaba dividido en dos.
La gran pirámide está localizada en el borde entre el Alto (el sur) y el Bajo (el delta) Egipto. Al mismo tiempo está en el centro del cuadrante natural formado por la curvatura regular formada por el delta del Nilo y que se mantiene desde la Antigüedad. Santiago Martínez Concha escribió un interesante libro, “La conexión atlante”, en que me he basado para escribir este artículo. Su autor plantea la existencia de una realidad paralela a la que conocemos. Este libro hará pensar a algunos sobre el devenir de la historia del mundo y de la raza humana. El misterioso capítulo 6 del Génesis, escrito en la versión antigua de la Biblia de Jerusalén, o en otra de las versiones clásicas de la misma, referente a los Nefilim, despertó el interés de Santiago Martínez.
Durante muchos años, las verdades allí expuestas de manera muy simple le llevaron a investigar y a descubrir lo que ha sido uno de los secretos más largos y mejor guardados de la humanidad. Develar el secreto allí escondido durante siglos y entender la trascendencia del mismo es el propósito principal del libro de Santiago Martínez.
Heródoto habla de que el tiempo empleado en construir la pirámide fue de treinta años y se emplearon grupos de 100 000 hombres en turnos de tres meses. Investigaciones más recientes, comprueban que el tiempo empleado en construir la Gran Pirámide, aunque solo sea la parte que conocemos por encima de la superficie del terreno, es de sólo 20 años. ¿En qué se emplearon los otros 10 años?. Heródoto en relación con este punto afirma que diez años fue el período inicial para el diseño de planos y para la preparación de la ejecución. Lo más probable es que exista todo un complejo sistema subterráneo de comunicación inter-piramidal, incluyendo la esfinge, y que parte de este período inicial se hubiera empleado en la construcción de estos túneles y salas subterráneas. El caso de Teotihuacán, en México, demuestra la existencia de túneles subterráneos que interconectan diferentes lugares y se dirigen varios kilómetros en dirección al sur. Heródoto se refiere al faraón Keops como “arrogante hacia los dioses”, ya que se dedicó a cerrar los templos, a desterrar sus imágenes y a obligar a los sacerdotes a trabajar en las canteras. Esto podría representar que el faraón se consideraba a sí mismo dios y no quiso tener ninguna competencia con el culto a otros dioses; o bien que el faraón estuvo influenciado durante algún tiempo por otra religión distinta a la suya. En este caso, lo más probable es que haya sido el culto a Yahvé, introducido por los hyksos. Las religiones humanas y el origen de las figuras como Zeus, Osiris, Isis, el Minotauro y otros seres mitológicos se sitúan en el marco de la Historia de la Tierra. En la Antigua Sumer, en Babilonia, Asiria, Egipto o Grecia, aparecen en escena múltiples dioses. Entonces, de pronto, y en la Biblia, aparece un nuevo y poderoso dios llamado Yahvé, que nadie sabe de dónde ha salido. Se cree que probablemente Yahvé es en realidad el dios sumerio Enlil. Y se cree que su hermano, el dios sumerio Enki, creó a los seres humanos a partir de su propio ADN. Esto explicaría que su gran rival Enlil (supuestamente Yahvé) nos considerase una abominación y decidiera castigarnos. Después de 30 años, Keops reintrodujo el culto politeísta prevaleciente en el antiguo Egipto. Heródoto realizó una exhaustiva entrevista a un sacerdote egipcio en relación con la construcción de la Gran Pirámide y afirmó que un extranjero de importancia había llegado a Egipto por la época del reinado de Keops. Los mismos egipcios le atribuyen el diseño y los secretos del edificio a ese extranjero misterioso. De nuevo aquí se suscita un enigma muy interesante.
¿Qué clase de extranjero era para llamar la atención de Keops, el faraón dios? Los argumentos, los conocimientos y la carta de presentación de ese extranjero tuvieron un formidable efecto en el faraón, al punto de hacerle combatir sus antiguas creencias y llevarlo, supuestamente, a la construcción de la Gran Pirámide. Los pastores-reyes más conocidos que cumplen con todos los requisitos y se supone fueron escogidos por Yahvé mismo para guiar a su pueblo en épocas próximas a la 4ª dinastía, en que reinó Keops (2680-2565 a. C.), fueron Job, Melquizedek, Abraham y José, anteriores a Moisés. ¿Quién de ellos sería este misterioso extranjero constructor de la gran pirámide? Abraham parece haber vivido alrededor del período entre 2000 y 1500 a. C., lo cual lo descalificaría cronológicamente. Sin embargo, la cronología en este caso es susceptible de estar equivocada, no sólo en lo que se refiere a Abraham, sino incluso a la construcción de la Gran Pirámide. El relato bíblico nos habla que su madre fue Tera, una de las descendientes de Sem, hijo de Noé. También conocemos que nació en la ciudad caldea de Ur y que se casó con su media hermana Saráis, a quien Yahvé le cambió el nombre por el de Sarah o Sara. Son curiosas las raíces comunes que existen entre Sahara, Saráis, Sarah y Sara. Recordemos que la mujer de Abraham era estéril y que el Sahara es un desierto o tierra estéril. De Ur, Abraham partió con su sobrino Lot y su familia para Haran. Después de recibir la promesa divina que lo convertiría en una “gran nación”, emigró con su esposa a Canaán, en donde vivió como un nómada. Una gran hambruna lo llevó a Egipto y allí, por temor de ser llevado a la muerte, decidió presentar a su esposa como su hermana ante el soberano, quien decidió tomarla por esposa. Un ángel visitó entonces en sueños al rey prohibiéndole tocar a Sara. Como consecuencia de este episodio, Abraham fue compensado con bienes y dinero y expulsado de Egipto. De vuelta a Canaán, Abraham se peleó con Lot y su tribu y ambos tomaron caminos separados. Lot permaneció cerca de Sodoma y Abraham continuó con su vida de nómada. Posteriormente rescató a Lot del cautiverio del rey de Elam, Kedorlaomer, y fue bendecido por el sacerdote Melquizedek, rey de Salem. Es en esta época que Yahvé le promete a Abraham un hijo de su esposa Saráis y le repite sus antiguas promesas. El pacto con Yahvé es renovado con el rito de la circuncisión y es en este momento que Yahvé le cambia el nombre a Abram por Abraham y a Saráis por Sara, repitiéndole su promesa a Sara de que tendría un hijo y utilizando la visita de los ángeles como medio para informarle.
Kedorlaomer fue rey de la antigua Elam. Había extendido su poder hacia el oeste, hasta llegar a la frontera de Egipto, antes de que Abrahán entrase en la Tierra Prometida en 1943 a.C. Después de doce años de servidumbre, cinco reyes próximos al extremo meridional del mar Muerto se rebelaron contra su gobernante supremo del Este. En el año decimocuarto, Kedorlaomer y tres aliados —Amrafel de Sinar, Arioc de Elasar y Tidal de Goyim— se encaminaron hacia el oeste para sofocar la rebelión. Empezando en el norte y dirigiéndose hacia el sur, fueron derrotando a las ciudades a lo largo de las rutas comerciales al este del Jordán y al sur del mar Muerto, en el territorio que más tarde ocuparon los amalequitas. Después de esto, no les resultó difícil poner en fuga a los cinco reyes que eran el núcleo de la insurrección. Entre los cautivos de Kedorlaomer se hallaba Lot, el sobrino de Abrahán, que vivía en aquellas inmediaciones. Cuando Abrahán se enteró, salió rápidamente en persecución con 318 siervos suyos armados. En Dan sorprendieron a las fuerzas enemigas, que eran considerablemente superiores, y las persiguieron con éxito hasta Hobá, al norte de Damasco, después de lo cual rescataron a Lot y sus posesiones. El nombre de Kedorlaomer no se ha encontrado en inscripciones de listas de antiguos gobernantes de Elam, pero se reconoce como nombre elamita. Kudur, una posible variación de Kedor, aparece en muchos nombres compuestos, y Lagamar, que tiene un parecido con laomer, una deidad elamita. Cuando Yahvé le informó a Abraham de sus intenciones de destruir a Sodoma y Gomorra debido a la maldad de sus habitantes, Abraham negocia con Yahvé y le pregunta que si finalmente diera con diez hombres justos podría con ello calmar su santa ira a lo que Yahvé decide complacerlo. Al no encontrarlos, Yahvé envía dos ángeles exterminadores, los cuales toman figura humana y le advierten a Lot que salga al amanecer de Sodoma. Los habitantes de la ciudad, en un intento de maldad pretenden abusar sexualmente de los (ángeles) huéspedes de Lot pero estos terminan defendiéndose, cegando a sus intimidadores con un gran resplandor. Al amanecer, Yahvé envía fuego del cielo y deja a Sodoma y Gomorra convertidas en una espesa humareda que puede divisarse desde lejos y a la esposa de Lot convertida en estatua de sal por desobedecer las advertencias de no mirar hacia atrás y querer contemplar la ira de Yahvé. En otras palabras, la necia mujer de Lot quedó petrificada o tal vez carbonizada, convertida en roca salada debido al alto grado de concentración de sal en la atmósfera, causada por el calor.
Melquisedec es el Rey de paz, Rey de justicia o Rey del Mundo, según el significado hebreo del vocablo Melquisedec que nos explica Rene Guenon. En el Antiguo Testamento es un notable sumo sacerdote, profeta y líder que vivió después del diluvio y durante los tiempos de Abraham. Es considerado señor de la Paz y la Justicia. Según relata el Génesis: “[…] y Melquisedec, rey de Salem, sacando pan y vino, como era sacerdote del Dios Altísimo, bendijo a Abram, diciendo: -Bendito Abram del Dios Altísimo, el dueño de cielos y tierra. Y bendito el Dios Altísimo, que ha puesto a tus enemigos en tus manos. Y le dio Abram el diezmo de todo“. Los Santos Padres de la Iglesia, la tradición judía y el Salmo 76, identifican a la ciudad de Salem con Jerusalén. En el relato, este sacerdote-rey hace una breve aparición siendo sacerdote de Dios y rey de Jerusalén, lugar donde en el futuro Dios tomará morada. Como sacerdote, anterior a la institución del sacerdocio levítico, es quien recibe el diezmo debido a Dios. Como sacerdote-rey es una prefiguración del mismo Jesús que, además de ser Profeta, también es Sacerdote y Rey. Con la presentación del pan y el vino marca lo que después será el sacerdocio instituido por Cristo y que sustituirá al sacerdocio levítico. Melquisedec es el sacerdote receptor del primer diezmo registrado en la Biblia, entregado por Abraham, y el primer sacerdote-rey. Melquisédec es el título del primer escrito del códice IX de Nag Hammadi. Es un texto copto que presenta notables lagunas, escrito originalmente en griego, probablemente en Egipto durante el siglo III. El texto refleja una mezcla de las costumbres judías, cristianas y gnósticas. Su presentación de Melquisedec es un buen ejemplo de ello: no es sólo el anciano “Sacerdote de Dios Altísimo” como en el Antiguo Testamento, sino que también aparece como “sumo sacerdote” y guerrero “sagrado“. Melquisedec se presenta tan eterno como su sacerdocio. Ha estado en el mundo desde el principio del tiempo y se quedará hasta el final. Es el primer peldaño en la escala que ascienden las almas iluminadas.
La narración bíblica de la destrucción de Sodoma y Gomorra puede también interpretarse como un evento utilizado por Yahvé para castigar a este pueblo. Tal vez una explosión nuclear. El sitio donde se encontraban Sodoma y Gomorra está ocupado hoy día por el mar Muerto, con alto contenido salino y por debajo del nivel del mar, como si el efecto de un gigantesco impacto hubiera causado no solamente un hundimiento del terreno sino provocado también una explosión parecida a la de una bomba termonuclear. Si uno se sumerge en las aguas, el alto contenido de salinidad obliga a salir a la superficie. A la muerte de Sara, Abraham se casó con Katura, de quien tuvo 6 hijos. Y cuando murió a la edad de 175 años fue enterrado en la cueva de Macpela, en Hebrón. La tradición musulmana afirma que el gran domo de la Roca, con su cúpula dorada, fue el sitio desde donde Abraham pensó sacrificar a su hijo Isaac y desde donde el profeta Mahoma ascendió al cielo. La orden que Abraham recibe directamente de Yahvé está relatada en el Génesis: “Y luego la palabra de Jehová fue a él diciendo: No te heredará éste, sino el que saldrá de tus entrañas será el que te herede. Y lo sacó fuera, y dijo: Mira ahora a los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu simiente. Y creyó a Jehová, y se lo contó por justicia“. En otras palabras, la orden recibida era para observar el cielo y contar sus estrellas visibles. Esto haría de Abraham uno de los primeros astrónomos y astrólogos. Por otra parte el sabio egipcio Hermes-Tot, de quien se dice que fue contemporáneo y maestro de Abraham, hace de este patriarca un posible candidato para construir un monumento a Yahvé, diseñado por él, en tierra egipcia. Hermes Trismegisto es el nombre griego de un personaje mítico que se asoció a un sincretismo del dios egipcio Dyehuty (Tot en griego) y el dios heleno Hermes, o bien al Abraham bíblico. Hermes Trismegisto significa en griego ‘Hermes, el tres veces grande’. Hermes Trismegisto es mencionado primordialmente en la literatura ocultista como un sabio egipcio, equivalente al dios Tot, también egipcio, que creó la alquimia y desarrolló un sistema de creencias metafísicas que hoy es conocido como hermetismo. Para algunos pensadores medievales, Hermes Trismegisto fue un profeta pagano que anunció el advenimiento del cristianismo. Se le han atribuido estudios de alquimia, como la Tabla de Esmeralda, que fue traducida del latín al inglés por Isaac Newton, y de filosofía, como el Corpus Hermeticum. No obstante, debido a la carencia de evidencias concluyentes sobre su existencia, el personaje histórico se ha ido construyendo ficticiamente desde la Edad Media hasta la actualidad, sobre todo a partir del resurgimiento del esoterismo.
Según las creencias egipcias, los dioses habían gobernado en el Antiguo Egipto antes que los faraones, civilizándolos con sus enseñanzas. En ellas, el dios egipcio Tot era el dios de la sabiduría y el patrón de los magos. También era el guardián y escribiente de los registros que contenían el conocimiento de los dioses. Clemente de Alejandría estimaba que los egipcios poseían cuarenta y dos escritos sagrados, que contenían todas las enseñanzas que poseían los sacerdotes egipcios. Más tarde, varias de las características de Tot se asociarían al Hermes de la mitología helenística, incluyendo la autoría de los «cuarenta y dos textos». Este sincretismo no fue practicado por los griegos, sino que en el primer o segundo siglo de la era cristiana, se le comenzó a llamar a esta fusión «Hermes Trismegisto», probablemente por cristianos que tenían noticia de los textos egipcios. No obstante, en algún momento la ambigua noción de divinidad se transformó en la de un personaje histórico de los tiempos iniciales de la civilización occidental, al cual además se le atribuyeron otros escritos filosóficos. El egiptólogo alemán Siegfried Morenz, en su obra Religión de Egipto, ha sugerido que: «La referencia a la autoría de Tot […] se basa en la antigua tradición, y la cifra de cuarenta y dos probablemente se debe al número de nomos de Egipto, y, por tanto, pretende transmitir el concepto de integridad». Platón, en Timeo y Critias comentó que en el templo de la diosa Neit en Sais, había salas que contenían registros históricos secretos de sus doctrinas que tenían una antigüedad de 9000 años. A la identificación entre Tot y Hermes en la figura de Hermes Trismegisto ha de añadirse otra posterior, de carácter esotérico, por la cual Hermes Trismegisto es también Abraham, el patriarca hebreo, que habría comenzado dos tradiciones: una solar y pública, recogida en el Antiguo Testamento y otra privada, trasmitida de maestro a discípulo, accesible solo vía el Corpus Hermeticum. La llamada «literatura hermética» es en cierto modo, un conjunto de papiros que contenían hechizos y procedimientos de inducción mágica. Por ejemplo, en el diálogo llamado de Asclepio, el dios griego de la medicina, se describe el arte de atrapar las almas de los demonios en estatuas, con la ayuda de hierbas, piedras preciosas y aromas, de tal modo que la estatua pudiera hablar y profetizar.
Asclepio es el último tratado del Códice VI de Nag Hammadi, pueblo situado en la ribera del río Nilo, en Egipto, y se trata de un fragmento copto del manuscrito del Asclepio. Estos fragmentos de Nag Hammadi son la versión copta de los capítulos 21-29 del Discurso Perfecto, en que se trata del sexo, misterio divino, de los dioses terrenales, del carácter divino del hombre, del hombre artífice de dioses, de la Profecía: muerte y regeneración del cosmos, de la muerte y la inmortalidad: juicio de las almas. En la versión copta se trata de un diálogo entre Hermes Trismegisto y su discípulo Asclepio, que empieza con una comparación asombrosamente explícita de las relaciones sexuales y con la iniciación en los misterios sagrados. Esta asociación está también presente en el Discurso sobre la Ogdóaday la Eneada, pero es presentada mucho más explícitamente. Sigue una discusión sobre el origen y la naturaleza de humanidad, donde los seres humanos son sorprendentemente considerados seres superiores a los dioses, porque son menos limitados, ya que su inmortalidad es adquirida a través del aprendizaje y el conocimiento. Sigue lo que parece ser una defensa de adoración a ídolos. Después, Egipto es exaltado como imagen del cielo, pero son pronosticadas noticias graves. En un pasaje hermoso y conmovedor, Hermes llora cuando se anuncia la destrucción del mundo. Sin embargo, la regeneración del mundo vendrá, o incluso está ya en curso en un sentido misterioso. El texto termina con una descripción del destino post mortem del alma. Al dejar el cuerpo, asciende hasta ser recibido por un gran espíritu. Si ha sido bueno, le es permitido continuar su ascenso, pero si no, es recluido en la región entre tierra y cielo y castigado cruelmente. Cabe preguntarse por qué fue incluido este fragmento aquí. El énfasis que los textos herméticos pusieron sobre el ascetismo, su enfoque sobre conocimientos revelados, y su contenido escatológico, son características compartidas con muchos otros textos de Nag Hammadi, y razones para hacerlos atractivos a las personas que compilaron la colección. En otros papiros, existen varias recetas para la construcción de un determinado tipo de imágenes y detalladas explicaciones acerca de cómo animarlas y dotarlas de alma, ahuecándolas para poder introducir en ellas un nombre grabado en una hoja de oro, momento esencial del proceso.
La primera publicación moderna de Las Definiciones Herméticas, conservada en 6 manuscritos de Armenia copiados entre el siglo XIII y el XVI, fue en 1956, pero atrajo poca atención. La lengua original de este texto habría sido griega, de finales de siglo VI. Las Definiciones Herméticas son, como el nombre indica, una serie de definiciones y discusiones breves de los conceptos y entidades, incluyendo la naturaleza de Dios, el alma, el hombre, el intelecto, etcétera. En su estructura, hace mucho uso de las preguntas retóricas, que son respondidas luego por fórmulas dogmáticas. Las ideas son desarrolladas no a través de la dialéctica como, por ejemplo, en la tradición platónica, sino por la asociación y la evolución de palabras clave o imágenes. La recopilación literaria hermética estaba estructurada alrededor de la conexión y la interpretación de oraciones individuales, y ciertos conceptos fundamentales. Estas oraciones llegaron a ser la sabiduría más temprana y constituyeron la base para toda futura especulación hermética. Las doctrinas imaginarias y teológicas, o filosóficas específicas, son secundarias y surgen de las costumbres especulativas sobre estas oraciones. Pero estas oraciones quedan arraigadas en toda obra posterior. No obstante, no se queda ahí la literatura atribuida a esta figura mitológica. Los escritos herméticos, en general, dan cuenta de un determinado enfoque acerca de las leyes del universo. En el manuscrito de Asclepio se nos habla constantemente de Dios, a quien se llama “El Todo Bueno“, para describirnos las leyes del Universo. Por ejemplo, en el pasaje número veinte del manuscrito de Asclepio, Dios es expresado como la inconcebible Unidad que constituye el Universo. Una unidad, cuya característica esencial es que posee naturaleza masculina y femenina al mismo tiempo. Esta característica se la otorgará Dios a su vez, por reflejo, a todas sus criaturas. En el manuscrito de Asclepio, como decíamos, la figura de Dios no tiene la consideración de quien ha hecho todas las cosas, sino que Dios mismo “es” todas las cosas. Todos los seres vivos, todo lo material e inmaterial, son para Hermes partes que actúan dentro de Dios. Pero sólo los humanos somos un reflejo exacto de Dios,el Todo Bueno. También nos habla Hermes del Tiempo. De acuerdo con el manuscrito de Asclepio, “el Mundo es el receptáculo del Tiempo, que mantiene la vida en su correr y agitar. El Tiempo por su lado respeta el Orden. Y el Orden y el Tiempo provocan, por transformación, la renovación de todas las cosas que hay en el Mundo“. Recordemos que en esta obra, el propio Hermes aparece como un personaje que dialoga con Asclepio, y que la conversación se sitúa en el antiguo Egipto. Como curiosidad, añadiremos que, en el manuscrito de Asclepio, Hermes habla de dioses que están en la Tierra. Al preguntarle Asclepio a Hermes dónde están tales dioses, Hermes le responde que en una montaña de Libia y acto seguido le cambia el tema. Esos dioses se irán finalmente, y dejarán a la humanidad desasistida.
Entre los tratados atribuidos a Hermes Trismegisto destaca, tal como hemos dicho, el Corpus Hermeticum. Se le atribuye también la redacción de la Tabla de Esmeralda, que fue considerado por los alquimistas el libro fundacional de la alquimia. Otras de sus obras más destacadas serían el Poimandres, el Kybalión, en el que se expresan de forma sintética las leyes del Universo, ciertos libros de poemas y el «Libro de los muertos», por haberse encontrado ejemplares de él dentro de los sarcófagos de algunos destacados egipcios. La presentación de Abraham o de la persona por él escogida, hecha a través de Hermes-Tot, hubiera sido suficientemente importante como para que el faraón le hubiese prestado toda su atención. Abraham, a los 86 años y antes de su matrimonio con Sara, había tenido un hijo de nombre Ismael con su esclava egipcia Hagar. Cuando Sara cumplió 100 años fue cuando concibió a su segundo hijo, Isaac, de tal manera que existía una relación estrecha con Egipto. Desde entonces se considera a Abraham como el padre común de los árabes y los judíos, así como padre de las religiones monoteístas. El conocimiento del cielo pasó de padres a hijos y permitió que el pueblo israelita se convirtiera, desde la Antigüedad, en un pueblo astronómico por excelencia. La historia de Jacob, el usurpador, por haberle quitado la primogenitura a su hermano Esaú, nieto de Abraham, y de su hijo José, vinculan de nuevo a los patriarcas con Egipto. José, después de haber sido vendido por sus hermanos y de haber logrado descifrar los sueños del faraón sobre las siete vacas gordas y las siete flacas, significando los años de abundancia y de sequía, logra convertirse en el hombre más importante de Egipto y salvar al pueblo egipcio del hambre. Después de la reconciliación con sus hermanos, José regresa con su padre, Jacob, y éste se mueve con toda su familia y se establece en Goshen, en el antiguo Egipto. Allí permanecen sus descendientes hasta la época en que Moisés saca a todos los israelitas, tal como se cuenta en el Éxodo, y carga con los huesos de José por el desierto hasta enterrarlos en Sequem.
Lo que recuerdan los hebreos y está escrito en el Antiguo Testamento en relación con las siete plagas de Egipto, está narrado en el papiro Ipuwer que se encuentra en el Museo de Berlín, con una óptica diferente. El papiro Ipuwer fue traducido por A.H. Gardiner en 1909 y describe una serie de catástrofes y plagas que azotaron Egipto, tales como hambre, sequía, fuga de esclavos que se llevan las riquezas de los egipcios, y muerte en todas partes de la tierra de Egipto. La similitud entre varios pasajes del éxodo bíblico y el papiro Ipuwer son tan sorprendentes, que algunos eruditos, como Immanuel Velikovsky, la muestran como fuente egipcia del relato bíblico. El papiro de Leiden es un texto que registra las denominadas “admoniciones de Ipuwer”, copiado por escribanos de la XIX Dinastía, pero que se remonta, en su redacción original, a un periodo que va desde el Reino Antiguo hasta el Reino Medio. Se podría remontar a tiempos de la VI Dinastía (Imperio Antiguo), aunque otros como Gardiner sitúan su contexto en tiempos de la XII Dinastía (Imperio Medio). Su principal característica es que narra grandes desastres en la tierra de Egipto similares a las diez plagas de Egipto. Asimismo, el orden secuencial de algunas de las plagas en el papiro coincide con el descrito en la Biblia. El mérito de esta comparación entre ambos documentos se debe a Immanuel Velikovsky y su descubrimiento está magistralmente narrado en su libro Mundos en colisión. Según la opinión de Velikovsky, la catástrofe cósmica utilizada por Yahvé para sacar al pueblo escogido de la dominación egipcia fue causada por el paso de un cometa con las consecuencias que conocemos, aunque no podemos despreciar una posible intervención extraterrestre. Los egipcios relatan cómo un tipo de polvo llovió del cielo (primera plaga), tiñendo las aguas de rojo y descomponiéndolas rápidamente. Ese polvo rojo que pudrió las aguas, dándoles ese color de sangre era visto por los hebreos con los ojos de la fe y en forma diferente. La historia judía no habla de ningún polvo rojo, y simplemente cuenta cómo las aguas se convirtieron en sangre. Por su parte, los egipcios cuentan cómo era necesario abrir huecos con las manos en las orillas del Nilo, a fin de poder beber agua sin ese contaminante, posiblemente traído por la cola del cuerpo celeste. Las siguientes siete plagas debidas fueron: las ranas, los mosquitos, los tábanos, la muerte del ganado, las úlceras, la granizada, las langostas y los tres días de espesas tinieblas que cubrieron a Egipto.
No todos los fenómenos o advertencias de Moisés al faraón pueden interpretarse como fenómenos cósmicos. Algunas requirieron de la intervención directa de Yahvé, como el relacionado con la muerte de todos los primogénitos de Egipto la noche de la Pascua. Sin embargo, la destrucción de los ejércitos del faraón en el mar Rojo, cuando Yahvé dividió las aguas para que el pueblo hebreo pudiese cruzarlo caminando, con sus carros y ganado, solo es explicable si consideramos la intervención de naves extraterrestres. Podemos recordar la columna de nube de que habla la Biblia, parecida a un tornado gigante, la cual puede haber sido causado por dichas supuestas naves extraterrestres. La coincidencia con el momento necesitado por los judíos para cruzar el mar Rojo es demasiado extraordinaria para dejársela al azar, y es esta una de las características de convertir este hecho en uno de los más grandes misterios del Antiguo Testamento. Actualmente la Gran Pirámide está en el centro del Egipto actual, cerca de la ciudad de El Cairo. Al mismo tiempo, la Gran Pirámide separa las zonas bañadas por el Nilo, con pastos, y donde comienza el desierto. La palabra Giza significa borde. El Nilo baña una estrecha franja de tierra y el desierto localizado más allá de esta franja no era considerado parte del país. Es en este punto donde la Gran Pirámide de Giza fue construida, cumpliendo de esta manera con la profecía de Isaías antes indicada. Por otra parte la referencia más común ofrecida como prueba de la existencia de la Gran Pirámide en la Biblia se encuentra en Deuteronomio, y es luego reafirmada en el Nuevo Testamento, en Mateo, y por san Pablo, en Corintios. La Gran Pirámide es el “pilar” a que el texto hace referencia y es a su vez un altar en el sentido de que es un testigo del Señor. El sentido de altar-testigo y no de altar-sacrificio es usado varias veces en la Biblia como por ejemplo en Josué: “En consecuencia afirmamos que debemos prepararnos para construir un altar, no para sacrificios sino que sea un testigo entre Tú y nosotros y todas las generaciones por venir”.
La ciencia de la gematría se encarga de encontrar un significado al valor numérico de las palabras. En el idioma hebreo, y lo mismo sucede con el alfabeto caldeo, cada letra tiene un valor numérico particular, de tal manera que el valor numérico de una palabra equivale a la suma del valor numérico de todas sus letras. La Gran Pirámide abarca una superficie de 5,26 hectáreas aproximadamente. Su altura es de 148 metros y el lado de su base mide 232,9 metros. Pesa aproximadamente seis millones de toneladas y una de sus piedras llega a pesar unas 880 toneladas. Los secretos proféticos de la Gran Pirámide y del conjunto de la meseta de Giza, continúan en el proceso de ser descubiertos. El código bíblico descifrado por el Dr. Eli Ripps, jefe de criptografía de la Mossad, servicio de inteligencia israelí, tiene al mundo sorprendido por su exactitud y por las posibilidades de combinación que sólo pueden ser leídas mediante un sofisticado programa y con la ayuda de un potente computador. Las pruebas matemáticas de la universidad de MIT demuestran su exactitud. Lo mismo puede decirse de la Gran Pirámide, la cual no es otra cosa que una monumental “Biblia en piedra” que nos habla en un lenguaje matemático y geométrico en donde, entre otras cosas, la cronografía o eventos que han sucedido y han de suceder están consignados en las medidas y el diseño de la pirámide. Es como si Yahvé u otra civilización, inspirada por él, hubieran querido dejarnos un legado imborrable. El Círculo de Henoc, la “pulgada” y el “codo” son las unidades de medida de la Pirámide. El Círculo de Henoc es un polígono de lados infinitos y por lo tanto es símbolo de la eternidad. El profeta Henoc (o Enoch) es uno de los dos testigos a que se refiere la Biblia y que fue arrebatado al cielo, tal vez abducido por una nave extraterrestre. El otro caso conocido es el de Elías, que fue raptado por una extraña nave descrita en las Sagradas Escrituras. Henoc y Elías son los dos testigos a que se refiere el Apocalipsis, los cuales habrán de venir a dar testimonio de la verdad contra la maldad del mundo y contra el Anticristo, pudiendo condenar a la Tierra con toda clase de plagas y calamidades cuando lo estimen necesario. Al final de su mensaje, serán asesinados por las tropas del Anticristo y sus cuerpos serán vistos durante tres días, supuestamente en la plaza de San Pedro, en Roma, por toda la humanidad Roma será la sede del Anticristo por un tiempo, quien seguramente utilizará la televisión para mostrar su triunfo sobre los cuerpos sin vida de los “dos testigos”. Por otro lado, Egipto aparece aquí asociado a Roma. Al final de los tres días resucitarán y subirán al cielo para permanecer siempre en presencia de Yahvé. De acuerdo con el relato bíblico, Henoc fue raptado o abducido a los 365 años de edad y llevado a la supuesta eternidad.
El Círculo de Henoc se forma en la primera antecámara de la pirámide y sus medidas son 365,25 pulgadas. Si el número de Henoc se aproxima al número de días que tiene un año, también es posible que la medida quiera expresar esa longitud de tiempo. Sin embargo, este no parece ser el consenso entre los entendidos. La palabra inch (pulgada en inglés) seguramente se deriva del nombre “Enoch” (Henoc), siendo esta medida la base para el sistema de medidas anglosajón. En otras palabras estamos ante una palabra de origen antediluviano, durante la época de Noé. Parece ser una medida en honor al profeta Henoc. Si Henoc es uno de los dos testigos antes de la segunda venida de Cristo, entonces nos encontramos con una cronografía del Apocalipsis que no difiere a la de las “setenta semanas” contada por el profeta Daniel o por el apóstol Juan. Si tomamos cada pulgada como si fuera un año, nos encontramos ante un universo profético sorprendente, en donde las relaciones espacio-tiempo cobran una dinámica y una vida propia. Por otra parte, el codo es usado por el mismo Jesús cuando habla en el Sermón de la Montaña, según Mateo: “¿Quién de ustedes puede añadirle con pensarlo, un codo a su estatura?”. El codo es una medida tan antigua como la Biblia misma. Ya Noé la usó para construir el arca. Por otra parte en el Apocalipsis está mencionada como una medida utilizada por los mismos ángeles cuando dice: “Y él entonces midió el muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de acuerdo a la medida de un hombre, o sea del ángel”. El codo es una medida más científica y racional que el metro. El radio de la Tierra es de 10 millones de codos, mientras que un cuarto del cuadrante de la superficie terrestre, tomado desde el Polo Norte hasta el ecuador, equivale a 10 millones de metros. Para todos estos cálculos se utiliza el “codo sagrado”, que equivale a 25 pulgadas, a diferencia del codo moderno de 18 pulgadas o del codo real de 20 pulgadas usado también por los antiguos egipcios.
La Gran Pirámide se apoya sobre cuatro piedras angulares y la quinta piedra angular coronaba la cúspide, siendo ella (la cúspide) misma una pirámide perfecta y la continuación de las líneas del edificio. Fue necesaria una gran preparación para la colocación de la piedra angular. Una de las piedras angulares previstas debió tener algún problema y fue rechazada por los arquitectos en primera instancia, pero luego fue vuelta a colocar. La Biblia hace una mención especial cuando el rey David habla proféticamente refiriéndose a Jesús, simbolizado por la piedra angular: “la piedra que rechazaron los arquitectos es ahora la piedra angular”. El mismo Jesús y los profetas del Antiguo Testamento utilizaron este símbolo. Isaías profetizando acerca del Cristo dijo: “La preciosa piedra del ángulo”. Zacarías, hablando de la colocación de esta piedra en la cima del edificio terminado, en medio de grandes gozos, dijo: “Y él ciertamente sacará la piedra de remate. Habrá gritos a ella: ¡Qué encantadora¡ ¡Qué encantadora!”. Sin duda hubo gran gozo entre los constructores cuando la piedra fue colocada, terminándose así la empresa más grandiosa jamás acometida. En Job se encuentra el gozo que tuvo lugar cuando la piedra del ángulo fue puesta como la piedra de la coronación, hablando primero de las otras cuatro piedras angulares de la base: “¿En qué han sido hundidos sus pedestales con encajaduras, o quién colocó su piedra angular, cuando las estrellas de la mañana gozosamente clamaron a una, y todos los hijos de Yahvé empezaron a gritar en aplauso?”. Israel rechazó aceptar a Cristo como su piedra de la cúspide; por eso fue privada de formar la casa especial de Yahvé. Durante los años en los que el curso de los trabajos de construcción progresaban, esta piedra principal angular fue “roca de escándalo”. La forma de la pirámide representa la perfección y la plenitud, y nos habla en símbolos del plan de Yahvé. Por otra parte, el Apocalipsis hace una clara referencia al final o cúspide de los tiempos, en donde ya no habrá sino un solo pastor y un solo rebaño y se establecerá la Jerusalén celeste sobre la Tierra. Es la piedra angular de la cúspide que dirige su eje hacia el Sol del mediodía y su distancia entre la cima y la base nos da la distancia media al Sol desde la Tierra. Parece poco probable que la Gran Pirámide de Keops (o de Kufú) se hubiera construido para guardar un sarcófago vacío, cuyos tesoros jamás fueron encontrados o mencionados en ninguna de las crónicas egipcias, judías o romanas. Si en realidad guardó o no el cuerpo embalsamado del faraón no lo sabemos con certeza, aunque no es probable.
Del aspecto físico de Keops es poco lo que conocemos a no ser por una pequeña estatuilla de marfil de no más de dos pulgadas, que reposa en el Museo de El Cairo. En ella podemos apreciar al faraón sentado en su trono y podemos ver en su rostro una expresión dura y fría. Hombre de nariz aguileña parecido a Ramsés II. El nombre de Keops, o de Kufú, solía despertar terror y rechazo entre su pueblo. Su hermano Kefrén construyó la segunda pirámide, que aunque no es tan fina ni tan alta como la primera no deja de ser sorprendente. Es asombrosa la relación de las tres pirámides con la Constelación de Orión. Kefrén resultó ser tan déspota como su hermano Kufú. En cambio el faraón Mikerinos (o Menkaura), hijo de Kufú, fue amado por su pueblo, habiendo permitido el culto a otros dioses con la apertura de los templos, los cuales habían sido desterrados por su padre, extrañamente seguidor de un culto monoteísta por algún tiempo. Menkaura es también recordado por ser un juez justo y amable. Su pirámide se levanta sólo 218 pies del suelo y es la menor del conjunto, habiendo construido también tres pequeñas pirámides adicionales para albergar a miembros de su familia. Debemos al historiador Heródoto los nombres de Keops, Kefrén y Mikerinos. La historia nos cuenta como Menkaura sufrió un golpe devastador con la muerte de su hija. La expresión de dolor y melancolía aún puede verse en la estatua que muestra el rostro de este faraón, el menos apuesto de los tres. El cuerpo de su hija fue colocado en una urna de madera, recubierto con oro y llevado al templo de Sais, en el delta del Nilo. Nunca fue sepultado y allí recibía incienso día y noche en esta urna, que representaba a la diosa Isis. Fue en ese templo, en donde siglos después, el bisabuelo de Platón junto con Solón, obtuvo de los sacerdotes la información sobre la historia del hundimiento de la Atlántida. La historia de la enigmática esfinge de Giza, que parece ser un enorme león hecho, continúa siendo un misterio. Los turcos le volaron la nariz con una bala de cañón en una práctica de tiro, y no sabemos a quién representa. De manufactura posterior a la gran pirámide y con 60 pies de altura aparece como guardiana de todo el conjunto de Giza.
Aquí es conveniente hacer referencia al vidente norteamericano Édgar Cayce. En sus múltiples presentaciones públicas, Cayce logró hacer curaciones maravillosas a grandes distancias y predijo sucesos, algunos de los cuales han sido confirmados. Entre los sucesos predichos por Cayce para el siglo XX está el del descubrimiento de partes de la Atlántida y da como año posible el de 1969. Fue en ese año que se descubrieron las murallas o caminos de piedra sumergidos cerca a la isla de Bímini. Cayce, al despertar de sus trances autoinducidos, hablaba de haber visitado y obtenido la información en lo que él llamaba los Archivos Akáshikos, que él veía localizados en algún lugar subterráneo, entre la esfinge de Giza y la Gran Pirámide. También predijo que estos Archivos Akáshikos serían descubiertos en un futuro próximo. Esta peculiar historia tuvo una continuación con el hijo del Agha Khan que, en una noche de luna llena y en compañía de unos amigos, burló la vigilancia de los guardas y estuvo merodeando en los alrededores de la esfinge de Giza. Según sus propias palabras, al resbalarse por accidente, debió oprimir algún mecanismo que le permitió descubrir un pasadizo secreto. Llegó a un lugar inexplorado debajo de la esfinge en donde pudo observar un recinto lleno de máquinas fantásticas y objetos hasta entonces nunca vistos. Esta fantástica historia nunca pudo ser corroborada, puesto que al regresar a los pocos días, nunca logró encontrar de nuevo el pasadizo. Sin embargo, parece concordar de alguna manera con las extrañas visiones de Édgar Cayce y los Archivos Akáshikos. Tal vez el relato del hijo del Agha Khan concuerde con el mismo lugar al que se refiere Cayce. Para encontrar la verdad, deberíamos excavar por debajo de esos inmensos monumentos o utilizar sistemas de ondas ultrasónicas o caloríficas desde satélite, capaces de atravesar la piedra. Esos sistemas ya existen, por lo que es posible es que la verdad ya se conozca en determinadas esferas y se haya mantenido en el más estricto secreto. Predicciones como las de Cayce no son extrañas a la humanidad. Pensar que los secretos contenidos en el lenguaje geométrico-matemático de la gran pirámide de Keops son accidentales es muy improbable. Algo o alguien influenció en el faraón o en quién construyera la Gran Pirámide y lo dirigió en su ejecución. El significado de los pasadizos interiores de la Gran Pirámide, sus medidas y su disposición geométrica así lo demuestran y nos hablan con precisión de ciertas fechas claves en la historia humana y en particular de la judeo-cristiana.
Podemos acontecimientos históricos como el éxodo, la caída de Babilonia, los eventos en la vida de Alejandro Magno y de personajes sobresalientes que también han marcado el curso de la historia, como Hitler y Napoleón, el nacimiento y la crucifixión de Cristo, y los eventos apocalípticos descritos por el apóstol Juan y el profeta Daniel antes de la segunda venida del Señor. Al igual que sucedió con los cinco primeros libros sagrados de la Biblia, una vez se logre descifrar el código de la pirámide, es posible que la historia pueda encontrarse cifrada en ella. Parece evidente que existe una relación entre la Gran Pirámide y Yahvé, así como con el mundo sumergido de la Atlántida y de sus habitantes, los nefilim. Los manuscritos coptos de los primeros cristianos, localizados en Egipto, y a quienes se les debe en parte la destrucción de las imágenes y de los templos egipcios, aún afirman que la pirámide contiene un recuento de todo lo que ha sucedido en el pasado y de todas las cosas que vendrán. Es tal la perfección de la Gran Pirámide, a pesar del aparente deterioro externo causado por la intemperie, el hombre y el devenir de los siglos, que uno no puede menos que sucumbir ante su grandeza. La Gran Pirámide de Keops, además de ser la estructura más antigua de la Tierra que aún permanece en pié, es la mejor construida. El mortero entre bloques es de 1/50 de pulgada en todo el edificio. Semejante perfección es increíble si consideramos, de acuerdo con los cálculos del famoso arqueólogo Petrie, que existen cerca de 2 millones de bloques que van, en su mayoría, desde 2,5 toneladas hasta 20 toneladas, cubriendo un área de 13 acres. La gran pirámide es maciza y no hueca o rellena de tierra, como es el caso en las pirámides centroamericanas. La sofisticada tecnología de hoy día, con su precisión para cortes muy finos utilizando el rayo láser, y otras técnicas de movimiento de grandes masas, no nos permiten construir un edificio tan perfecto como la Gran Pirámide. Hay varias teorías sobre cómo fue construida, tales como mediante el esfuerzo humano, mediante la ayuda divina, utilizando Yahvé a sus ángeles, o por medio de una cultura extraterrestre. Tal vez los nefilim hubieran tenido una intervención directa en el diseño y construcción de la Gran Pirámide.
El teólogo norteamericano y experto en pirámides, Joseph Seiss, así como otros investigadores, han demostrado cómo la Gran Pirámide está localizada en el centro de gravedad de todos los continentes y es el centro exacto de toda la masa terrestre del mundo, siendo también el punto exacto en donde se cruzan el meridiano o eje terrestre más largo norte-sur, 31 grados al este de Greenwich, con el paralelo terrestre más largo este-oeste, 30 grados al norte. ¿Cómo pudieron saberlo los egipcios? Por otra parte, la Gran Pirámide es un edificio orientado con gran exactitud a los cuatro puntos cardinales. La cara norte de la pirámide está orientada con tal precisión que no existe en el mundo un edificio que la supere en ello, con sólo 3 minutos de grado de desviación del verdadero Norte, mientras que el Observatorio de París, considerado el mejor resultado de orientación realizado por el hombre moderno, está localizado con una diferencia de 6 minutos de grado del verdadero Norte. Otros los descubrimientos, que pudieron ser corroborados solamente con la telemetría espacial y los nuevos sistemas para mediciones geodésicas vieron la luz a partir de 1960. En 1975, la NASA corroboró cómo en las medidas de la gran pirámide estaban implícitas con gran exactitud las siguientes medidas, entre muchas otras: El radio ecuatorial; la medida del ecuador (representada en la base de la gran pirámide); el tamaño de la Tierra; la forma de la Tierra; la masa terrestre; la superficie terrestre; el radio polar, habiendo calculado con exactitud el achatamiento de los polos; la distancia media al Sol. El ángulo ascendente de 51 grados y 52 minutos con que se eleva el edificio, es el único que guarda la misma relación con su circunferencia así como el radio con la circunferencia del círculo. Por otra parte, la Gran Pirámide cumple con todos los cánones de “proporción áurea”, tan utilizados siglos después por los griegos en sus mejores edificios como el Partenón y descritos en los Diálogos de Platón. El número áureo o de oro (también llamado razón extrema y media, razón áurea, razón dorada, media áurea, proporción áurea y divina proporción) representado por la letra griega φ (fi), en honor al escultor griego Fidias, es un número irracional, cuyo valor aproximado es de 1,61803398874989…
Se trata de un número algebraico irracional (su representación decimal no tiene período) que posee muchas propiedades interesantes y que fue descubierto en la antigüedad, no como “unidad” sino como relación o proporción entre dos segmentos de una recta. Esta proporción se encuentra tanto en algunas figuras geométricas como en la naturaleza: en las nervaduras de las hojas de algunos árboles, en el grosor de las ramas, en el caparazón de un caracol, en los flósculos de los girasoles, etc. Asimismo, se atribuye un carácter estético a los objetos cuyas medidas guardan la proporción áurea. Algunos incluso creen que posee una importancia mística. A lo largo de la historia, se ha atribuido su inclusión en el diseño de diversas obras de arquitectura y otras artes, aunque algunos de estos casos han sido cuestionados por los estudiosos de las matemáticas y el arte. Algunos autores sugieren que el número áureo se encuentra como proporción en varias estelas de Babilonia y Asiria de alrededor de 2000 a. C. Sin embargo, no existe documentación histórica que indique que el número áureo fuera utilizado conscientemente por dichos artistas en la elaboración de las estelas. Cuando se mide una estructura compleja, es fácil obtener resultados curiosos si se tienen muchas medidas disponibles. Además, para que se pueda afirmar que el número áureo está presente, las medidas deben tomarse desde puntos significativos del objeto, pero este no es el caso de muchas hipótesis que defienden la presencia del número áureo. Por todas estas razones Mario Livio concluye que es muy improbable que los babilonios hayan descubierto el número áureo. El primero en hacer un estudio formal del número áureo fue Euclides (c. 300-265 a. C.), quien lo definió de la siguiente manera: “Se dice que una recta ha sido cortada en extrema y media razón cuando la recta entera es al segmento mayor como el segmento mayor es al segmento menor”. Euclides demostró también que este número no puede ser descrito como la razón de dos números enteros, es decir, es un número irracional.
Debido a que la Tierra tiene una forma “elipsoidal”, hoy día tratamos de reproducir las dimensiones terrestres utilizando esa forma, la cual en términos científicos es llamada geoide. Lo que parece increíble es que los egipcios hubieran utilizado el mismo sistema. La línea media hasta donde iba el recubrimiento de mármol en la Gran Pirámide, de un color distinto al del resto de la superficie, tan apreciado por los egipcios, y también por los atlantes de acuerdo con lo descrito por Platón en el diálogo del Critias. Esta línea divisoria media tiene propiedades geométricas sorprendentes, ya que al dividir la superficie de la pirámide en dos mitades, la superior equivalente a 1/2 de la inferior. Esa línea media coincide con el piso de la cámara del rey. Aunque todavía no existe una indicación de que la Gran Pirámide se extienda por debajo de la superficie y que los egipcios sólo se preocuparon de la línea por encima del horizonte, valdría el esfuerzo intentar descubrir qué tan cierto es esto. Posiblemente la Gran Pirámide está construida sobre un reflejo de sí misma, que apunta al interior y centro de la Tierra. En el caso de Etemenanki, o Torre de Babel, esta sí tenía un reflejo de sí misma y lo que se construyó por encima de la línea del horizonte del terreno, también se construyó por debajo. Es fundamental comprender aquí el plan maestro que encierra el conjunto de la meseta de Giza. Seguramente la Gran Pirámide es sólo parte de un todo y no encierra todas las respuestas sin tener en cuenta las otras dos pirámides. Los datos obtenidos de las medidas de la segunda pirámide y la teoría del cinturón de Orión lo hacen evidente. Aunque el ángulo de la segunda pirámide de Kefrén es sólo 2 1/2 grados más agudo que el de la Gran Pirámide, impresiona al observador lo inclinada que parece. Por otra parte aunque es más baja que la gran pirámide, parece más alta, ya que está construida sobre un promontorio o elevación del terreno, pero algo intrigante es el número 3, que es la clave en la construcción de esta pirámide y en los secretos que encierra. El volumen total de esta pirámide está calculado en “nebiu”, que era una medida utilizada por los antiguos egipcios, con un total aproximado de unos 3,3 millones de nebiu. Lo que sorprende es la relación que existe aquí entre la Trinidad de Yahvé y el emplazamiento de Giza. La Trinidad está representada por el número 333 y por las tres pirámides. Pero de nuevo las diferencias de la tercera pirámide de Mikerinos completan el cuadro. Es la única de las tres pirámides cuya línea media divide la superficie inferior de la superior con dos materiales distintos. La superficie inferior está hecha de granito rojo y la superior de mármol blanco. Era tan fuerte el contraste de luz, que Diodoro nos cuenta cómo la superficie inferior o primera mitad se veía negra.
La tercera pirámide fue construida con el propósito de representar el hemisferio norte. La parte cubierta por el granito rojo era de 7/16 de la superficie total de la pirámide, al igual que el hemisferio norte, cuya superficie terrestre equivale a 7/16 del total con el resto cubierto por el agua. Esto último no sucede con el hemisferio sur, el cual está cubierto en su mayoría por agua. Existen dos escuelas de piramidología. La primera afirma que los egipcios recibieron conocimientos más allá de su época, de una civilización desaparecida, que probablemente era la civilización atlante. La otra escuela afirma que el diseñador de la gran pirámide, no fue un egipcio sino un pastor-rey, huésped del faraón, quien actuó por inspiración divina. Entre los cientos de seguidores de esta última se encuentran personas notables como Isaac Newton. Otros investigadores como Eric von Daniken o el famoso egiptólogo Peter Tompkins han tratado de descubrir sus verdades ocultas. En el caso de la inspiración divina, el candidato más obvio es Abraham, el otro sería Job. Aunque esta hipótesis explica con perfección el profundo contenido y sabiduría de la gran pirámide, eso no excluye una posible combinación de las dos teorías. Muy probablemente los atlantes mantuvieron contacto con todos los pueblos de la Tierra, que los vieron como dioses (nefilim). Y, como se narra en Génesis 6, cuando tomaron a las hijas de los hombres de los pueblos conquistados, fueron los progenitores de los grandes héroes de la Antigüedad. No sería extraño entonces que esos nefilim, vistos como semidioses se hubieran mezclado con tribus semitas de pastores nómadas aún más antiguas. Recordemos cómo Yahvé tenía predilección por los pastores para anunciar ciertas cosas. Abraham y Job fueron pastores, como también lo fue David, y aquellos que recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús en la gruta de Belén. Por otra parte, la gran pirámide es 1000 años más antigua que Moisés o que Ramsés II. Los egipcios se refieren al pastor constructor-diseñador de la gran pirámide con el nombre de Filition o Filites (Fili-Ton o Filit-Tot). Esto indica otro personaje tal vez diferente a Abraham, quizás Hermes-Tot o su hijo, de quien algunos sostienen, fue el depositario de los conocimientos del sabio egipcio. El historiador judío Flavio Josefo es citado por Maneto, cuando afirma que en una época fue tan grande la influencia de los “pastores-reyes” (hyksos) del pueblo hebreo sobre los egipcios, que estos últimos “estuvieron literalmente en sus manos”. La habilidad del pueblo hebreo para negociar es conocida desde la Antigüedad, así como su extraordinaria capacidad para las matemáticas, las ciencias, la música y otras materias.
En egipcio, la palabra hyksos significa “gobernantes extranjeros”. Las tribus semíticas que invadieron Egipto en la primera parte del siglo XVII a. C., fundaron la 15a dinastía. Estas tribus nómadas estaban formadas por gentes venidas de Siria y Palestina y, después de conquistar Menfis, se establecieron en Avaris, posteriormente llamada Tanis, en la margen nororiental del delta del Nilo. A fin de perdurar en su dominio, establecieron un sistema de impuestos y permitieron a los príncipes de la antigua nobleza que continuaran reinando más allá de Menfis. Finalmente, los egipcios, durante el reinado de Amós I (1570-1546 a. C.), fundador de la 18a dinastía, lograron desterrar a los invasores. En su paso por Egipto, los hyksos introdujeron el caballo y adoptaron las costumbres egipcias así como sus nombres. Su poder militar derivado, entre otras cosas, del uso de coches livianos tirados por caballos, les dio la victoria. De acuerdo con el historiador Flavio Josefo, su habilidad como excelentes comerciantes, les abrió las rutas de intercambio con la cultura minoica, desarrollada en la edad del bronce por los aqueos en la isla de Creta, y con la misma Babilonia. Hasta el presente no se conocen de los hyksos grandes monumentos erigidos por ellos, con excepción de algunos obeliscos, templos y estatuas recientemente excavados, a no ser que la Gran Pirámide hubiera sido parte de su obra, lo cual parece poco probable, al menos de los hyksos de esa época, pues la Gran Pirámide parece ser, al menos, entre 500 y 1000 años más antigua. Pero, ¿cuáles fueron los nombres de esos hyksos, pastores-reyes, gigantes de la Antigüedad? El hecho de que se hubieran asentado en Avaris o Tanis, también llamada en la Biblia con el nombre de Zoan, hace de su proximidad geográfica con el sitio de Giza, donde está erigida la Gran Pirámide, un factor de más para vincular el edificio a los hyksos. Tanis llegó a ser uno de los grandes centros comerciales de Egipto, pero infortunadamente los sedimentos del Nilo hicieron que se desviara su tráfico comercial hacia Alejandría. En el año 174 d. C., Tanis fue destruida debido a una insurrección contra Roma. El relato de los enviados por Moisés a explorar las tierras del delta, abre las puertas para vincular a la antigua civilización egipcia del delta con los remanentes de una raza superior y, por supuesto, con los antiquísimos nefilim (raza de gigantes), descritos en Génesis 6.
Dice la Biblia en Números 13: “Y volvieron de reconocer la tierra al cabo de cuarenta días. Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cadés, y diéronles la respuesta, y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra. Y le contaron y dijeron: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fuertes; y también vimos allí los hijos de Anac. Amalec habita la tierra del mediodía; y el hetheo, y el jebuseo, y el amorrheo, habitan en el monte; y el cananeo habita junto a la mar y a la ribera del Jordán. Entonces Caleb hizo callar el pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y poseámosla; que más podremos que ella. Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y vituperaron, entre los hijos de Israel, la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella, son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los nefilim: y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos“. Ningún relato de estos exploradores menciona en forma específica a la Gran Pirámide, pero sí hace referencia a ciudades grandes y fuertes. Esto plantea la pregunta de si la Gran Pirámide ya estaba construida en ese tiempo o de si su descripción fue omitida por los exploradores. La frase “ciudades muy grandes y fuertes” puede encerrar monumentos como la gran pirámide, pero una de las cosas que más asombra es la distinción hecha entre “hombres de grande estatura” y “gigantes” o “raza de los nefilim”, descendientes de Anac (¿tal vez Atlas?). Si los “exploradores” visitaron, o no, la antiquísima ciudad de Bubastis, en el delta del Nilo, vinculada a la veneración de la diosa felina Bast o Bastet y cuyas excavaciones fueron comenzadas en 1886, no lo sabemos.
Bastet es una diosa de la mitología egipcia, también denominada Bast, cuya misión era proteger el hogar y simboliza la alegría de vivir, pues se considera la deidad de la armonía y la felicidad. El nombre griego era Bastis, equivalente a la deidad griega Artemisa. Se representaba bajo la forma de un gato doméstico, o bien como una mujer con cabeza de gato, que siempre lleva un sistro (instrumento musical) debido a que le agradaba especialmente que los humanos bailaran y tocaran música en su honor. Es la personificación de los cálidos rayos del Sol y ejercía sus poderes benéficos. Encarnaba los aspectos pacíficos de diosas peligrosas como Sejmet, que expresaban las cualidades maléficas del Sol. Como ojo de Atum, estaba asociada a la Luna y protegía los nacimientos y a las embarazadas de las enfermedades y los malos espíritus. Es una diosa pacífica pero, cuando se enfada, se transforma en una mujer con cabeza de leona, asimilándose a la diosa Sejmet y, algunas veces, es mucho más violenta que ésta. Al igual que el animal totémico que la representa, Bastet era una diosa impredecible que podía mostrarse tierna o feroz en cualquier momento. A veces aparece como hija de Ra o Atum, tomando como madre a Hathor o a Tefnut. En otras ocasiones, forma tríada con Atum o Mahes “El León de Mirada Feroz” como esposos, y con Horhekenu como hijo. Desde el Imperio Antiguo es la madre del rey al que ayuda y protege para alcanzar el cielo. Se la identificaba con la estrella Sirio, de quien se la consideraba Señora y con la deidad sumeria Inanna. Según algunos eruditos, como M. Oldfield Howey, su nombre significa la desgarradora, pese a su carácter principalmente benigno. Su culto se remonta a los primeros tiempos de la civilización egipcia, habiendo ganado notoriedad más tarde, y se la menciona en los Textos de las Pirámides y el Libro de los Muertos. La antigua ciudad de Bubastis (hoy Zagazig, en el delta del Nilo) estaba consagrada a su culto, y de allí proceden centenares de gatos momificados que fueron enterrados en su memoria. Su culto fue tan importante que en sus templos se criaron gatos que eran su representación, y a la muerte de éstos, eran cuidadosamente momificados, enterrándolos en tumbas específicas para ellos. Encontramos necrópolis de este tipo en Bubastis, Saqqara, Tanis, Beni Hassan y Tebas. Los egipcios consideraban a los gatos como manifestaciones de la diosa Bastet y, cuenta la leyenda, que se rendían ante los persas cuando éstos sostenían gatos frente a sus escudos, ya que los persas sabían que los egipcios eran capaces de rendirse antes de lastimar a algún gato. Así fue como perdieron a la ciudad de Pelusio, la actual Puerto Saíd.
En la ciudad de Bubastis se celebraba, en honor a esta diosa, la “Fiesta de la embriaguez“, donde se consumía vino en abundancia, se bailaba y se hacía sonar la música. Esta fiesta se realizaba para que la diosa Bastet se mostrara contenta y halagada, y de este modo no tomara el aspecto de una leona enfurecida. Lo importante aquí es conocer que ya para esa época existía una civilización avanzada de la cual se han desenterrado ruinas pertenecientes al tercer milenio a. C. Durante los siglos XVII a XV a. C., es muy posible que las relaciones comerciales entre Tanis y Bubastis hubieran sido estrechas, o por el contrario, hubieran sido ciudades rivales. El hecho de que los pastores-reyes (hyksos) hubieran escogido el delta para fundar a Zoan (Tanis) es muy significativo. La fertilidad del suelo, el acceso fácil al Mediterráneo y la proximidad de otros centros de comercio hicieron de ello razones poderosas para establecerse allí, así como la facilidad de establecer un vínculo comercial con la floreciente civilización de la isla de Creta. La ciudad de Bubastis fue destruida por los persas en el año 350 a. C., lo cual hizo que Tanis perdurase 211 años más como centro de comercio, antes de ser destruida por los romanos. De estos estudios se deduce que la cronología de los hyksos no se ajusta con la 4.a dinastía en la que reinara el faraón Keops, la cual es casi mil años más antigua que la fundación de Tanis, a menos que “el corto tiempo” que permanecieron los pastores-reyes, o sus descendientes, en Egipto, y al que se refieren las crónicas, hubiese durado un milenio. Joseph Seiss afirma que fue el sumo sacerdote Melquizedek, “rey de Salem” (rey de paz), el que dirigió al faraón en la construcción de la gran pirámide. Sabemos que esta persona llegó a ocupar en la jerarquía un cargo elevado, ya que fue él quien bendijo al mismo Abraham y recibió de él el diezmo. Vivía cerca de la Gran Pirámide y, aunque no tenemos sobre él mayor información, conocemos que no era un egipcio y que no profesó el culto politeísta prevaleciente en aquella época. Bien hubiera podido ser uno de los hyksos (pastores-reyes) a los que se refieren las crónicas egipcias. Por otra parte surgen las dudas de si Melquizedek fue el escogido para esta labor, ya que su avanzada edad, tal vez, no le hubiese permitido ver concluida su obra y es esta otra de las razones por las que el nombre de Abraham surge como posible candidato.
Pero si ni Abraham, ni Melquizedek, ni su descendencia, fueron los pastores-reyes, ¿de dónde vino el semita responsable por la construcción de la gran pirámide, al cual se refirió el sacerdote egipcio en las crónicas del historiador Flavio Josefo con el nombre de Filition o Filites?. En este caso, ¿quién fue el misterioso Filites? Otras pistas dadas por la Biblia, que se ajustan más a un soberano de la 4.a dinastía, señalan a Job como el constructor de la Gran Pirámide y también, al igual que Abraham, con profundos conocimientos astronómicos. Según el libro de Job, en la Biblia: “Y respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo: ¿Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como varón tus lomos; yo te preguntaré, y hazme saber tú. ¿Dónde estabas cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus basas? ¿O quién puso su piedra angular? ¿Cuándo las estrellas todas del alba alababan y se regocijaban todos los hijos de Yahvé?”. Joseph Seiss nos dice que el objetivo de Yahvé es convencer a Job de su incompetencia para juzgarlo y comprenderlo. Y de nuevo, más adelante, en el libro de Job puede leerse: “¿Podrás tú impedir las delicias de las Pléyades, o desatarás las ligaduras del Orión? ¿Sacarás tú a su tiempo los signos de los cielos, o guiarás el Arcturo con sus hijos?“. Sorprendentemente esta es una referencia explícita a la Constelación de Orión, cuyo centro, o sea el cinturón de Orión formado por tres estrellas que arman, por así decirlo, la constelación, coincide exactamente con la localización y tamaño de las tres pirámides de la meseta de Giza. Fotografías de satélite de las tres pirámides pueden superponerse sobre la magnificación telescópica de las tres estrellas del cinturón de Orión, coincidiendo en forma perfecta. Este hecho que obviamente no puede ser una simple coincidencia debido a la precisión matemática con que está ejecutado, en donde cada pirámide tiene el tamaño adecuado para inscribir su cuadrado dentro del círculo luminoso de cada estrella, abre de nuevo la pregunta de cómo lo hicieron. Aún hoy día esa precisión es difícil de obtener y para ello se requiere un gran telescopio y la tecnología de la fotografía satelital, así como la ayuda de un computador. La Gran Pirámide actúa como una gran máquina estelar o máquina solar. El libro de Job es posible que sea uno de los más antiguos de la Biblia, inclusive anterior al libro del Génesis. Las costumbres descritas en él, presuponen una civilización anterior a las conocidas.
Job se erigió en sacerdote de su propia familia. Sin embargo, la humanidad antigua no registra un caso semejante. Por otra parte, la catástrofe descrita en el libro de Job, adquiere las proporciones de un drama cósmico como ningún otro descrito en la Biblia. Algunas de las instancias son de por sí muy extrañas, en especial el diálogo entre Yahvé y el demonio. Un demonio que tiene libertad de presentarse ante Yahvé a fin de retarlo en cuanto a la fe del hombre se refiere. Esa serpiente antigua, diablo o Satanás, está en todas partes de la narración, causando estragos de toda índole al pobre y afligido Job. Si la gran pirámide estuvo dirigida por Job con inspiración divina, no sería de extrañar que hubiera sido Job el Filites del que habló el sacerdote egipcio, siendo el propósito de la pirámide, entre otros, el de dejar un testimonio profético de “ese como monte grande ardiendo que cayó (y otro que caerá) en la tierra”, descrito en el capítulo 8 del Apocalipsis de San Juan y que está anunciado para una fecha próxima. Los profetas conocen que lo que aconteció volverá a suceder en la espiral de la historia. Algunos llegan a extender el origen de la gran pirámide hasta unos 14 000 a. C., y otros afirman que su construcción data de unos 2565 a. C. En 1954, un barco funerario de madera, de 38 metros de largo y con la representación del faraón, fue encontrado intacto cerca a la Gran Pirámide. Muchos faraones se apoderaron de las obras de otros para perpetuar sus nombres. Además de ser una enorme e indestructible “Biblia en piedra”, cabe preguntar aquí cuáles hubiesen podido ser otros de sus propósitos. Son tan variadas las propuestas como arqueólogos hay. Algunas otras teorías proponen a la Gran Pirámide como una especie de faro interplanetario a ser visto a gran distancia de la Tierra. Imaginemos la piedra angular revestida de oro o de otro material reflectante. En este caso podría ser vista desde el espacio como un foco luminoso a plena luz del día. Otras de las propuestas son que podría ser una gran fábrica para descomponer el agua en sus dos componentes básicos de hidrógeno y oxígeno. de todos modos, no parece que hubiese sido posible su construcción sin la tecnología de los nefilim o de los atlantes.
Exploraciones realizadas por el trasbordador espacial utilizando el radar SIR-C/X-SAR (Spaceborne Imaging Radar-C/X-band Synthetic Aperture Radar), capaz de “ver” bajo la superficie, especialmente la arenosa, a una profundidad de unos 5 metros, facilitaron informaciones muy precisas sobre el mapa subterráneo de la meseta de Giza. Pero la negativa y hermetismo del Gobierno egipcio a dejar que se hiciesen públicos los resultados de dicha exploración, hacen presuponer que algo muy importante fue descubierto en ese lugar. Aunque 5 metros no son suficientes para descubrir el supuesto inmenso mundo oculto de Egipto, son una buena base para comenzar. Es muy posible que el lugar donde se encuentran los famosos “Archivos Akáshikos” predichos por Édgar Cayce, que él veía en algún lugar subterráneo entre la Gran Pirámide y la Esfinge, hayan sido descubiertos. O quizás las misteriosas cámaras secretas descubiertas accidentalmente por el hijo del Agha Khan. Durante el mes de octubre de 1994, el trasbordador espacial, con el uso del radar mencionado, descubrió al sureste de Libia, en una región del desierto del Sahara, en el norte de África, una serie de canales o valles inactivos de riego, que el Dr. John F. McCauley, investigador del servicio geológico de los Estados Unidos, afirma que fueron creados por la mano del hombre y no son simples accidentes geográficos. En otras palabras, los antiguos demostraron tener una gran tecnología en el manejo de esclusas y de flujos de agua. Aunque el mencionado radar fue desarrollado como parte de la estrategia militar para detectar arsenales y bunkers escondidos bajo tierra, se ha convertido también en una formidable herramienta de investigación arqueológica. Pero existe otra herramienta para “ver” bajo tierra, aún más poderosa que el radar descrito. Se trata del HAARP (High Frecuency Active Auroral Research Program), cuyo uso puede llegar a ser tan o más peligroso que el arsenal nuclear en su conjunto. Parece que estos avances tecnológicos se basan en las teorías del famoso científico serbio, Nicola Tesla, nacionalizado en los Estados Unidos, y quien fuera propuesto para un Premio Nobel por sus descubrimientos en electricidad y magnetismo. Las teorías de Tesla demuestran cómo el HAARP puede llevar a la extinción, en cuestión de minutos, de la vida en toda la Tierra. Tesla murió en el año de 1943 y fue el inventor del generador de corriente alterna y sus ideas dieron origen al radar moderno. Entre sus muchos inventos hubo uno que fue el generador de alta frecuencia con el cual logró encender una chispa eléctrica con una longitud de 41 metros y encender 200 lámparas a una distancia de 40 km sin utilizar ningún alambre.
En la década de los noventa el Departamento de Defensa de los Estados Unidos desarrolló, basado en estas ideas, un sistema que funciona como un radiotelescopio al revés. En otras palabras, en lugar de recibir señales, el HAARP emite un rayo electromagnético de alta frecuencia con el cual se bombardea un punto específico de la ionósfera, capa cargada con partículas eléctricas que envuelve la Tierra. O sea, el rayo actúa como un calentador ionosférico sobre la capa más alta de la atmósfera, entre 40 y 600 millas sobre la superficie terrestre. Una vez el rayo alcanza su objetivo, se devuelve a la Tierra ampliado miles de veces y penetra todo lo que encuentra a su paso, esté vivo o muerto. Su propósito primario, según los militares, es explotar la ionósfera con fines de defensa, permitiendo entre otras cosas, la comunicación con los submarinos a grandes profundidades. Después del supuesto accidente extraterrestre de Roswell en 1947, la idea de desarrollar un sistema defensivo o de búsqueda de vida y naves no identificadas o con capacidades de viajes interestelares, así como sus lugares de escondite terrestre, caló en las mentes del alto mando militar norteamericano. Por miedo al ridículo o al pánico que ello pudiera generar, aunque los militares no lo aceptaron públicamente, coordinaron un plan secreto, combinando algunos de los hallazgos de Roswell con las ideas de Tesla, y en cuatro décadas lograron su propósito. Para estos efectos se construyó en Alaska un inmenso complejo de antenas de bombardeo con sistemas de alta frecuencia. Pero como pasa siempre con los secretos, en 1990 un memorando se escapó al control de los agentes del Gobierno estadounidense, llamando la atención de cómo el sistema había llegado a generar un límite más allá del cual los procesos del “plasma” atmosférico podrían escaparse en el espacio. En otras palabras, la burbuja de “plasma atmosférico” dentro de la cual se halla la Tierra, está siendo cortada con incisiones a distancia, agrandadas por el movimiento de rotación. Ello implica que, según estas informaciones, la burbuja podría estar a punto de estallar.
Inmediatamente, los militares norteamericanos, con una actuación de encubrimiento, trataron de demostrar las bondades del proyecto, entre ellas: La posibilidad de explotar misiles termonucleares a distancia, algo digno de la guerra de las galaxias; mejorar la comunicación con los submarinos; mejorar la comunicación con los sistemas de radares usados actualmente; interferir con las comunicaciones sobre grandes áreas sin perjudicar las comunicaciones intra-militares; buscar sitios de escondites subterráneos de arsenales de destrucción masiva; utilizar el sistema para encontrar grandes depósitos minerales, de gas y de petróleo; o detectar vuelos de naves a baja altura y misiles de crucero con una tecnología de gran precisión. Pero, por otra parte, según algunos científicos, estamos al borde de una catástrofe de magnitud universal, en un plan tan ultra-secreto que ni siquiera el Congreso de los Estados Unidos tiene acceso a él. Entre las posibilidades secretas del HAARP se dice que puede lograr el control masivo de poblaciones al alterar o modificar las ondas electromagnéticas en el cerebro humano, las cuales pueden ser llevadas a la autodestrucción, controlando niveles de agresión o inclusive el suicidio colectivo, la apatía, la inhabilidad para combatir o la desorientación temporal o permanente. Su uso podría ser plenamente operativo en menos de 20 años. El control del viento y de las estaciones también es posible, así como la producción de ciertos gases en la atmósfera, incluyendo ozono, nitrógeno, etc. Otra posibilidad es la ruptura y calentamiento de ciertas zonas en la litósfera, provocando terremotos, maremotos e incrementando la actividad volcánica. Según estas previsiones, el mundo estaría al borde del colapso y un cierto tipo de esclavitud sería implantada de nuevo. El control estricto de toda forma social podría ser impuesto en forma brutal y permanente, para ser explotado en beneficio de la élite dominante. pero volviendo a nuestro tema, algunos resultados y hallazgos del HAARP muestran inmensas cavernas y túneles, dando la apariencia de superestructuras que se encuentran en la litósfera, o sea la capa que comprende la corteza y el manto superior, y con profundidades que fluctúan hasta los 60 y 100 km bajo la superficie. Esta discontinuidad presentó características hasta entonces nunca vistas con la misma claridad de una ecografía.
El Departamento de Defensa USA ordenó que los hallazgos se mantuvieran en el más estricto secreto, inclusive a los ojos del gobierno, hasta no esclarecer más algunos puntos. Otros hallazgos tuvieron lugar en la zona de El Cairo y en los alrededores de la gran pirámide, y aún se está discutiendo la posibilidad de compartir la información con el Gobierno egipcio. La cultura del uso de subterráneos ha vuelto a cobrar fuerza ante las amenazas de guerra química, bacteriológica y nuclear que se ciernen sobre el mundo. En países como Suiza es obligatorio que cada construcción nueva tenga un sótano a prueba de radiación y pertrechos suficientes para un año. Los túneles bajo las enormes montañas de los Alpes también han sido adecuados para recibir a la población civil y, a diferencia de los americanos, sin distingos de ninguna clase. Las nuevas embajadas de los Estados Unidos muestran sobre la superficie sólo una mínima parte de su área total construida, y por lo general están ubicadas cerca de aeropuertos, con rutas de evacuación subterráneas. Sus complejos enterrados son autosuficientes para subsistir durante un largo período, inclusive un “invierno nuclear”. Entonces, ¿sería absurdo considerar que una cultura milenaria, debido a un terrible flagelo, hubiese encontrado una respuesta obligada para su hábitat, ocultándose a los ojos de los habitantes de la superficie en las profundidades de la Tierra, con el secreto más largo y mejor resguardado de todos los tiempos? Podríamos decir que puede existir una civilización “intra-terrestre” en contraposición a una civilización “extraterrestre”. Son demasiados los secretos y las verdades matemáticas conectadas con la gran pirámide de Keops y sus secretos parecen no terminar nunca. No cabe duda que la sabiduría que encierra no pudo deberse a un hombre sin haber recibido en herencia los secretos de una cultura muy sofisticada, conocedora profunda de las matemáticas, la astronomía, la astrofísica, la geografía, la historia, y capaz de profetizar el futuro.
Si uno viaja a Perú y visita Cuzco, los muros incas, los vestigios del Templo del Sol y Machu Picchu, uno tiene la oportunidad de cruzar el río Urubamba, uno de los afluentes más importantes del Amazonas. El “gran río” es descrito por Ezequiel o en la historia de Jasón y los argonautas, que forma parte de la mitología griega. El viaje de Jason a “Colchis” para rescatar el “vellocino de oro“, está también vinculada a esta parte del Nuevo Mundo. Infortunadamente, los historiadores han interpretado el viaje como la búsqueda de un tesoro en base a la mitología griega, no dándose cuenta que lo relatado es quizás uno de los recuerdos humanos fragmentados más antiguos de que se tenga noticia. Jasón y los Argonautas probablemente nos explican la antigua historia de El Dorado. En la mitología griega, la historia de Jasón y la tripulación de héroes por él reunida, ocupa un lugar importante, siendo una de las más antiguas. La historia narra las increíbles peripecias que tuvo que afrontar Jasón para recuperar su derecho como legítimo heredero al trono, el cual le había sido usurpado de sus manos por su medio hermano Pelias. Una de las condiciones impuestas por Pelias, quien esperaba que Jasón muriera en su viaje, requería que Jasón recuperara el “vellocino de oro”, que se encontraba en el misterioso reino de Colchis en donde reinaba el rey Aetes (¿Atlas o algún descendiente suyo?). Aunque algunos historiadores afirman que la ciudad de Colchis era vecina del mar Negro, a la luz de otras investigaciones históricas nos encontramos con algo sorprendente, que indica que Colchis estaba en América. De acuerdo con antiguos mapas, uno de los cuales se encuentra en la colección de cartografía antigua del Museo de Leningrado, puede observarse cómo se ha modificado el continente americano y cómo en una época era posible penetrar por el Amazonas y seguir su curso hasta conectarse con los grandes lagos existentes, durante el invierno de esa época, en las montañas de los Andes y de allí pasar al río Paraná, para finalmente desembocar en el río de la Plata. Es muy posible que Machu Picchu sea la famosa ciudad de Colchis a la cual hace referencia la historia de Jasón y sus argonautas. La historia del tesoro de El Dorado, nunca encontrado pero del cual hablan los mitos y leyendas, concuerda con el viaje de Jasón a buscar el vellocino de oro. El tesoro griego (o tesoro cátaro), tan vinculado a los secretos de los caballeros templarios, tampoco nunca apareció. La razón es más simple y a la vez más compleja de lo que parece. Otro inmenso tesoro, “cuál no lo volverá a haber” está relatado en el Critias de Platón, cuando describe el muro forrado de oro alrededor del templo de Poseidón y el templo mismo con una cúpula forrada también en oro y que hoy día yace en el fondo del mar.
Si estudiamos un mapa en donde se hallen las masas terrestres de hace 100 millones de años, el Mediterráneo y el Atlántico eran el mismo mar, siendo posible navegarlo y penetrar por el estuario del río Amazonas, para luego conectar con el origen del río Paraguay, afluente del río de la Plata, y salir de nuevo al Atlántico. De allí se podría penetrar por lo que es hoy la desembocadura del río Congo, para luego ir bordeando la costa sur de la masa terrestre de África del norte, formada por lo que es hoy Marruecos, Libia y Tunisia, y luego remontar hacia el norte bordeando lo que es hoy día el valle del Nilo, para desembocar al Mediterráneo y llegar de nuevo a Grecia. Otra posibilidad para la realización del mismo viaje, podría haber sido la circunnavegación de la masa terrestre de África del norte, partiendo de Grecia y llegando a ella nuevamente. Esto supondría cruzar a pie un pequeño estrecho de tierra que unía África y América. El mismo recorrido pudo hacerse hace 3 o 4000 años, con la diferencia de que el Argos se hubiera visto forzado a cruzar el Atlántico. Este último ha sido cruzado por barcos de juncos como los que se observan en el lago Titicaca, aprovechando las corrientes marinas. El barco Argos al que se le debe el término de “argonautas” contaba con 50 tripulantes de la nobleza griega escogidos por Jasón. Entre ellos estaban Hércules, Cástor y Pólux, Peleus y Orfeo. Después de increíbles peripecias y estando en Colchis, Jasón cayó prisionero del rey Aetes. Pero, para fortuna suya, Medea, la hija del rey, se enamoró locamente de Jasón y le ayudó en su escape hasta llegar a Grecia. Jasón se desposó con ella, pero le fue infiel y Medea al enterarse, asesinó a los hijos que había tenido con Jasón y se escapó en un coche tirado por “dragones”. Siguiendo el curso natural del río Urubamba, el riachuelo se convierte en un río imponente, moviéndose con fuerza por entre los desfiladeros con un estruendo ensordecedor y haciendo honor a su nombre. Al otro lado del río aún pueden verse las terrazas sostenidas por las murallas de piedra que los incas utilizaron para cultivar la tierra, similares a las terrazas en las zonas montañosas de la China, utilizadas para cultivar arroz. Una tecnología común parecía unir todos los continentes.
Hay un extraño relato que se encuentra en el evangelio Mormón, según el cual, unos emigrantes de Jerusalén, hacia el año 600 a. C., llegaron a América bajo el mando de Lehi. Luego de establecerse en el Nuevo Mundo, se fueron dividiendo, degenerando y peleando grandes batallas. se dice que Jesucristo mismo, después de su resurrección, se apareció en el Nuevo Mundo a una de estas tribus hacia el año 1421 d. C. Los nefitas fueron aniquilados por los lamanitas, hombres de piel oscura, quienes fueron los ancestros de los nativos americanos. Si bien este evangelio pretende adaptarse a la tradición judeo-cristiana, podría decirse que también cuestiona algunas enseñanzas y aspectos bíblicos y añade una nueva dimensión a la historia del Nuevo Mundo. Llama la atención aquí, la parte concerniente al color de la piel de los habitantes americanos. Es factible que los lamanitas descritos en el libro de Mormón se mezclaron con otras razas asiáticas o mongólicas y que los primeros habitantes de la Atlántida vinieran antes de Asia que de Europa. El paso por el estrecho de Bering, que separa el Océano Pacífico del Océano Ártico entre Alaska y Asia, es de unos escasos 82 kilómetros. A medio camino se encuentran las islas del Pequeño y del Gran Diómede. El ruso Semyon Ivanov Dezhnyov las navegó en 1648 y fueron nuevamente exploradas por el navegante danés Vitus Bering en 1728. Posteriormente fueron exploradas por los marineros británicos James Cook y Frederick William Beechey. Afirmar que el ruso fue el primero en descubrir el estrecho es atentar contra la historia, pues el color de los habitantes del Nuevo Mundo antes de Colón, demuestra lo contrario. Machu Picchu es un mudo testimonio en piedra de una de las razas indígenas más inteligentes de América. Los incas no hubieran podido escoger un mejor enclave para su ciudad sagrada. Sin embargo, sorprende la tenacidad de los españoles de la época de la conquista y su sed por encontrar el tesoro de El Dorado. No descansaron hasta llegar al santuario escondido en medio de los picos agrestes de los Andes, protegido en su base por el rio Urubamba, que lo circunda como el foso de un castillo medieval, para luego saquearlo y destruirlo. En la época moderna fue redescubierta, en 1911, por el americano Hiram Bingham, de origen alemán. No aparecía descrito en las crónicas incas ni españolas, permaneciendo escondida como último refugio de ese pueblo. Si estudiamos un mapa actual del continente suramericano, de nuevo podremos observar, cómo uno de los afluentes originarios del río Amazonas y cómo otro de los del río Paraná que va a unirse con el río Paraguay y luego con el río Uruguay hasta confundirse con el río de la Plata, ambos nacen en un lugar próximo el uno del otro. Ambos ríos recorren miles de kilómetros que los va apartando hasta desembocar en el Atlántico. Del delta del Amazonas, en Belén de Pará, hasta el estuario del río de la Plata, en Buenos Aires, hay miles de kilómetros. Sin embargo, en el punto medio del origen de estos dos grandes ríos, se encuentra Machu Picchu.
Por extraño que parezca, el profeta Ezequiel hace una mención muy explícita al río Amazonas. Ningún otro río cumple en forma tan completa lo descrito por él. Por otra parte, el mar a que se refiere no puede ser el Mediterráneo sino el Atlántico y ese río no es otro que el Amazonas. Y, probablemente, Cuzco o Machu Picchu son los lugares en donde será edificado ese templo, la Jerusalén celeste, la supuesta morada de Jesús sobre la Tierra cuando venga a establecer su reinado de justicia sentado en su trono sostenido por querubines. En Cuzco aún se conserva un muro semicircular de piedra y que fuera parte del llamado Templo del Sol. En este lugar, según lo narrado en el evangelio Mormón, estuvo edificado inicialmente el templo construido por las tribus semitas que emigraron a América. Las guerras y las mezclas de sangre con los habitantes del Nuevo Mundo fueron borrando toda huella y toda creencia de esa cultura. Será en ese lugar, según ese evangelio, en donde se construya el templo de la Ciudad de Yahvé después de la segunda venida de Cristo a la Tierra. Eso no está lejos de lo narrado por Ezequiel, que dice: “El agua que sale del templo. Después me hizo volver a la entrada de la casa; y vi aguas que salían por debajo del umbral de la casa al oriente; pues la fachada de la Casa estaba al oriente. Las aguas descendían debajo el lado derecho de la casa, al sur del altar. Y me sacó fuera por la puerta septentrional, y me hizo dar una vuelta, por el camino de afuera, hasta la puerta exterior que mira al oriente, y vi cómo las aguas salían por el lado derecho. Cuando aquel varón salió hacia el oriente, con la cuerda que llevaba en la mano, midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas; y las aguas (me llegaban) hasta los tobillos. Otra vez midió mil y me hizo pasar por las aguas, y las aguas (me llegaban) hasta las rodillas. Otra vez midió mil, y me hizo pasar, y las aguas (me llegaban) hasta la cintura. Midió (otros) mil; y era ya un río que no podía pasar, porque habían crecido las aguas; eran aguas para nadar, un río que no podía atravesarse. Y me dijo: “¿Has visto, hijo de hombre?”. Luego hízome volver a la orilla del río. Y cuando hube vuelto, vi sobre la orilla del río muchísimos árboles, a una y otra parte. Entonces me dijo: Estas aguas que corren hacia la región oriental, bajan al Araba y entran en el mar, en el mar Salado, cuyas aguas quedarán saneadas. Y a dondequiera que llegue ese río, vivirá toda suerte de seres vivientes que nadan, y habrá muchísimos peces; porque al llegar allí estas aguas, quedarán saneadas (las del mar); y a dondequiera que llegue el río, habrá vida. A sus orillas estarán los pescadores y desde Engaddí hasta En-Eglaín será un tendedero de redes. Las especies de sus peces serán como los peces del mar grande, y de muchísima abundancia. Pero sus lagunas y sus juncales no se sanearán; serán dejados para salinas. A lo largo del río, en sus riberas de una y otra parte, crecerá toda suerte de árboles frutales, cuyas hojas nunca caerán y cuyo fruto nunca faltará. Darán nuevos frutos cada mes, pues sus aguas salen del santuario. Y serán sus frutos para comida, y sus hojas para medicina“.
No existe otro río en el mundo como el descrito por el profeta Ezequiel. Sin duda se refiere al más grande e importante de todas las fuentes de agua, el río-océano como algunos le llaman. Sus peces son como los peces del mar y el Amazonas cuenta con el ecosistema más rico del mundo. Durante la época lluviosa, se desborda sobre sus orillas, haciendo imposible divisar un lado del otro y en algunas partes su anchura llega a los 50 kilómetros, alcanzando en su desembocadura los 80 kilómetros. Es la tierra de la marabunta y del jaguar, de los manatíes y los delfines rosados, de los inmensos caimanes y de las pirañas, de las tortugas, las “cachamas” y “las payaras”, peces con afiladísimos dientes que recuerdan a las barracudas del mar. Al anochecer los monos aulladores lanzan sus gritos despidiéndose del día y anunciando a los intrusos. Abajo entre los charcos de agua y en las orillas del río, los enormes güíos, serpientes que alcanzan más de 7 metros, buscan una presa fácil entre las “lapas” y los “chigüiros”, los roedores más grandes del mundo, que se acercan a beber. Y los sonidos de millones de insectos y de aves que anidan en los árboles y en las orillas del río se comunican en una cadena interminable de miles de kilómetros. En un punto intermedio entre el puerto de Manaos y el delta se encuentra el puerto de Obidos, alcanzando el río en este lugar más de 90 metros de profundidad. No se conoce cuántos ríos tributarios tiene el Amazonas. Solo en Brasil existen más de 200, de los cuales hay 100 navegables. Con la fotografía satelital se ha logrado demostrar que el Amazonas es el río más largo del mundo, habiéndole quitado ese primer puesto al Nilo. La isla de Marajó, en el delta, con 36 000 kilómetros cuadrados, es el sitio más fértil y húmedo del mundo. El estuario de penetración en el Atlántico es de unos 240 kilómetros de ancho y los depósitos del delta han formado cientos de pequeñas islas. Cuando hay luna llena, el mar parece querer competir con el río y se eleva enfurecido penetrando su estuario con olas que alcanzan hasta cinco metros de altura, las cuales barren las orillas remontando hasta unos 650 kilómetros de la desembocadura. En el Amazonas todo es majestuoso. Y, sin embargo, alguna civilización muy antigua y que hoy día no conocemos, tuvo la osadía de trazar cientos de kilómetros de canales navegables en medio de la selva. Si fueron los atlantes, la historia no lo dice, pero estas obras parecen indicarlo.
El nombre del Amazonas se debe, según algunos, a las tribus compuestas por mujeres guerreras de gran estatura llamadas amazonas las cuales forman también parte de la mitología griega y que, según la tradición, vivían en este lugar. ¿Pero de dónde puede provenir una leyenda como esta? ¿Estuvieron los griegos en América? Al estudiar los viajes de Jasón, hemos visto como los griegos conocían este continente más de lo que imaginábamos. Por otra parte, los atlantes llegaron antes que los griegos. Un barco prehistórico, que recuerda la forma de los barcos atlantes, es empleado hoy día por los pescadores y navegantes indígenas del lago Titicaca, en Bolivia. Volando por encima del Amazonas, puede observarse que se pierde en el horizonte como una enorme serpiente, unas veces plateada, otras dorada con el brillo del sol. A través del enorme mar verde de la selva del Amazonas, cubierta por espesas selvas, no se divisa ningún rastro de civilización. Hay millones de árboles y plantas exóticas y medicinales cubriendo cientos de miles de kilómetros. Es tan densa la selva que su suelo es oscuro, escasamente penetrado por la luz del sol. El Amazonas es la última frontera a ser explorada por el hombre y la fábrica de oxígeno más importante de la Tierra. La destrucción del ecosistema amazónico, que desgraciadamente se está produciendo, sería una de las catástrofes más grandes de la humanidad y conllevaría a la casi extinción de la vida sobre la superficie del planeta. Aunque la tecnología de construcción en piedra de Machu Picchu es muy avanzada, no presenta, a diferencia de Sacsahuamán, ensambles poliangulares en sus recintos ni murallas, pudiéndose observar desde todo ángulo, la montaña sagrada y protectora de Guaina Picchu. Las murallas megalíticas de Sacsahuamán, de proporciones descomunales, con piedras de varias toneladas de peso, demuestran una tecnología muy sofisticado, que puede asociarse con la tecnología megalítica egipcia o con la de las ruinas de Tirinto, en la península griega del Peloponeso.
Tirinto fue una fortaleza sobre una colina que fue ocupada hace más de siete mil años, desde el comienzo de la Edad del Bronce. Es un emplazamiento arqueológico micénico en el nomos griego de la Argólida, en la península del Peloponeso, algunos kilómetros al norte de Nauplia. Alcanzó su cénit entre el 1400 a. C. y el 1200 a. C. Sus elementos más notables fueron su palacio, sus túneles o pasadizos y dos anillos de murallas ciclópeas, sobre todo estas últimas, puesto que le otorgaron a la ciudad el epíteto homérico de Tirinto, la de grandes murallas. En la Antigüedad, la ciudad se relacionó con la mitología en torno a Hércules. Algunas fuentes sitúan aquí su nacimiento. La civilización micénica es una civilización prehelénica del Heládico reciente (final de la Edad del Bronce). Obtiene su nombre de la villa de Micenas, situada en el Peloponeso. Esta civilización fue descubierta a finales del siglo XIX por Heinrich Schliemann quien hizo excavaciones en Micenas (1874) y Tirinto (1886). Schliemann cree haber encontrado el mundo descrito por las epopeyas de Homero, la Ilíada y la Odisea. En una tumba micénica descubre una máscara que denomina «máscara de Agamenón». Igualmente se bautiza como «palacio de Néstor» un palacio excavado en Pilos. Habrá que esperar a los estudios de Arthur Evans, de comienzos del siglo XX, para que el mundo micénico adquiera una autonomía propia con respecto a la civilización minoica, que la precede cronológicamente. En las excavaciones de Cnosos (Creta), Evans descubre miles de tablillas de arcilla, cocidas accidentalmente durante el incendio del palacio, hacia el 1450 a. C. Bautiza esta escritura como «lineal B», puesto que lo estima más avanzado que el lineal A. En 1952, el desciframiento del lineal B ―identificado como un tipo de griego antiguo― por Michael Ventris y John Chadwick traslada la civilización micénica de la protohistoria a la historia, y la inserta en su posición correcta dentro de la Edad del bronce del mundo egeo. Sin embargo, las tablillas de lineal B siguen siendo una fuente de información muy escasa. Añadiendo las inscripciones sobre jarrones, no representan más que unos 5000 textos, mientras que se calcula que hay varias centenas de millares de tablillas sumerias y acadias. Además, los textos son cortos y de carácter administrativo: se trata de inventarios y otros documentos contables que no estaban destinados al archivo. Sin embargo, tienen la ventaja de mostrar una visión objetiva de su mundo, sin la marca de la propaganda real. El palacio de Tirinto (finales del siglo XIII a. C.) estaba defendido no sólo por su doble muralla sino que también estaba dispuesto para que se tuviese que transitar por una serie de patios cerrados y atravesar dos puertas en forma de H antes de alcanzar el pórtico de entrada al megaron. El famoso megaron del palacio de Tirinto tiene un amplio vestíbulo, habitación principal en la que estuvo el trono. El lugar llegó a su declive con el fin del período micénico, y quedó totalmente olvidado con el paso del tiempo. Pausanias lo visitó en el siglo II a. C.
Desde la montaña de Guaina Picchu el paisaje es soberbio. Puede verse el río Urubamba serpenteando por entre las montañas y la ciudad de Machu Picchu, cubierta parcialmente por la niebla. Pueden observarse algunas de sus estructuras de piedra y el valle, que corta la ciudad en dos. Algo curioso es que no hay una secuencia rítmica en los escalones tallados en la montaña y que la secuencia de los mismos más bien obedece a alguna razón misteriosa o ritual que a una razón práctica. Las fuentes incas megalíticas también sugieren una raíz anclada en el pasado. Por increíble que parezca, su sistema de ingeniería ha permitido que el agua haya fluido durante siglos sin secarse nunca. Platón nos narra la cultura del agua desarrollada por los atlantes, que alcanzó un notable grado de sofisticación, con gigantescos canales de riego y comunicación, baños y fuentes termales. El canal de Corinto, en Grecia, es una obra monumental también con raíces tecnológicas en esta cultura atlante sumergida.
El monte de Guaina Picchu tiene un significado secreto. Bajo la luz del atardecer se muestra toda ella formando la cabeza gigantesca de un faraón, con los escalones pegados al risco simulando las líneas horizontales de la toca que cubría la cabeza, recordando a la gran esfinge de Giza, con la posible representación del faraón Kefrén. De acuerdo con el culto egipcio de la muerte, la luz indicada para iluminar la tumba de un faraón muerto era la de la tarde. Al igual que en los templos de Abú Simbel, la luz de la tarde era la que iluminaba durante una vez al año y sólo a cierta hora; la estatua al fondo del templo de Abú Simbel, representando a Ramsés II. En el Metropolitan Museum de Nueva York, entre la exhibición de objetos antiguos, puden verse dos pequeños artefactos de color verdoso y unidos entre sí por lo que parecían ser unos alambres de cobre oxidado. La etiqueta decía: “Pilas electrolíticas encontradas al norte, en las costas de Venezuela. 6000 años de antigüedad”. En uno de los altorrelieves tallados en la piedra, en Egipto, puede verse lo que parece ser una enorme bombilla. Con ella, los egipcios podían detectar ciertas marcas ocultas a los ojos de otros. Si la utilizaron para encubrir secretos o en su culto a los muertos, no lo sabemos con certeza. La producción de luz negra es una tecnología desconocida para muchos pueblos de la Tierra y solamente utilizada por el hombre moderno con el redescubrimiento de la electricidad. Hoy día, la luz negra se usa, entre otras cosas, para descubrir falsificaciones de cuadros famosos y marcas invisibles a simple vista. Al recordar el relato de la Atlántida por parte de Platón, vemos que se indica que era punto de paso de todos los navíos y el centro del mundo de esa época. La influencia de la isla-continente tocaba todas las costas del Mediterráneo, penetrando por la desembocadura de los grandes ríos, remontando el Nilo, quizás hasta sus fuentes mismas en el lago Victoria, o al menos hasta la primera catarata, más allá de los pantanos de Deir-el-Bahari. Sin duda su radio de acción, tocando también las islas Azores, las islas Canarias y las puertas mismas del África frente a los montes Atlas, hoy día tierra de las tribus nómadas de los beréberes del desierto. Pero aquí hay otra de las claves. Platón nos habla en el Critias del hermoso color azul turquesa utilizado por los atlantes para vestirse. Hasta hoy día, las tribus nómadas del desierto se cubren la cara debajo de su manto negro, con una tela de color azul turquesa, seguramente recuerdo de aquellos colores que usaron sus antepasados.
Es una verdadera lástima los conocimientos que se perdieron con el incendio de los 500.000 volúmenes de la Biblioteca de Alejandría. Por ello no podemos dejar pasar ni un pequeño detalle que nos ayude a formar el rompecabezas de la historia. Existe una creencia entre esas tribus beréberes del desierto del Sahara, que nos relata que, en la Antigüedad, una mujer de gran tamaño y fuerza fue elegida reina suya. Su tumba se veneraba en un lugar secreto y cuando fue excavada por los ingleses, hace casi un siglo, se encontró un esqueleto femenino de más de 5 metros de largo, rodeado de un círculo de piedras. Su nombre, de acuerdo con la tradición, era el de Tina-Hinan o Atina-Hinan, que no es otra cosa que el origen o equivalente al nombre dado a la diosa Atenas. Del otro lado del Atlántico, la influencia atlante también tocó las costas de América del Norte y remontó por el Mississippi hasta el corazón del continente. Existen también profundas huellas en México, Guatemala y en Suramérica, penetrando por el Amazonas hasta sitios tan distantes como Sacsahuamán, el desierto de Nazca, en el Perú, y el lago Titicaca, en Bolivia, asiento de Tiahuanaco, cuyos templos son los más antiguos de esta parte del Nuevo Mundo, con casi 12.000 años de antigüedad. Muy probablemente, la civilización egipcia, así como el conocimiento y los secretos de la construcción en piedra, utilizando grandes monolitos, son parte de la herencia atlante dispersa por el mundo. Si en un vuelo se sigue, desde Chile hacia el norte, la ruta andina de las grandes montañas, majestuosos volcanes y picos nevados, antes de entrar al Perú, podemos ver una montaña de color sepia, desprovista de toda vegetación. En su parte más alta, podemos ver un tridente de grandes proporciones, tallado en el costado y apuntando hacia el valle de Nazca. El significado del tridente está relacionado con Poseidón.
Existe un lenguaje prebabélico, común a todas las razas y pueblos, de donde se desprenden todas las lenguas conocidas con escritura propia a lo largo de la historia de la humanidad. Es el lenguaje escrito antes de la destrucción de la Torre de Babel, palabra que significa históricamente “puerta de Yahvé. Curiosamente, la palabra Abel significa con Yahvé, y en el diccionario de angelología coincide con el nombre de un ángel del mismo nombre. En el idioma asirio-babilónico, la palabra Babel se escribe bab-ili y significa “puerta de Yahvé”. Sin embargo, en el idioma hebreo, el capítulo 11 del Génesis sugiere dos orígenes: Babel significa Babilonia y balal significa confusión. Por otra parte el falso dios Baal, que adoraban los babilonios, es posible que se refiera a la “puerta de Baal”, o en un contexto teológico, “puerta del demonio“, o “del falso Yahvé“. Esto debió ser razón suficiente para haber despertado la ira del único Yahvé. La Torre de Etemenanki o de Babel fue erigida en la planicie de Shinar por los descendientes de Noé. Y muchos años después, Etemenanki fue reconstruida por el rey Nabopolasar y su hijo Nabucodonosor II. De acuerdo con el relato bíblico, la intención de los constructores era que la torre alcanzara el cielo, para desde allí, poder dialogar cara a cara con Yahvé, como si los hombres fueran sus iguales. Tal vez estamos frente a una hipotética torre de lanzamiento de naves estelares. La respuesta de Yahvé no se hizo esperar, derrumbó la torre y envió un castigo que consistió en la confusión de las lenguas, después de la cual los hombres se distribuyeron sobre la faz de la Tierra. Observando este relato bajo otro prisma, el cataclismo que sumergió la Atlántida, puede haber sido el origen del mito de aquella civilización, cuyos hombres gigantes se sintieron semidioses y construyeron un templo dedicado a Poseidón, padre del rey Atlas. Hasta hoy día asociamos a Poseidón con el demonio y su tridente es usado por los satanistas como símbolo perverso. En la mitología griega, Poseidón después del hundimiento fue convertido en rey del mar y posteriormente fue incorporado en la mitología de los dioses romanos. Y, de allí, el tridente pasó al cristianismo como símbolo del demonio. El hundimiento de la Atlántida, con sus inmensas torres, observatorios, templos y edificios, sin duda debieron de ser recordados por muchas leyendas y mitos de civilizaciones posteriores. Y no es sorprendente que se intentar emularlas. La gran pirámide de Egipto, la Torre de Babel, las pirámides de Tical, o la ciudad sagrada de pirámides de Teotihuacán, los templos o pirámides mayas en Guatemala, la ciudad sagrada de Machu Picchu, etc. Es apenas obvio que con el hundimiento de la isla-continente, el lenguaje común de los atlantes, que se había hecho extensivo a todas sus colonias, se perdiera, y numerosos pueblos y dialectos tomaran sus propios caminos.